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Nikita (Novela capítulo 1 de 100)

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Abrahám Emilio, 23 de Julio de 2016. Respuestas: 2 | Visitas: 885

  1. Abrahám Emilio

    Abrahám Emilio Emilio.

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    - ¡Despierta Max! – se oía una voz insistente

    - ¿Qué sucede? – preguntaba Max todavía sonámbulo y con algo de cefalea

    - ¡Despierta hijo!, son las 9 de la mañana – insistía con una voz dulce

    - ¿para qué me voy a levantar a las 9 de la madrugada?

    - ¡Ya!... ¡no seas gracioso!

    - Está bien mamá, solo déjame dormir un ratito más, te prometo que un santiamén me levanto de la cama y tiendo mi cama. Ok

    - Está bien hijo, sé que tienes sueño la fiesta de ayer fue grandiosa y nos quedamos hasta las 5.

    - Si ya lo ves, tú misma lo dices – respondió Max con un suave bostezo

    Era el día 21 de diciembre del año 1977, Max había terminado la primaria y era el inicio de una nueva etapa de su vida, lo que nunca pudo imaginar es que muy pronto su vida daría un giro de 360 grados, nacería un amor que aquel momento jamás lo pensaría y su fama de alumno coqueto y osado daría por terminado y que la poesía seria lo que más amaría por el resto de su vida y que la chica que nunca le gustó llegaría a ser su inspiración de vida.

    Vayamos por el principio, Max era un chico como cualquiera de su edad, era algo tímido, pero nunca lo demostraba.

    De contextura como su suele decir normal, ojos castaños, tez clara, cabellera lacia negra, una sonrisa amigable y muchas otras cosas que con el pasar de los escritos lo descubrirán.

    El día anterior fue la fiesta de promoción de Max, fue divertido, pero a pesar de aquello, Max deseaba bailar con Josefina Cuevas, ya que fue la persona de quien tanto admiraba y sentía que era el único y verdadero amor y que quizás nunca en su existencia conocería a una dama como ella… lastimosamente los seres humanos cometemos errores y fue un pensamiento erróneo.

    -¡qué bello es esta fiesta! – meditaba Max- lástima que no haya asistido Anselmo, mi mejor amigo, se lo dije pero como es un antisocial no quiso venir.

    Miraba los decorados de globos blancos y azules aludiendo a las nubes, sonreía a su profesora Renata pero Josefina no aparecía.

    -¿qué habrá pasado? – se preguntaba – solo por ella yo vine hasta aquí, no me importa si ponen mi canción favorita, o si viene mi pataza Anselmo ese loco que si le corto el brazo igual está de buen humor.

    - ¡Max!, ¡Max!, ¡Max! – una repentina voz interrumpía sus pensamientos

    - ¿Quién es? – interrogaba Max, miraba girando su cabeza a los cuatro puntos cardinales

    - ¡por aquí! – una silueta negra se aparecía en medio de dos personas a las cuales pedía permiso para pasar.

    -¡ah!… Laura dime ¿para qué me llamas?

    - lo que sucede es que te veo triste – creyendo que ya había descubierto su secreto y viéndose acorralado le respondió: - yo triste y ¿Cuál es el motivo para que lo dices?

    - no lo sé... – Laura tomó una pausa y le preguntó algo ansiosa y sonrojada – entonces eh eh...Ay, ay, ay,… ¿quieres bailar conmigo?

    -Laura, Laura – Max suspiró y se vio comprometido – tú has sido siempre una chica de las que ya no hay pero lamento decirte que no me siento de humor porque yo espero a Jo….- se dio cuenta de lo que iba a contestar.

    - jajá lo sé – Laura, algo burlona – ¡esperas a Josefina!

    - ¿Qué hablas? – Max sonrojado y ocultando sus sentimientos y tratando de no hacerlo notorio – piensa bien lo que dices

    - ya, Max todo la promoción sabe que estás enfermamente enamorado de Josefina

    - ¿y por qué dices eso? ¿Qué pruebas tienes? ¿O me has visto algo?

    - ah tontito, mira pues, tú eres el único que siempre está detrás de ella… buscas la manera de hacerla reír con tus chistes, te pones nervioso y cuando los alumnos te dicen que te gusta ella tú te ruborizas y más, con esto te digo todo y te pudiera decir más, pero la música de la fiesta no me deja hablar claro.

