Nacimiento y muerte

Soy de las personas que opinan que no existe un mal día para morir, tampoco un buen día.
Al contrario, creo que todos los días son malos para nacer.
Desde que entramos al mundo, nuestra vida empieza a pasar sin preguntarnos. ¿Alguna vez nos pregunta si queremos parar? ¿Lo hace de verdad? ¿Es nuestra la vida?
Por ese motivo, nunca entenderé la belleza del fenómeno del nacimiento.
Al igual que nunca entenderé el horror experimentado ante el paisaje de las lápidas, y la visión del coche funerario.
El nacimiento es dolor, la progenitora expulsa dolorosamente su creación desde sus entrañas.
La muerte es variable, es la ley de la vida, es la norma a seguir. Puede haber dolor, descanso, alivio, agonía... En ella caben diversos sentimientos y emociones.
En el nacimiento, ¿Qué cabe?
Solo un sentido llanto de gritos, solo sangre desbordada.

 

Hace un par de meses fui, por fortuna, testigo directo de ese nacer a la vida y puedo asegurarte que la emoción es embriagadora, la madre trasciende el dolor en absoluta felicidad y transmite el milagro de la vida a quien la acompaña. Así lo sentí yo. También he vivido la muerte y he trascendido al dolor de quien se va, ésto aún duele pero aunque no se entienda la muerte y la vida están mucho más cercanas de lo que uno puede imaginarse.
Ambas experiencias son únicas y salvo que se hayan "vivido-experimentado", creo imposibles de definir. La pena, si es que se puede usar esa palabra, es creo, el no poder vivir con conciencia esos momentos, el primero porque aún no hemos despertado como seres pero para el segundo podríamos aprender.

Por su puesto, es mi experiencia, pero con todos los respetos a tu entrega.

Saludos.

Palmira

 

Comparto tu opinión respecto a que la muerte y la vida están mucho más cercanas de lo que uno puede imaginarse.
Mi intención no era despreciar la vida, ni el nacimiento. Tampoco alagar la muerte.
Mi principal objetivo es hacer ver que tanto lo uno como lo otro van de la mano del dolor, pero de un dolor bastante general.
Porque también soy partidaria de que hay dolores más placenteros que la propia alegría de un solo día.
Un saludo, y gracias por gastar tu tiempo leyendo mis simples escritos.