Mucho humo, mucho alcohol

Tomé entonces un cigarrillo entre mis dedos y comencé a pensar en ella mientras el humo bailaba poético en el aire. Hace tiempo ya que no la veía, hace tiempo ya que todo había acabado y aún en mis adentros conservaba un cariño estropeado y sucio. No era capaz de sacarla de mi mente por más que lo intentaba y aunque quería odiarla, sus besos y palabras permanecían vívidos en mí. No sé muy bien si es cuando estoy ebrio o drogado que el subconsciente trae a mí su maldita y resplandeciente imagen, pero, mierda, cómo quiero a la desgraciada puta ésta y a pesar de que sé que es lo peor que pudo pasar a mi jodida existencia, no puedo concebir mi vida si no es a su lado, no puedo concebir mi boca en otros labios, no puedo concebir mi amor en otro ser y es que su vida se adhirió a la mía y ahora no puedo despegarla, no sé restar su mitad a mi corazón...

Todavía no estoy seguro si podría equivocarme otra vez... ha sido divertido.
En esta noche en que la soledad es inherente en mí como lo es el dolor en mi vida y sólo el asqueroso sabor del vino barato y el danzante humo de un cigarrillo casi a su final son mi compañía; en esta noche en que sólo la anormalidad de mis sentidos y mi cuerpo la traen a mi mente; en esta noche en que soy consciente de que no estoy en los cabales... sólo hoy, en esta noche, puedo asegurar con veracidad y certeza de que la amo...