    - ¿Qué dijiste, Laura?, perdón, no te escuche nada de nada, debe ser por la fiesta

    - sí, sí, si yo te creo pues, hazte el tonto – Laura le respondió mofándose de Max

    - de veras no te oí.

    - Maxito, un favor acompañe a mi casa, lo que sucede es que mis papas no me han podido acompañar y además he bebido bastante sangría y tú sabes, no puedo ir sola por la calle, me pueden asaltar o robar, acompáñame pues, ya.

    - como gustes Laurita, para que luego no digas que soy malo – tomándola del brazo Max la sacaba de la fiesta a su amiga de clases.

    Como nunca falta el instinto de la palomillada se escuchaban voces “bien Max”, “estas saliendo con Laura”, “qué bien que te lo tenias guardado”

    - No, solo la acompaño a su casa en la puerta y regreso, no sean malpensados, además ella solo es mi amiga.

    - ¿Quién te va a creer eso? – preguntaba Adrian quien bailaba con su pareja.

    - ¿Qué te sucede? ¿estás celoso? – calló Adrian

    - ¡Ya chicos basta!- interrumpía Laura en defensa suya – solo me está acompañando a mi casa eso es todo o si quieren acompáñenme todos a mi casa y hagan algo por esta futura señorita.

    Los dos chicos caminaban por la calle y pasaban por el parque; Laura pidió permiso para sentarse un momento, su pretexto era que le dolía los pies de tanto caminar y se sentía mareada

    -escúchame Max – con voz de persona libre de alcohol

    - ¿Qué no estás ebria? – alelado y con gesto de ser engañado, Max

    -no, eso lo fingí, lo que sucede es esto y escúchame – poniéndose seria – el día de mañana me voy a otro lugar a vivir y no quiero hacer esto antes de decirte todo lo que debí hacerlo antes y no esperar este último momento.

    - ¿Qué sucede?

    - Maxito yo te quiero, si como lo oyes me gustas mucho desde cuarto de primaria, pero tú quieres tanto a Josefina, adoro tus chistecitos, tu forma de ser tan original

    - Laurita, tú no me quieres, solo te simpatizo, y qué raro, yo siempre pensé que los hombres éramos los únicos que nos declarábamos. Pero te apuesto que este viaje te hará bien y te voy a extrañar, no te olvides de escribirme y lo peor que no podré visitarte, ¡qué cólera!; no confundas lo que sientes por mí, yo te comprendo, porque yo quiero tanto a Josefina… bueno como amigo.

    Mientras Laura pronunciaba aquellas palabras, Max dejaba volar su mente y suplantaba el rostro de Laura por Josefina, preguntándose el por qué la chica de quien sentía aquel virus del amor no le decía esas cosas.

    - ¿Sabes una cosa?, me hizo bien hablar contigo, ahora veo que detrás de ese niño pícaro hay un Max que piensa como un hombre hecho y derecho.

    - Ni creas, yo soy inmaduro ahora que amanezca tengo que jugar con mis trompos y afinar mi puntería con las bolitas.

    - Jajá Maxito, siempre me haces reír.

    - Y eso que no soy cómico

    - Laura ¿Qué hora serán?

    - Las 11 de la noche – mirando su reloj de pulsera - ¿para qué me preguntas eso?

    - Es que… bueno es solo por saber nomas

    - Jajá lo que pasa es que estás esperando a Josefina y te muevas ansioso como si quisieras ir al baño, ¿no?

    - Bueno – Max, al verse descubierto – no lo puedo negar. Si espero a ella misma.

    - Max no te engañes ella no te quiere, te cuento un secreto?

    - ¿Cuál pues? – preguntó algo serio

    - Josefina, no te quiere, a ella le gusta mi primo Esteban.

    - Ya pues, no inventes cosas, ella me quiere sino que no se ha dado cuenta – Max, con gesto de haber lamido limón

    - Ok Max no quiero que te enojes y que te pelees conmigo; mejor sigamos caminando, falta poco para llegar a mi casa

    - La verdad que nunca me molestaría contigo, a pesar de ser bullera me caes bien, y si, sigamos caminando.

    Solo faltaban pocas cuadras para llegar, era de noche más oscuros que otros días y daban la sensación de que iba a llover, efectivamente como dijo Laura; a escasos minutos para llegar estaban dos chicos de los que dan mal aspecto a la sociedad, Max temblaba pensando que podían causarle algún daño o percance, pero en eso se apareció un conocido que los saludo a ambos y los latidos acelerados disminuyeron. Llegaron a la casa sano y salvo.

