Nieve-burbujas

Las letras en esa casa eran muy suaves, tan suaves que parecían algodón de azúcar, listas para comer con deleite, mientras que los originarios de aquellos bellos elementos en el aire, esparcidos por todo el lugar, se sentían orgullosos de su buen hablar.

Tantas dimensiones confinándose en una sola, pero con todo el espacio requerido, así como lo exige el mismo espacio en sí, porque de ellos son las estrellas y planetas que abundan en un gran cometa que muy dentro de ese, tan conocido interior, se encuentra paciente, sonriendo, esperando y soñando.

Es bueno saber que existen hadas en el espacio y criaturas sorprendentes en las calles, debajo de nuestros ojos e incluso en el mismo aire, tierra y agua y no, no son las que conocemos, son aun mejores. Son seres mágicos que sólo se muestran una vez cada siglo a quienes ellos consideren de forma especial utilizando un fuego abrasador del tamaño de la torre Eiffel pero que no quema ni alborota la piel sino que redime y sana a quienes realmente no teman.

Sin embargo, necesitan su distanciamiento de este mundo contaminado por la avaricia, opresión, sumisión autoproclamada o forzada, guerras, desbordamiento de mentes sin sentido, conglomeraciones, miedos primeros y sangre azul. Ellos determinan cuando actuar, pero ante todo, los "evolucionados" deben enfrentarse contra la pared, contra el espejo y contra su propia mente para poder ser valorados.

Dicha necesidad de distanciamiento se traduce en el resultado final de melodías totalmente certeras y relajantes, capaces de consentir hasta los oídos más exigentes de los habitantes de este planeta. En las tarjetas pueden verse, pueden apreciarse, pueden incluso tocarse pero hay que tener cuidado porque una vez vistos, nunca serán olvidados. Sin embargo, no son cualquier tarjeta que se pueda encontrar ahí afuera.

Se alimentan de visiones, de alientos y suspiros, se bañan con olores expedidos por flores en vías de extinción y se reproducen cantando, claro está, de una forma brillante y majestuosa que hasta el mismo Mozart envidiaría, debido a sus gloriosas notas.

Son afines con los gatos porque en éstos pueden ver un misterio que ningún ser humano ha visto jamás. En ellos encuentran empatía, gozo, sonrisas, entendimiento, colores, elegancia, flexibilidad, agilidad, profundidad y agudos sentidos que los ayudan a no doblegarse ante los sentimientos humanos sino a permanecer en un solo estado, en ese estado.

Yo les llamo nieve - burbujas...

Escrito por Edgardo M. Rodríguez M. (Klaw)

 

Me gustó mucho su prosa


salu2