Mundos internos

​

Constantemente proponiendo teorías elusivas, forjando enunciados y pronósticos, llenos de prototipos invisibles, argumentando mecanizadas estrategias de defensa, mi cerebro hilvana comedias bizarras, satirizando el contenido real de mensajes meramente dogmáticos que, él mismo propone proyectar en mis sueños.
Tiñe hasta el hartazgo de pesadillas catatónicas, las imágenes que genera, con el fin de atesorar algún detalle que, del que por cierto no me participa mientras estoy despierto.
Cada vez más creo que, mi mente archiva datos, corrobora estadísticas y riesgos, al mismo tiempo que testea y desarrolla perspectivas.
Pero aun así, niega celosamente la información, confiscándola hasta cerciorarse de mi conversión a la somnolienta diaria, de modo que, es allí el momento en que se digna a proyectar gráficamente vestigios cargados de logogrifos, perpetuos hieroglíficos infectando de angustia mis accesos de interpretación. Como si tal formato fuera a vulnerarlo, propone un disecado potabilizando el resultado final, logrando distorsionar las diferentes cuestiones de mi universo personal.
Más no conforme y vigilante, adopta su modo pausa, y libera un sistema anti vulnerabilidad, que le asegura el resguardo de su estatus de plenitud, al proporcionar acertijos en pos de la información que, deberé descifrar en mis más profundas fantasías reales mientras duerma.
Parecería no poseer la capacidad de ofrecer las soluciones que considera y por consiguiente anula su estado consciente automáticamente, con la creencia absoluta de mi no preparación.
¿Es asequible pensar que, sus cálculos representen la solución de mis problemas en los sueños?
Me pregunto.
¿Es factible que tanto el cerebro, como mis sentidos, no estén configurados en la subconsciencia del tiempo real?
Reflexivo y abatido,
¡Me dije!
Amerita este nuevo paradigma en mi vida, un análisis que me deja un aprendizaje inconmensurable. Entonces deberé por consiguiente dejar fluir mi mente y no pretender interpretarlo como lo hice hasta ahora, tan tozudamente.
¡Será la más grande conquista en lo personal!
De no hacerlo así, estallaría en la locura, por la no comprensión, de intentar domesticar la delgada línea de mi ser, que aun no comprendo, que ni siquiera intuyo y que no me pertenece. La delgada línea que existe entre mis propios mundos internos.