    Laura con un rostro casi de velorio le dijo a Max que lo iba a extrañar mucho y se puso a llorar.

    - No llores Laurita – consolándola – yo también te extrañare mucho, hay gente que se va y otra viene; así es, siempre algo nos separa, sino es la muerte, es el tiempo o las mismas circunstancias.

    - Tienes razón – Laura afirmó con algunas lagrimillas – todo cambio es para bien

    Max le dio un abrazo tan fuerte que puedo sentir los latidos de ella y el latir al unisonó, era aquel cariño inocente de una amistad que digamos, que tal vez nunca se volverían a encontrar.

    - Amigo, ¡¡te quiero!!

    - ¡¡y yo te quiero más!!

    Laura alzó su cabeza y Max también con los ojos cristalizados por la congoja que pudo sentir y entender que quizás nunca más la vería, la miró directamente a los ojos. Pudo leer perfectamente el lenguaje de una palabra que resume la vida en su totalidad y que sirvió a muchos poetas y cantantes a inspirarse: EL AMOR.

    Se dejaron llevar por el momento y acto seguido sin darse cuenta de nada, el beso, sí, el beso, se besaban; él pensaba “gracias Laurita por todo y por ser mi mejor amiga, siempre te extrañaré, aunque pasen los años siempre vivirás en una parte de mi corazón”; y Laura pensaba “¿Por qué le dije tan tarde a Max que lo quería?, quizás si me quedara, todo sería distinto y mi vida sería otra, pero Dios lo quiso así y que sea su voluntad.

    Al despertar de su inconsciencia ambos entendieron que ese beso fue el resultado de una bonita amistad.

    - Adiós amigo, quizás algún día nos veremos – Laura sonrojada

    - Eso espero, ¿y mañana no vas a estar?

    - No, a la 5 salimos todos y nos vamos, ya está decidido, allá estudiare la secundaria y mi carrera

    - ¿Allá donde? – pregunto Max con curiosidad

    - A Ancash.

    - Bueno Laurita, duerme bien y hasta luego. Yo trataré de divertirme en la fiesta. Y buena suerte que todo te salga bien

    - Sí amigo, gracias por todo.

    Max algo pensativo regreso corriendo como alma que se lleva un alma mala, y pensando en Josefina y llevando una sonrisa y se sintió más valioso ya que una chica le dijo que lo quería.

    Sería algo absurdo contar el recorrido, miraba en su muñeca la hora, y se acordó muy tarde que se había olvidado su reloj y pensando que esta vez Josefina la aceptaría y se dio fuerza y coraje para declarársela y viendo un futuro alterno donde ambos se querían mucho y corrían por las nubes y fantasías, ya que en la pre – adolescencia solo existe los pensamientos de el amor y se olvidan todas las responsabilidades que trae consigo todo esta nuevo ciclo de vida; y solo faltaba un minuto para llegar a la fiesta de promoción.

    Algunas gotas caían, estaba empezando a llover, y llegó despeinado, la mamá lo reconoció y le peinó a la fuerza, cuando sus amigos lo vieron y se rieron pensando “hijito de mami”.

    Ansioso otra vez se puso a buscar a su amada, pedía permiso y se tropezaba con alguien y solo le quedaba pedir disculpas. “estoy como hormiga en laberinto” se puso a pensar, tardó alrededor de unos 15 minutos entre tanta gente y ya no encontró ningún motivo para quedarse no habían asistido Josefina Cuevas ni su mejor amigo Anselmo Ferdinand, regresó al lado de su mamá y le suplicó que se fueran, ella se negó “todavía es muy temprano, además siempre has soñado por este momento. Tu padre y yo hemos ahorrado para que tuvieras tu fiesta soñada. ¿Qué te sucede, hijo? Baila con tus amigas, pareces un árbol parado y te mueves nervioso por todos lados”.

    Sí mamá – le respondió luego de pensarlo bien – pero no me siento bien, siento un vacio y no sé por qué; yo quisiera bailar, pero Ans no ha venido y tú sabes que con ese loco nos animamos y nos volvemos travieso. Yo solo aquí no me divierto, mejor me despido y me voy. A veces uno espera tanto estos momentos y cuando llega, no es como lo has pintado en tus sueños.

