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Nace un guerrero

Tema en 'Prosa: Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por Crivas92, 29 de Julio de 2014. Respuestas: 0 | Visitas: 658

  1. Crivas92

    Crivas92 Poeta recién llegado

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    29 de Enero de 2014
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    Hombre
    Él toma su espada con la mano derecha y presiona el mango con fuerza, sus músculos se marcan en su antebrazo, con fiereza en los ojos observa su sombra parada frente a él, esperando un paso para atacar. Él tiene miedo, se teme a sí mismo, porque no conoce los límites de su poder, por años el miedo no le ha permitido descubrirlos.

    Sam, ese es su nombre, blande su espada y con velocidad corta el viento, su sombra lo esquiva con facilidad y en un solo movimiento le hace un profundo tajo por la cintura, Sam siente un frío en su vientre que va de lado a lado, sus músculos se sueltan pero no hay dolor, sus ojos dejan caer lágrimas y un nudo muy duro en su garganta no le permite eliminar la impotencia que contiene. Su vida pierde el sentido que en algún momento le quiso dar, queda débil, solo, sintiendo mucho frio.

    Recuerda cuando era un pequeño, corriendo entre los árboles, viendo la luz filtrándose entre sus copas color vida, recuerda la fortaleza que sentía, sus ganas de aprender, en algún momento sus pies estaban muy pegados al suelo, muy estables y, sin embargo, capaz de volar a la realidad que quisiera y vencer al más poderoso de los monstruos, al más temible y desalmado.

    Ahora estaba muriendo, viendo sus órganos derramarse sobre el pasto repleto de sangre, intentando ponerlos nuevamente en su lugar con sus manos sucias. Cae al piso casi sin fuerzas, su cara se pega a la tierra, unas hiervas le hacen cosquillas en la nariz, pero no tiene el poder para acomodarse, su vida se escapa de sus manos, su pasión decanta sobre el piso y es derramada por los suelos que lo soportan, sus músculos se relajan, sus ojos se cierran, los vuelve a abrir con dificultad, pero le pesan.

    Recuerda ese día que la vio por primera vez caminando bajo ese árbol sobre el cual él estaba trepado, llevaba un vestido sujeto por la cintura y suelto desde las caderas y joyas de esmeralda que entonaban con las hojas; sus hombros estaban descubiertos, su cabello, sujeto con una adorable trenza, tenía el color de la tierra de cultivo recién arada, sus penetrantes ojos color caramelo eran resaltados por un fino y sutil maquillaje casi imperceptible, sus manos y sus pies eran pequeños y delicados. Él bajó de un salto y las saludó, pues la chica que la acompañaba era su prima. Quiso hacerse el interesante pero no funcionó, apenas la miró a los ojos se desarmó, su pequeña espada cayó al suelo y su armadura se desvaneció como gotas de rocío arrastradas por el viento, no supo que decirle, ellas se despidieron con una sonrisa porque estaban apuradas y él se sintió tonto, no entendía que esa era su primera prueba como guerrero, llegar a ella, desnudar su alma y, así desnudo, atreverse a tocarla.

    Su piel se torna grisácea sobre la hierba y las hojas secas, la espesa sangre se mescla con las partículas de la tierra y se mescla con las hojas formando un barro que ensucia sus ropas. Su cuerpo pierde su magia, poco a poco se convierte en nada más que un objeto, sus ojos se van apagando. Su sombra también cae al piso con los ojos blancos, sus rodillas se embarran con la sangre diluida en la tierra, empieza a soltar gemidos de dolor. Sangre sale por la boca y la nariz de Sam, ambos morían en ese momento.

    Entre la oscuridad que pintan sus párpados, Sam visualiza el rostro de ella entre luces imaginarias, solo quiere verla una vez más, morir al menos con el corazón lleno con su belleza. Y por un costado se escurre la imagen de un recuerdo pasado, el día que su padre lo encontró mirándola de lejos.

    ¿Qué pasa campeón?
    Nada pa' - respondió Sam sin despegar la mirada -.
    ¿Es linda, no?

    ¿Quién? - pregunta Sam rompiendo la mirada asustado, el frío no dejaba de atravesar su cuerpo, su estómago se sentía algo revuelto.

    Tu madre, Sam.

