Náufrago

Es triste renunciar. Llegó la hora
y he de arrancar tus últimas
raíces.
He de dejarte ir. Me duele el aire
y me siento cobarde
por desear tu presencia.

La opresión miserable
de mis cuatro paredes
se ha derumbado, como peso
muerto,
mas aún no presiento
el sonido de tu arpa
o el nacer armonioso
de tus alas.

Se ha secado el rocío
de esperanza en mis ojos,
y la barca, en la orilla,
se cansó de esperar
que al fin te decidieras
a cruzar.

Presagié una tormenta
imaginaria
con campanas de lluvia
cantarina
y construí como refugio idóneo
un arca inmensa
para mi soledad.

Es triste renunciar. Llegó la hora
de entender tu renuencia.
Si te llevas contigo mis entrañas
¿puedo ofrecerte al menos
el regalo
de mi pecho vacío?

 

Quedan los recuerdos que cada que afloran mas torturan.Es increible como duelen esas partidas y peor que dificiles olvidarlas.Gusto el leerte y esperando tambien me leas a mi y me dejes comentario.

 

Gracias por tu visita, amigo. Con gusto iré a tu casa.

 

wow Albita,cuanto sentimiento llevan tus versos,magistralmente desarrollado el tema,el final es apoteosico
un honor pasar a leerte
BESOS

 

El honor es mío al recibirte. Besos.

 

Torrencial y náufrago en la orilla… Y el amor moría.

Con mucho sentimiento tus versos, como dejando el corazón en ellos… Un fuerte abrazo, poeta.

 

Gracias, querido Salvador. Un fuerte abrazo.