    ¡Ay hijo, hijo! – respondió la mamá poniendo en los zapatos de su hijo – está bien, vámonos a la casa, pero antes despídete de tus amigos y dale un beso a tu profesora, ¡apúrate, hazlo ya¡ yo mas estoy aquí por acompañarte, y a tu papá le dije que íbamos a estar hasta las 3, pero haremos lo que dices, además ya me está dando sueño, hijito

    - Gracias mamá por comprenderme – Max, disculpándose – ya, ahora hago lo que me dijiste y nos vamos.

    - Pero apúrate


    Max se apresuró, fue despidiéndose, no faltaron voces que le dijeron “quédate” “no te vayas aún” “no seas aguafiestas”

    Les dio su beso a sus amigas que bailaban al son de las canciones setenteras que estuvieron de moda en aquel momento; y le daban las manos sus amigos diciéndoles que les verían en las vacaciones y se cruzarían para la secundaria. Por último se despidió de su profesora Renata que cuidaba los bocaditos.

    - ¡Hasta pronto, profesora¡

    - ¿Qué sucede Max? – preguntó la profesora algo preocupada

    - Nada, sino que ya tengo sueño y estoy algo aburrido con esta fiesta

    - ¿Cómo es eso posible? – respondió la profesora con tono amable – si tú estabas tan ansioso por asistir y hasta soñabas con esta fiesta, pero de todos modos, te quería decir que eres uno de mis alumnos favoritos y en secundaria ya no nos cruzaremos más. Ojala que todo te salga bien Max Zavala.

    - Gracias profesora por sus buenos deseos ya casi es navidad y qué bonito regalo por sus palabras, le deseo también lo mejor que puede desear un alumnos por su profesora

    Se dieron un abrazo filial, lleno de la alegría y agradecimiento por los años compartidos y dedicado entre los dos.

    - Solo te pido un favor antes que te vayas

    - Dígame, profesora

    - Yo se que tú hablas bien bonito, podrías dedicarnos a todos unas cuantas palabras que nazcan de ti, para que queden grabarla en la videocinta.

    - Pero, me hubiera dicho hace unos días, no sabría que decir profesora

    - Solo di lo que sientes y deja fluir

    - Está bien solo por Ud. lo haré.

    La profesora llamó al maestro de ceremonias y le anunció que un alumno iba a dedicar algunas palabras por el tiempo compartido y en agradecimiento. La música se detuvo y se pusieron a pifiar los presentes, “queremos música”, “queremos bailar”si no hay música nos vamos” se oían las voces de quejas

    - Discúlpenme jóvenes – dijo el maestro de ceremonias, contestando las quejas – esperen un momento, lo que sucede es que un compañero de Uds. Quiere decir algunas palabras de agradecimiento.

    Entre ellos se miraban y al ver al Max se sorprendieron y se alegraron, ya que lo estimaban bastante. Max algo nervioso, cogió el micrófono y se le había nublado la mente sintiendo vergüenza de hablar ambigüedades o quedar en ridículo, tomo aire pero temblaba, miraba arriba y abajo queriendo escapar y todos los rostros que le ponían atención le generaban un pánico que no encontraba la solución para poder hablar.

    Por cosas del destino, justo a los 15 segundos cuando el maestro de ceremonias le iba a pedir el micrófono, una silueta reflejada por la poca luz se descubrió, era una chica con el peinado rizado destellaba olores mágicos de una colonia fina y su vestido rojizo decoraba la beldad de aquella dama, como si hubiera caído del cielo, Max la vio, sus ojos estuvieron a punto de echar unas lágrimas; la chica estaba reluciente no tenía ningún acompañante, venia sola, el corazón de Max se aceleró se palideció tanto que había perdido su color y una alegría gigantesca se apodero de él.

    “¡¡que bella que es!!” – pensó por unos momentos – es como si estuviera en un desierto desahuciado y encontrara un oasis, ¿quién mas pudiera ser? Solo ella y no existirá nadie más, Josefina “hablare todo lo que siento ya que con solo verla me inspira y mi cabeza es suya”.

    - Espere un momento señor, ahora si hablaré – dijo Max al ver que le querían quitar el micrófono y continuar como si nada pasara.

