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NÁuseas

Tema en 'Prosa: Obra maestra' comenzado por hugoescritor, 31 de Enero de 2014. Respuestas: 5 | Visitas: 1165

  1. hugoescritor

    hugoescritor Poeta que considera el portal su segunda casa

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    NAUSEAS


    Despertó con un sabor amargo en la boca, asqueroso. Además sentía algo así como un sordo martilleo retumbándole en la cabeza y a su cuerpo parecía que le hubiese pasado una manifestación por encima…
    Trató de hacer memoria sobre lo acontecido la noche anterior, pero su mente se negó terminantemente a comenzar la jornada en esas lamentables condiciones. Con un suspiro de resignación se levantó penosamente y a los tropezones caminó hacia la cocina.
    La luz del sol entraba impiadosa por una ventana de ésta y al darle directamente en los ojos los sintió como si los tuviese llenos de arena.
    _ Estoy hecho mierda…- dijo a media voz. Sonó más a simple constatación que a lamento.
    La náusea lo asaltó en ese instante. Dando media vuelta se dirigió presuroso hacia el cuarto de baño y tuvo la ínfima satisfacción de poder vomitar en el inodoro y no haber ensuciado todo en el trayecto. Luego se enjuagó la boca y lavó sus dientes, con la vista baja. No se animaba a ver a ese extraño que con rostro demacrado y ojos enrojecidos lo miraba despectivamente desde el espejo.
    Se sintió algo mejor, pero no mucho, y retomó el camino hacia la cocina.
    Como un flash apareció el primer recuerdo: La cara de Adriana, enrojecida por la furia, que le gritaba unas palabras que no alcanzaba a oír. Era como una imagen de cine mudo.
    Se paró en seco ante la evocación, como temiendo que si continuaba caminando ésta se borraría para siempre de su memoria. Por supuesto que reconocía a Adriana, pero… ¿qué carajo era lo que estaba diciendo?
    Quedó un momento pensando, pero su mente aún continuaba en huelga. Por lo tanto decidió ir a hacerse, ¡por fin!, ese café que le estaba haciendo tanta falta. Cuando estuvo listo lo sorbió lentamente, como si se tratara de una poción mágica que lo libraría del estado de sopor en que se encontraba.
    Por supuesto que no fue así y algo decepcionado encendió su primer cigarrillo de la mañana. El sabor a pasto quemado de éste hizo que luego de dos o tres pitadas lo dejara abandonado sobre un cenicero, donde se consumió lentamente mientras él seguía con la vista fija en ningún lado y con la mente tan en blanco como la de un bebé.
    Sin previo aviso apareció el segundo pantallaza: el cuerpo de un tipo tirado sobre una vereda, con la cabeza chorreándole sangre y toda la pinta de estar muerto. Y de nuevo el rostro congestionado de Adriana, que continuaba gritándole en el más absoluto de los silencios…
    El tercer recuerdo fue auditivo. De repente resonaron dentro de su cráneo, como provenientes de un altavoz a todo volumen, los gritos desesperados de Adriana.
    _ ¡Lo mataste, hijo de puta! ¡Mataste a tu hermano…!
    Quedó petrificado.
    Las palabras de Adriana rompieron el dique de los recuerdos y éstos, como una catarata de piedras, llovieron sobre él. Contra su voluntad evocó todo lo que había sucedido y aunque trató de frenarla, la memoria lo asaltó sin piedad.
    Volvió a sentir el dolor de los celos, semejantes a una rata que lo royera por dentro.
    Vivió nuevamente los sucesos: como la había seguido a Adriana, la incredulidad, a pesar de que lo sospechaba, de verla entrar a un telo. Y luego la espera, donde cada segundo fue un suplicio, con su mano aferrando furiosamente la culata de la pistola como si se tratara de la garganta de ella…
    Pero lo peor fue verlos a la salida, a Adriana y su amante, a Adriana y Pablo¡ A la yegua ésa engañándolo con su propio hermano…!
    Desde ése momento vio todo rojo.
    Se abalanzó sobre ellos, que quedaron paralizados por el terror. Rememoró como le apuntó a Pablo entre los ojos, esos ojos de huevo duro que siempre tuvo y que ahora estaban redondeados por el miedo. No pudo disparar… después de todo era su propio hermano… sangre de su sangre… ¡la puta que lo parió!
    Comenzó a aporrearlo en la cabeza, usando la pistola como cachiporra. Lo hizo con tal furia que en determinado momento reparó en que el cráneo de Pablo cedía como un melón maduro… Se detuvo en el acto, mientras los alaridos de Adriana le taladraban los oídos, enloqueciéndolo aún más. No necesitó analizarlo mucho para darse cuenta de que lo había matado.
    Entonces sí, giró lentamente y con absoluta frialdad le disparó a Adriana tres o cuatro tiros, no recordaba cuantos, en la boca. Para que se callara… para que dejara de gritar la puta ésa…
    Luego había andado por varios bares, tomando todo lo que se le pasó por la cabeza…no tenía ni idea de cómo había llegado a su casa.
    El último recuerdo cayó, redondo y definitivo como una bala de cañón. Ahora sabía porqué había regresado allí.
    Con paso cansino se dirigió a su dormitorio. Tirada sobre una silla había quedado su sobaquera, con la pistola todavía pegoteada de sangre y cabellos…
    Cuando la introdujo en su boca el sabor acre y metálico hizo que sintiera deseos de vomitar. Apretó el gatillo apurado, no quería caminar hasta el baño nuevamente.



    FIN
     
    #1
  2. Old Soul

    Old Soul Poeta adicto al portal

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    Muy buena historia, con una trama bien llevada de principio a fin. Gracias por compartirla.
    Un saludo.
     
    #2
  3. hugoescritor

    hugoescritor Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias a ti, amigo, por la generosidad de pasar y comentar.
    Hugo
     
    #3
  4. anfert40

    anfert40 Exp..

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    19 de Febrero de 2013
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    Tremenda borrachera debia de tener,para hacer lo que hizo.Lo más grave;evadirse como un cobarde, sin argumentos.La cagó , antes de llegar al cuarto de baño,decidió no afrontarlo y como un delinquente se quitó de enmedio
     
    #4
    Última modificación: 10 de Mayo de 2014
  5. Lirae

    Lirae Poeta que considera el portal su segunda casa

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    2 de Mayo de 2014
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    La historia es brutal. Pero desgraciadamente, se escucha más de lo que se desea en las noticias.

    Eres un estupendo narrador. Me has mantenido la atención hasta el final...

    Saludos.
     
    #5
  6. hugoescritor

    hugoescritor Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias por tu generosidad de pasar y comentar.
    Saludos
    Hugo
     
    #6

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