    Sam volteó a la puerta de su casa, ella los saludaba con la sonrisa más dulce, llevaba un vestido largo de telas muy finas, unos guantes que llegaban hasta por encima de sus codos y una vincha con una gran gema en el centro.

    Guarda tu espada campeón, parece que mamá nos llama.

    Sam tomó su pequeña espada con sus guantes de de cuero y la envainó mientras se levantaba.

    ¿Sam? - preguntó papá con una sonrisa sobre su fuerte barba mientras guardaba su larga y poderosa espada en su vaina - Si quieres conseguir a la tuya olvídalo, no vas a hacerlo nunca.

    Sam se sintió confundido y avergonzado por un instante, ridículo e insignificante.

    No vas a conseguirla si piensas en conseguirla. Podrás vivir con ella tu aventura si logras vencerte primero.

    ¿Qué quieres decir con "vencerte"?

    Armarte en tus virtudes y desarmar tus debilidades, alinearte con tus deseos e ir por lo que crees que es bueno, no, por eso que amas.

    Sam ahora lo entendía, pero no se sentía a la altura, se había traicionado a sí mismo y ahora se dejaba llevar por la muerte que lo disipaba en el viento, mientras la veía una vez más en sus pensamientos. Dentro de su mente ella lo miraba con una sonrisa en su rostro, y siguió así hasta que de pronto dejó de verse hermosa; sus ojos se apagaron, su cabello perdió su brillo y movimiento, notó con más claridad las imperfecciones de su piel, su tez empezó a secarse, el fondo se tornaba negro y las luces que la rodeaban desaparecieron. Unos brazos negros que salieron del fondo se la llevaron delicadamente, Sam estaba confundido, asustado, su corazón latía inquieto, el frío le tiró una cachetada en el alma, y en esa álgida obscuridad, una pequeña luz bajó, un punto de luz que brillaba con la intensidad del Sol siendo visto de frente en una tarde de verano.

    ¿Qué eres? ¿Qué está pasando? - preguntó Sam -.

    Yo soy tu estrella - respondió con una voz adorable y diminuta -.

    ¿Estrella? ¿Como las que salen por las noches?

    Así es, solo que estoy dentro de ti, soy esa luz que ilumina tus noches y la de las demás personas, soy esa luz que emana de ti cuando te estás amando, cuando te das a conocer, cuando haces un buen chiste, cuando luchas con fiereza, cuando haces que otra persona sonría o llore, cuando logras que se sienta más viva. Soy la proyección de tu alma que toca a las de las demás personas cuando das lo mejor de ti y se funde con las estrellas de los demás haciéndolas brillar aún más. Soy también esa música que escuchan tus padres cuando te ven jugar.

    ¿Eres algo así como mi corazón?

    A veces me llaman corazón, pero yo no soy algo puntual, soy luz y toda la extensión de mi fulgor es lo que soy, así que a veces me pierdo entre otras cosas, así que nunca soy algo específico.

    No, no entiendo bien lo que me dices.

    Es porque no es importante - respondió la luz, Sam notó ternura en sus palabras -.

    ¿Y qué haces aquí?

    Cuando conociste a Ava su estrella me tocó haciéndome brillar aún más y me hizo querer llegar a ella.

    Pero cuando la vi no pude hablarle, sentí mucha inseguridad, como si no fuera correcto acercarme.

    Yo soy tu más profunda verdad, tu poder oculto más grande, pero para poder mostrarme necesitas eliminar las sombras que me cubren por medio de la vulnerabilidad, tal vez eso fue lo que te hizo sentir débil. ¿Por qué crees que haya sido así? ¿Qué sentiste realmente?

    No sé, sentí... Sentí como si... Me sentí pe-pequeño, diminuto ante su belleza.

    Esa mentira es la que tapa mi fulgor tal como un muro impide que pase la luz del Sol, necesitas vivir ese miedo y darte cuenta de lo que realmente es, una invención; y que ella no es más ni menos que tú, que si quieres eres capaz de hacerla feliz.

    ¿A eso se refería mi padre?

