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mis tres suicidios

Tema en 'Poesía realista (sin premios)' comenzado por jose villa, 27 de Junio de 2017. Respuestas: 1 | Visitas: 370

  1. jose villa

    jose villa Poeta que considera el portal su segunda casa

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    2 de Julio de 2008
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    la primera vez que me suicidé
    tenía 21 años y todo el cabello y todos los dientes
    y una novia de 17 llamada roxane
    que se pasó todo el puto velorio llorando
    y diciendo que iba a matarse porque no soportaba
    la idea de seguir viviendo sin mí
    "era un tipo maravilloso, un fuera de serie -precisaba roxane-
    y podía aguantar cogiendo más de 2 horas sin correrse";
    a mi entierro fue todo el pueblo,
    la primera vez que me suicidé,
    recitaron poemas, soltaron globos de color blanco
    tocaron los mariachis durante horas
    y el alcalde decretó tres días de luto municipal

    la segunda vez que me suicidé
    tenía 45 años, estaba gordo y calvo y
    mi dentadura era un puto asco
    tenía cirrosis, dos divorcios, 7 hijos, deudas por todas partes
    y vivía solo en un hotel de mala muerte a las afueras del pueblo
    donde en mis ratos libres (cuando no le estaba dando a la puta botella)
    escribía algún poema o me hacía una paja o miraba el periódico
    para ver si hallaba una oferta de empleo lo suficientemente atractiva
    (nunca hallé ninguna, siempre solicitaban menores de 25 con 30 años de experiencia)
    me colgué con una sábana sucia y apestosa
    del puto ventilador descompuesto del techo
    y estuve tres días colgando allí arriba hasta que una de mis ex mujeres
    fue a buscarme para reclamar que llevaba 6 meses sin pagarle la pensión alimenticia
    y los niños estaban muertos de hambre y la de 14 ya se prostituía a cambio de cerveza
    "¡hijo de la gran puta, ojalá te pudras en el infierno, pedazo de mierda!"
    -fue su conmovedor comentario al entrar en el cuarto y encontrarse con mi cadáver-
    me enterraron ese mismo día por culpa de la peste que despedía mi cuerpo
    y aparte del enterrador y una docena de perros vagabundos atraídos por la pestilencia
    a mi entierro no fue más que mi hijo lucrecio, el primogénito
    que se sacó el pito cuando metieron mi cajón en el hoyo
    y me echó encima un buen chorro de meados
    y un escupitajo para rematar

    la tercera vez que me suicidé
    tenía 64 años, cáncer de próstata, un riñón inservible
    y ya no escribía poesía ni tampoco bebía
    porque llevaba 5 años en la cárcel cumpliendo una condena de 199 años
    por los asesinatos con violación, descuartizamiento y canibalismo
    de 14 mujeres, cometidos entre 1985 y 1988,
    y en la cárcel no acostumbran darle alcohol a los internos;
    lo que si me daban, y de sobra
    era por el culo, a todas horas
    de conformidad con esa ley no escrita de la prisión según la cual
    el que a hierro mata a hierro muere;
    me suicidé metiendo la cabeza en el inodoro
    mientras el negro ramírez me enculaba en uno de los cubículos de los baños;
    "me estaba cogiendo tranquilamente a ese puto degenerado
    -contó luego el negro ramírez-
    cuando de pronto me percaté de que tenía hundida la cabeza en la mierda y ya no respiraba"
    me enterraron una mañana nublada de principios de julio
    en un agujero que excavaron el fondo del patio de la cárcel
    y encima del cual construyeron luego una especie de altar a la vírgen maría
    cuya parte trasera es utilizada en la actualidad como guarida por los carceleros maricas
    para que los matones más brutales les hagan gelatina el culo

    ahora he cumplido los 89 y vivo en el asilo municipal para vejestorios inservibles
    tengo alzheimer y me cago encima a cada rato
    ya no recuerdo quién soy ni qué hice ni dónde estuve
    y en todo caso no me importa saberlo
    algunas tardes recibo la visita de personas que no conozco
    que me traen chocolates y peluches y pendejadas de esas
    y se sientan a mi lado en la cama y se ponen a contarme
    espeluznantes historias con las increíbles aventuras de un tal josé villa;
    les digo que corten el puto rollo porque en realidad me chupa un huevo
    lo que sea que haya hecho ese pendejo
    pero ellos se ríen y siguen de todos modos con el puto bla bla bla
    hasta que la encargada del piso se asoma por fin a la puerta
    y les dice que se acabó el tiempo, que es hora de dejarme descansar
    cuando se van les pido por su reputísima madre
    que ya no me traigan más chocolates ni peluches ni mierdas de esas
    y que mejor se los metan por el culo

    "y si de verdad no pueden aguantarse las ganas de traerme alguna cosa, hijos de la chingada
    no se hagan pendejos y tráiganme un puto tequila y un churrote de maría"

    .
     
    #1
    A Blooming Magnolia y Mónica Andrea les gusta esto.
  2. ¿Solamente tres?

    Cuenta nuevamente, te aseguro que hay muchas más.
     
    #2

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