MutilaciÓn

MUTILACIÓN



Las botellas reflejaban el destello de las luces sobre el vidrio y las caras que rodeaban la escena recibían las palideces de una claridad difusa.
Sin lugar a dudas, "Le Coq", era un boliche de onda, concebido en su momento, por un conocedor de muy buena idea para la cosa, pero que había adquirido la pátina, el carácter y su "ser", con el añejamiento de horas y de años entre copas eternas y amanecidas charlas nihilistas.
El hombre maduro, pero no viejo, habia estado en ese lugar hacia casi treinta años.
Era un personaje del que se diría bello y de buen porte pero que una buena observación destacaría en el fondo de esas fijas pupilas muy suyas, una mirada decaída y unos ojos vacios y atemporales.
Había una sensación casi glacial en el gesto anunciando que ningún estimulo seria lo suficientemente intenso como para elevarlo a la satisfacción de la alegria, de la felicidad y aun menos al umbral del placer.
Después de tantos años evocaba aquellas noches con esa mujer, recordando innumerables horas que derrochaban por el placer de convivirlas juntos.
Tuvo necesidad de visitar el boliche Le Coq al que no había visto en casi trinta años y nunca se le ocurrió pensar que fuera probabilisticamente posible encontrarse después de tanto tiempo con esa mujer de en aquel bar.

Que extraño designio trajo al hombre a este lugar ?.
Mi amigo no habría sabido responder esa pregunta si se la hubieran formulado en ese momento.
Pero tengo conoicimiento de los terribles sufrimientos que ha padecido y de las dudas eternas de lo bien o lo mal que pudo haber procedido, dadas las circunstancias, con su muy querida amante.
Para él era un tema obsesivo...ella tiene la mirada color del tiempo, decía, las pestañas son como las de una gacela. Las pupilas mas brillantes que las piedras sudafricanas, me comentaba, y yo ahora lo hubiera escuchado.

El tortuoso destino ya había dispuesto con su arbitrariedad que esa noche se encontrarian.
La atención del hombre estaba profundamente reconcentrada en el caos de sus pensamientos que giraban alocadamente por los meandros y laberintos emocionales de su memoria y por las oscuridades de su conciencia en las profundidades extrañas de su mente.
Y de pronto ...¡ocurrió!...
Ella había llegado y sus ojos, por cosas que solo el destino puede explicar,
lo primero que encontraron fue los ojos del hombre...
El tiempo quedó paralizado en el ángulo cerrado del estupor y se quedo sin movimiento como un reloj de carton.
Ella estaba erguida como un junco rigido, estilizada, tenue, real y fantastica al mismo tiempo, con la mirada de siempre de lejanía y de ausencia.
Vestida de blanco como una paloma, como un jazmín, etérea como una nube de gasa, que se reflejaba como una aparición extraordinaria en el pesado y dorado espejo estilo Luis xv.
La elocuencia del momento eran las palabras que no se pronunciaban.
Y...ahí comenzó la danza del champagne en el desafío de un rudo copeo, como queriendo encontrar las respuestas en el fondo de las copas vacias que volvían a llenarse con asiduidad y con apurada ansiedad.
El hombre proponia ese alocado galope sin fin de esa carrera del alcohol que ella aceptaba casi con alivio.
Muy borrachos estaban ambos como para reflexionar y preguntarse cosas. ¿Porqué había desaparecido este hombre hacia casi treinta años en forma tan abrupta?.
Cuando por fin llegó la intimidad,nada fue paz, y estallo el pasado como mil tormentas de odio, de venganza y desesperación...
...con la furia que arrastra un universo...
...con la ferocidad de los fuegos mas intensos...
Con la rabia de treinta años de incógnita, de angustia y de rencor.
Los dos borrachos estaban extraviados entre el desconcierto y la profunda intoxicación del vino...el hombre cerca del coma alcohólico.
Las ropas comenzaron a desnudar los cuerpos y a caer liberadas al piso.
Los ojos desorbitados del borracho eran llamaradas, y la horrible carcajada era como la de un alienado total.
Una náusea sartreriana y los esfinteres sin continencia provocaron el estallido final y le cubrieron de vómito, de orín, y de materia fecal el cuerpo...salpicando el piso y la pared y empapando a la mujer borracha con la inmundicia que se deslizaba por su piel de terciopelo y de jazmín.
Ella tambien culminó en fuertes arcadas y vómito, derramando la tibieza de su orinar y de su diarrea histérica y nerviosa sobre la piel de ambos.
Y el horrible destino acabando todo en un delirante final.
Las piernas desnudas y abiertas del hombre destrozado en el piso, pusieron de la mujer a la mirada, diez centimetros de una espantosa cicatriz, que cerraba diez puntadas de una atroz mutilación.
Y el repugnante y pequeño orificio que había incrustado el bisturí se exhibía impudoroso, manando en suave reguero, como continuada lagrima, las reservas de su vejiga destrozada por la brutalidad del maligno cáncer.
Porque no solo su virilidad...había sido lo que el viento se llevó hacia casi treinta años...

Las miradas de incredulidad, de locura y de espantoso horror no encontraban la mas mínima respuesta a la inquisitoria desgarradora del alma, hundida en la mas profunda tragedia existencial.

...Entonces de nada sirvieron las palabras...
Ni la existencia, ni las dimensiones, ni los colores, ni el tiempo...
Había dos cuerpos estrechados y abrazados en el suelo.
Y estaban sonriendo en paz.
...¡Un hombre y una mujer estaban muriendo de amor!...

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Está muy bien relatado Mariano. La verdad es que detalle no se ta va ninguno. Un léxico acorde con la historia que atrapa desde la primera línea. Tienes esa facilidad para explayarte en el relato y me parece que al igual que quienes hacemos Poesía, entras en trance cuando te pones a escribir porque la secuencia que tiene tienen tus ideas es siempre perfecta. En ningún momento cambias de rumbo y suele suceder en los escritores de este estilo que pierden el Norte. Así como cuando se alarga un libro, le cambias el final varias veces, otro giro, otra bifurcación y tú, bien gracias. De eso puedes sentirte orgulloso. Ignoro si tengas libros pero podrías empezar a pensarlo. Es es el comienzo de un proyecto y tus historias son comerciales, hombre. Vamos, a ponerle ganas y por lo pronto sigue escribiendo. Y te he tomado el hilo.
Pero el final fue escabroso, repugnante, un drama de la vida no más. Así es la vida, para allá vamos. Pudo haber sido distinto ya que se encontraron y no estaban viejos. Por lo menos podían pasarla bien unos cuantos años, solo por el cáncer del caballero pero con la felicidad dicen que hasta el cáncer se cura.
Mañana seguimos en tus cosas que no te he leído ni corregido. Me gusta mucho. Un abrazo. Buenas noches Mariano.
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muchisimas gracias Margarita....