    No sé que quiso decir él, lo importante es lo que entiendes tú. De eso se trata, afrontar nuestros miedos hasta que seamos capaces de ver el brillo de la estrella que reluce detrás de ellos, que lo hagas o no depende enteramente de ti, a veces lo descubrimos pronto, a veces nunca lo vemos, a veces necesitamos caer muy profundo ante nosotros mismos para darnos cuenta.

    Entiendo todo lo que me dices ahora, me suena tan cierto como una verdad elemental, pero no la siento cierta, me suena como ideal.

    Lo que te digo son solo palabras que nacen a partir de ideas que llegan a mí, hacer cierta para ti esta verdad solo depende de tus actos, nadie te va a decir que hacer, ni que es correcto o no, escucharme solo te dará un indicio, una noción de por dónde empezar, dependerá de ti asimilarme, creerme y actuar. Ninguna verdad es definitiva, todas son subjetivas, y en algunos casos parecen sueños casi imposibles de cumplir, pero este mundo es simple y sólido, consecuencial y sin asares, un juego en el que casi-casi todo es posible. Y te lo repito, solo depende de tí.

    Entonces con un destello la luz se separó en siete, y se acercó a Sam lentamente.

    La primera de ellas brilló sobre el centro de su estómago y su fuerza volvió a él, se sintió capaz de hacer lo que sea, cerró sus puños con gran poder y le entraron ganas de gritar como nunca antes lo había hecho.

    La segunda se posó en su frente y entendió que su destino no estaba escrito, que podía ganarle si se lo proponía, y así volvió su fe.

    La tercera se acercó a su pelvis y una pasión poderosa envolvió su alma, de pronto lo hidrataron las ganas de ir por lo que él quería que fuese suyo, por vivir su vida al límite, su entusiasmo emanaba por sus poros como burbujas de champan.

    La cuarta entró a su garganta y un soltó un feroz grito de batalla, gritó hasta que no pudo más, y cuando no pudo más siguió gritando, soltando toda la rabia acumulada, queriendo apagar el fuego que sentía en su pecho.

    La quinta entró en su pecho como una flecha y se separó en dirección de todas las demás uniéndose con ellas, la energía empezó a trabajar como un circuito, sintió su cuerpo compacto y estable. Sentía su amor fluir como los rápidos, ganas de protegerlos a todos y dar todo de sí.

    La sexta se colocó entre sus rodillas y la séptima sobre su cabeza y sellaron de esa forma su fortaleza, y sintió unas ganas de vivir que nunca antes había sentido, pero vivir de verdad sin temor a la muerte, porque sabía ahora que más vale morir habiendo vivido de verdad que vivir sin haber conocido lo que es realmente vivir, porque entendía que más allá en algún lugar del infinito recordaría esta vida y en ese momento no va a querer lamentarse.

    Su tez entonces tomó color, su cuerpo ahí tirado sobre el pasto empezó a dar señales de vida, separó sus párpados, el brillo en sus ojos volvió y lo primero que hizo fue voltear buscando a su sombra, esta vez sabiendo que es más poderoso que ella, y lo vio levantarse a unos metros de él. Sus brazos y piernas se alargaron, sus músculos crecieron y se marcaron, sus dientes se volvieron colmillos afilados y finos, sus ojos venosos e intensos observaban a Sam mostrando hambre de sangre; pisó con fuerza y saltó levantando tierra a su alrededor. Una chispa de duda salpicó a Sam, pero en ese instante entendió que no iba a ser fácil, entonces tomó su grande y brillante espada con ambas manos y saltó cortando el viento, y entre las nubes atacó con todas sus fuerzas, su seño estaba fruncido y sus ojos brillando, Sam parecía un monstruo sediento de sangre, respiraba agitado, exhalaba sus ganas de vivir en forma de humo rojo carmesí. Las espadas colisionaron creando un estruendo que apartó las nubes del rededor, ambos aprovecharon la inercia generada para dar un segundo golpe, pero con este ambas espadas rompieron y ambos cayeron al suelo haciendo temblar la tierra.

    ¿Qué planeas Sam? ¿Crees que vas a matarme? Tengo tus misma habilidades, conozco todas tus verdades, se tus temores más grandes, y sé que en este momento te orinas, no tienes idea de que hacer, comprendes que basta con que mis dientes o mis garras toquen tu cuerpo para despedazarte como a una bolsa de plástico llena de sangre.

