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morir de amor

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por mariano dupont, 3 de Enero de 2015. Respuestas: 4 | Visitas: 310

  1. mariano dupont

    mariano dupont Poeta fiel al portal

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    MUTILACIÓN


    Las botellas reflejaban el destello de las luces sobre el vidrio y las caras que rodeaban la escena recibían las palideces de una claridad difusa.

    El boliche Le Coq era un lugar de onda que había adquirido la pátina, el carácter y su “ser” con el añejamiento de horas y de años entre copas eternas y lentas charlas de nihilistas aficionados.

    El hombre maduro pero no viejo, había estado en ese lugar hacía muchísimos años y durante muchas noches felices, pero ahora lo sentía como una pesadilla oscura y era un mal recuerdo.

    Era un personaje del que se diría bello y de buen porte pero que un buen observador descubriría en el fondo de esas pupilas muy suyas, una mirada decaída y unos ojos vacíos y atemporales.

    Había una sensación casi glacial en el gesto anunciando que ningún estimulo seria lo suficientemente intenso como para elevarlo a la satisfacción de la alegría, de la felicidad y aun menos al umbral del placer.

    Después de tantos años evocaba aquellas noches junto a la mujer que hoy era el fin de sus desvelos, recordando innumerables horas que derrochaban por el placer de convivirlas y dilapidarlas juntos, y que el transcurrir de esa época las hacía muy cortas por lo intensas.

    Pero a veces el presente y el futuro no cumplen con las decisiones del pasado, y no solo que no las cumplen sino que las desvirtúan en la ruleta misteriosa y trágica de la vida.

    Lo cierto era que por muchas razones no debería encontrarse con ella, y no ahora únicamente sino que ese encuentro no debería ocurrir.

    Tuvo necesidad de visitar el boliche

    Le Coq al que no había visto en muchísimos años, y nunca se le ocurrió pensar que fuera probabilisticamente posible encontrarse después de tanto tiempo con esa mujer y en aquel bar.

    ¿Qué extraño designio trajo al hombre a este lugar?.

    Mi amigo no habría sabido responder esa pregunta si se la hubieran formulado en ese momento.

    Pero tengo conocimiento de los terribles sufrimientos que ha padecido y de las dudas eternas de lo bien o lo mal que pudo haber procedido, dadas las circunstancias, con su antigua amante.

    Había abandonado bruscamente y sin aviso a la mujer hacia demasiado tiempo y treinta años lo contemplaban y lo atormentaban.

    Ahora era mi buen amigo un zombi, un espectro, un alma en pena, un ser destrozado por la vida.

    Y el tortuoso destino ya había dispuesto con su arbitrariedad que esa noche se encontraran.

    ¡Y esa noche se encontraron!...¿Será cierto que Dios dispone?...

    El extraño estaba profundamente reconcentrado en el caos de sus pensamientos que giraban alocadamente por los laberintos emocionales de su memoria y por las oscuridades de su conciencia en las honduras extrañas de su mente.

    Y de pronto ¡ ocurrió!...Ella había llegado y sus ojos, por cosas que solo el destino puede explicar, lo primero que encontraron fueron los ojos del hombre…


    Abruptamente sus miradas quedaron prendidas una de otra, quedaron congeladas en el aire como aves de mal agüero, como negras aves de malos presagios.

    Fueron segundos, fue el pasado, fueron reproches que flotaban con malignos designios…fue la eternidad.

    El tiempo quedó paralizado en el ángulo cerrado del estupor y se quedó sin movimiento como un reloj de cartón.

    La música sonaba acariciada por la voz de Edith Piaf con su aterciopelado color de pasión, orfandad y extraño dolor que hacia de coro a los recuerdos de amargura brotando de aquellas miradas que guardaban el sufrimiento mas profundo.


    Ella estaba erguida como un junco rígido, estilizada, tenue, real y fantástica al mismo tiempo, con la mirada de siempre de lejanía y de ausencia. Vestida de blanco como una paloma, como un jazmín, etérea como una nube de gasa que se reflejaba como una aparición extraordinaria en el pesado y dorado espejo Luis xv.

    Llevaba por único joyel una rosa roja en el corpiño que resaltaba sobre su piel de porcelana.

    La elocuencia del momento eran las palabras que no se pronunciaban.

    Y ahí comenzó la danza del champagne en el desafío de un rudo copeo, como queriendo encontrar las respuestas en el fondo de los vasos agotados que volvían a llenarse con asiduidad y con apurado anhelo.

    Muy borrachos estaban los amantes como para preguntarse cosas y reflexionar.

    Cuando al final llegó la intimidad, nada fue paz, y estalló el pasado como mil tormentas de odio, de venganza y de desesperación…

    Vendaval de mil pasiones en erupción, agresión verbal, emocional…animal, con la rabia de años de incógnita , de angustia y de rencor.

    Ambos estaban extraviados entre el desconcierto y la profunda intoxicación de vino…el hombre cerca del coma alcohólico.

    Las ropas comenzaron a desnudar los cuerpos y a caer liberadas al piso.

    Los ojos desorbitados del borracho eran llamaradas y la horrible carcajada descontrolada era como la de un alienado total.

    Una náusea sartreriana y los esfínteres sin contención provocaron el estallido final y le cubrieron de vómito, de orín y de excremento el cuerpo…salpicando el piso y la pared y empapando a la mujer borracha con la inmundicia que se deslizaba por su piel de terciopelo y de jazmín.

    Ella también culminó en fuertes arcadas y vómito, derramando la tibieza de su orinar sobre la piel de ambos.

    Y el espantoso destino acabando todo…con un delirante final.

    Las fláccidas piernas apartadas del funesto ser pusieron de la mujer a la mirada, diez centímetros de una huella que exhibía diez puntadas que cerraban el tajo de una feroz mutilación.



    Y el repugnante y pequeño orificio que había dejado el bisturí se lucia impudoroso manando en suave reguero como continuada lágrima lo que dificultosamente brotaba de su vejiga.

    Porque, aquel dia, no solo su virilidad había sido lo que el viento se llevó.

    Las miradas de incredulidad, de locura y de espantoso horror no encontraban la mas mínima respuesta a la inquisitoria del alma hundida en la mas profunda tragedia existencial.

    Entonces de nada sirvieron las palabras.

    Ni la existencia, ni las dimensiones, ni los colores, ni el tiempo.

    Había dos cuerpos estrechados yaciendo en el piso.

    Y por fin estaban sonriendo en paz.

    ¡Un hombre y una mujer estaban muriendo de amor!
     
    #1
    Última modificación: 3 de Enero de 2015
  2. ladulcec

    ladulcec Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Bueno, imaginaba algo distinto cuando dos mueren de amor, diría más romántico, pero nada se escapa a la mente y al actuar humano, somos impredecibles, y en algún momento se saltan los demonios...
    Me ha llamado la atención tu prosa, siempre hay mucho mas en el fondo.
    Un abrazo de sábado con bastante calor aquí
     
    #2
  3. Lourdes C

    Lourdes C POETISA DEL AMOR

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    Interesante prosa. El tiempo no perdona. Grato leerte. Saludos.
     
    #3
  4. mariano dupont

    mariano dupont Poeta fiel al portal

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    muy buena onda para vos.
    es cierto, hay cosas mas románticas.
    pero lo trágico es la exacerbación del romanticismo.
    y una mutilación es trágica.
     
    #4
  5. mariano dupont

    mariano dupont Poeta fiel al portal

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    muchas gracias Lourdes
    buena onda
    y
    cabeza fresca
     
    #5

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