Naturaleza empírica

No siento ausencia de nadie.
Es así.
La poesía es ese niño sonámbulo que se sube al autobús de camino a la oficina.
Es el pensamiento divino que caracteriza y distingue hasta hallar el equilibrio entre la personalidad y la mismidad de los versos.
La desesperación de las ineludibles ilusiones y bendiciones para saciar o desenfocar creencias.
La poesía es ese hombre que se oculta tras su propio cuerpo.
El devenir del conocimiento y el tiempo que atraviesan las líneas frontales del horizonte.
La poesía es un laberinto de gremios sin materia prima que forjar.
La dicción y la contradicción.
La diversidad de la dialéctica regresiva.
Lo retráctil de las emociones.
El código enigmático que desbloquea la esencia del espejismo de los dos únicos mundos que existen entre el amor y la muerte -dos ciclos iguales y facultativos, que instauran la evolución. No es la voluntad ni el deseo, aunque únicos y confundidos se fundan en una masa de tiempo-.
La poesía es ese fruto de la diversidad de los versos, cada cual más arborescente, ya que la sazón del pensamiento crítico se fragua en un yunque de desilusiones.
La orientación y el cielo o el mar, la brújula de la dialéctica que inventa y recrea laberintos.
La poesía, poesía, poesía, no ata ni desata, sino despunta de las emociones e inspira los reflejos mudos, los ecos del nombre entre dos mundos diferentes, con el primer día de los versos inánimes, las imágenes del caos y la forma transparente en la memoria de la perspectiva.
Nadie recuerda a nadie ni nada recuerda a nada.
La poesía identifica diversidades hasta concretar el cuadro de las emociones.
Hasta ahogar las cosas que disfrazan el infierno de las herramientas de supervivencia.
Un fuerte golpe de efecto y de gracia.
La desafección cultural de los ineludibles juicios.
La figura del tiempo que transcurre entre el gesto y la mujer que han sido olvidados.
Inocencia de las soledades, yacimiento de fuego cruzado.
Construcción del nombre y la orientación.
Cielo, mar, brújula sin hundimiento.
Sentido único para vestir ideales, cuando los sentidos comunican con vehemencia el cambio.
Proferir y conjurar el firmamento de la dialéctica, de las transigencias, y de las palabras propias y en silencio.
No siento ausencia de nadie, pero no es un ciclo sin fin.
Es el límite al límite.
La radicalidad que doma el trazo del pensamiento.
Un choque frontal contra el espacio.
Poesía también lejos del espejo, versos de las habitaciones que se agrietan.
Arrugas en el deber y en el devenir.
Ficticias primicias desde el génesis o el surrealismo.
Hundir la lengua en los instantes de desencanto, desabridos.
Hasta convertir el futuro en un fin.
Hasta circundar los colores.
Hasta parecerse a la práctica de las jaulas.
Escribir como si fuese génesis.
Atrapados en las atribuciones de la referencia o de la reflexión.
Invisibilizar el latido del convencimiento.
Permanencia con la vívida medida, conducta ordenada.
No interferir en la esencia del horizonte.
No disponer del viaje.
Tampoco del peso de la materia prima y matemática que nos faculta para modificar nociones o conceptos.
Esgrimir confines en la reafirmación de la paciencia.
Arrugar la huella del monstruo que nos ha hecho cicatrizar.
Asumir víctimas nacidas del propio objetivo y pensamiento.
Resucitar el papel del hombre inaudible y despojado de las causas ajenas.
Unificar las distancias entre lo que respiramos y la gravedad con la que cae el aire.
Inmiscuirse en las fábulas después de cada afirmación.
Imaginar la fecha en que el desarrollo del orden asistirá nuestra psique con la cuestión del espacio con el que chocamos.
Concretar las conclusiones y las conciencias.
Sin quejas ni fines relativos.
Despojarse del lugar donde se resguarda la palabra hasta abrir la libre cercanía.
Resucitar la inocencia con la información adquirida en un instante instintivo.
Penetrar en la garganta cuando pensamos.
Presentar la esencia del número fraccionado indeterminadamente.
E indiscutiblemente alcanzar cada rincón del mundo -este es el sentimiento de lo que piensan los versos-.

 

El límite es Alláh.
Alláh es un concepto, por supuesto.
¿ Qué significa ? Gusto, dicción, verso, dialecto, beso, sabor.


¡ Lengua !


¿ Cómo se caracteriza, pues, esta entidad espiritual ?
Del siguiente modo:


a ) No es.
b ) No es violento.
c ) Principesco y aprendiz por siempre.


Una señora muy señoreada, que siempre va en coche, y siempre va mojada.
Por un camino, va caminando un bicho, y el nombre del bicho, ya te lo he dicho.
Oro parece, plata no es, y el que no lo adivine, ¡ Bien tonto es !
Tres tristes tigres, comen trigo en un trigal.
El perro de San Roque no tiene rabo, porque Ramón Ramírez se lo ha cortado.


Y uno de mi invención:


" Mojigato Modigliani, Gabinete Caligari, carabinieri de Grijalbo-Mondadori. "


Un pintor, unos músicos, unos agentes de Policía italianos, y una editorial de cómic.
Alláh es, entonces, síntoma de que nos gusta la escuela.
Nos gusta la academia.
Quisiéramos aprender mucho...
Mucho...

 

Exacto.
Has captado la esencia del poema.
Ahora bien, el hombre al límite no alcanza el límite.
Solo el equilibrio.
No hablo de Dios ni de otra entidad suprema en este texto.
Solamente de las directrices que a todos nos hacen aprender, ya sea con voluntad o sin ella, con conciencia o sin ella.
La invención también es un medio de aprendizaje.
Un abrazo, amigo.
Gracias miles por dejar profunda huella en estos versos.

 

Ay Ricardo! porqué me haces sufrir? Que largo poema te pasaste y hay estoy lee y lee, ya me duelen los ojos pero a valido la pena, pero a la otra por fa parteme lo en pedazos así de primera y segunda parte :,V