    Es cierto que, dijo Sam, tengo miedo, pero también tengo fe en mí y mi estrella, y ella me dice que no hay forma de saber los resultados de esta pelea, así que solo me enfocaré en sacarte la mierda con todas mis fuerzas, porque si no voy a morir de todos modos.

    Y por primera vez la sombra tuvo miedo "Pero como vas a ganarme si yo soy tú", balbuceó, "Si me matas tu también morirás".

    ¡No me hagas reír, tú no eres ni la mitad de lo que yo soy, eres solo una sombra de mi pasado, eres todas esas mentiras que en algún momento me creí acerca de mí, eres todos esos defectos que en algún momento acepté que tenía por temor a aceptar retos más grandes, dejando que bloqueen eso que soy realmente, mi estrella! ¡Soy esa parte de mí que despierta el fulgor de los demás y que me permite acomodar la realidad a como yo la deseo, aunque sea poco a poco! Entonces Sam tomó una piedra que estaba tirada en el piso y esta empezó a brillar de color carmesí, como el más hermoso de los diamantes, y la tiró contra aquel monstruo con todo su poder, atravesándolo por la frente. El enemigo cayó y miró a Sam con lágrimas de sangre bajo sus ojos afilados.

    Eres un tonto, ¿sabes?

    Sam sintió un pequeño borbotón bajando por su nariz hasta la punta, olía a hierro.

    Te dije que yo soy tú.

    Entonces Sam corrió en dirección a la bestia mientras se tropezaba y su vista se distorsionaba y acertó a caer sobre su pecho.

    ¡No entiendo! ¡No entiendo! ¿Qué se supone que tengo que hacer?

    Y la estrella que se encontraba en su frente se detuvo frente a sus ojos diciendo:

    Sam, te lo hemos dicho, no hay una respuesta correcta, si luchas contra ti mismo morirás, pero si no lo haces también lo harás, necesitas encontrar el equilibrio entre la lucha y el aceptar, eso nadie te lo va a enseñar. Encuentra tu fórmula, siente, observa, escucha, piensa y has.

    Y Sam, mirando a su sombra a los ojos sintió compasión, se acercó, lo abrazó y le permitió acomodarse al lado de su estrella. Sentía mucha información en su cabeza, no sabía si había aprendido algo nuevo o no, así que decidió que sí, eligió el aprendizaje, se levantó y caminó hacia Ava sintiendo sus pasos. Olvidó las inseguridades que lo hacían detenerse, decidió que era con ella con quien quería compartir su aventura, hacerla feliz, sonreír junto con ella, protegerla y hacerla saber que es bella. Y cuando la vio se desarmó nuevamente y caminó desarmado hacia ella, su espada se desintegró, su casco, sus guantes y el resto de su armadura, su intención lo guiaba a seguir mirándola a los ojos serio, firme y, cuando estaba ahí frente a ella, se dio cuenta de que estaba totalmente desnudo y dudó por un segundo. Y la tomó de las manos, la jaló y la besó vertiendo en ella toda la pasión que contenía dentro de su alma. Una luz blanca salió de sus corazones y el vestido, joyas y trenza de Ava se deshicieron siendo llevados por el aire, ambas luces se volvieron una intensa luz que irradiaba mucho más que la suma de las otras dos. Ella se echó debajo de un árbol y sobre la hierba y el la besaba echado sobre ella, no había nadie a kilómetros de distancia. Y él tomó su fortaleza y mirándola a los ojos la vertió dentro de ella colmándola de poder, y por unos segundos él murió, pero que increíble muerte aquella.

    La aventura de obtener a la dama había terminado, pero recién es el inicio del viaje, ahora ambos viven juntos su aventura del día a día. Luego de unos meses ellos descubrieron que no existe el "felices para siempre", pero aún no están tan seguros, porque hay días en los que, desde su vulnerabilidad, logran que sus estrellas se unan haciéndose las personas más felices paradas sobre la Tierra. Es entonces que ambos recobran la fe y deciden seguir adelante, con el objetivo de hacerse felices todos los días de sus vidas. Saben que no hay una fórmula, que no hay un camino trazado y no siempre sus estrellas les hablan, así que solo les queda tomar la decisión que les parece mejor, y luchar por obtener el mejor resultado.
     
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