Mono ambulante

La carnes de unas pocas palabras, viajan tejiendo invisibilidades, Situaciones inesperadas.

Buscan algún indicio de la no realidad.

Más que de unos pasos muertos. Creo estar más cerca de mí mismo.

En la oscurescencia de una ciudad, que todo lo satiriza, que todo lo encierra, seré obsecuente al frío morbo del silencio.

Siempre hay lugar para todo.
Hay circunstancias que no sabemos manejar y nos hundimos en nuestra propia nebulosidad.
También se puede disfrutar de los malos momentos.

A través de la nada oculta en mí, busco quizá perpetuarme en la confinidad.

El egoísmo me lleva hacia el otro lado de la nieve invisible del constructivismo, convirtiendo cada objeto y cosificando cada ser, o lo que está ahí fuera de mí. Transportándolo todo a la perspectiva de mi unicidad.

La piel de vidrio exterioriza lo inmemorial de la razón.

La paralización de un propio espanto, me ha automatizado.

Vuelvo a morir una y tantas veces como sea necesario y sin remediación, vuelvo a nacer.

Puja la incurabilidad de los espacios absolutos.

Prima la actividad mono ambulante de los citadinos grises, buscando un reflejo teorizante.

La búsqueda consiste en encontrarse asimismo, en tal vez, una melodía absurda, una imagen abstracta, un pensamiento estéril…