    - Está bien, habla muchacho, si no sabes nada que decir solo di gracias por todo y despídete – le aconsejo el maestro de ceremonias sin tener fe en sus palabras.

    - Si eso hare diré gracias y me voy – Max contesto, con un gesto de burla y confianza en sí mismo.

    - Discúlpenme amigos – hablando con inspiración hacia Josefina – hace unos momentos pensaba en lo gratos momentos que hemos compartido. Sería imposible agradecerle por tanto a ustedes son como mis hermanos y hermanas, fue bello el haber estudiado con ustedes, el haber compartido tantas anécdotas, no sé si el próximo año los veré pero siempre estarán en mi recuerdo, hagamos que el día de hoy sea mágico porque jamás se repetirá, Dios y el tiempo nos prepara muchos caminos y este transcurso de vida nos hará madurar, quisiera dedicarle todas estas palabras y volverlas en diamante y regalarlas a cada uno de ustedes, yo los aprecio bastante y perdónenme si nunca les dije de todo esto, es porque mi timidez no me dejaba, vayan donde vayan siempre tendrán un amigo incondicional que estará allá para ayudarles en lo que necesiten. Gracias amigos, gracias hermanos, jamás los olvidare y gracias a todos los presentes sin ellos no hubiera sido posibles esta fiesta, pensaba irme pero no lo haré, así que divirtámonos hasta ya no poder y hagamos de esta noche una época del más grande regalo que la vida no ha regalado. Eso es todo. gracias por haberme escuchado.

    “bravo Max” “qué bonitas palabras” “que bien que te lo tenias guardado”, se escuchaban estas voces mientras los asistentes de la fiesta aplaudían aquellas palabras que salían de su corazón.

    - Ya ves hijo, tus amigos también te aprecian y qué bonito que has hablado – exclamó la mamá orgullosa

    - Si mamá, lo pensé mejor y nos quedamos hasta las 6

    - No, máximo a las 3 no hay tiempo, además apenas son las 12 así que tienes 3 horas para divertirte

    La música volvió a sonar y todos tomaron a su pareja. Max se acerco donde estaba Josefina y suspiro lentamente, ella se estaba arreglando los frises que sobresalían de su frondosa cabellera y movía su cabeza como relajando los músculos de su cuello, su miraba de chica refinada y algo risueña; Max se acerco donde ella y le interrogó el porqué había llegado tan tarde a la fiesta

    - Pues tú sabes – respondió con tono de damisela orgullosa y de mejor posición económica – lo bueno se hace esperar.

    - Tú lo dirás, pero yo llegue temprano – Max respondió sabiamente – y no me creo el mejor.

    - Es mentira, no sabes lo que es una broma – Josefina ahora con una voz más alegre – lo que sucede es que no sabía que ponerme, no encontraba nada que me quedara bien, mi mamá me decía que el vestido blanco estaba bien para mí, pero me quedaba algo grande y me hacía sentir incómoda, además el dicho dice que para verte bien tienes que sentirte bien, y tú ¿Qué opinas? Me queda bien este color de vestido rojo o parezco una fresa.

    - No, al contrario pareces mi corazón, es decir, se te ve muy bonita y resalta toda tu belleza; la ropa no lo es todo pero yo soy vanidoso y me gustas tal como eres. Pero como amigo tú lo sabes – Max hablo algo insinuante y sonrojado

    - ¿Me parece o me quieres decir algo más? – le preguntó y lo miró sospechosa

    - Negativo, solo quise hacer una comparación del rojito de tu vestido y decirte la verdad, para eso estamos los amigos

    - Mas te vale niño – Josefina algo amenazante y con cierta mezquindad

    - Jajá si niña así es – Max, dicho esto cambió de tema – mejor bailemos qué te parece

    - Bueno, bailemos pero en la siguiente canción, ¿te parece?

    - Sí como digas, y ¿por qué viniste sola? – cuestionó con curiosidad

    - Lo que pasa es que Esteban no pudo venir conmigo, me dijo que tenía otras cosas que hacer y se iba a ir a la casa de su tía a dormir.

    - Entonces Laura tenía razón, ella me dijo que a ti te gustaba su primo Esteban – dijo estas palabras sintiendo una enorme decepción, como si le cayera una piedra y sus huesos fueran de cristal. Todas sus ilusiones se desboronaron en un segundo; trato de fingir que nada sucedía y conteniendo su pena y sintiendo un duro golpe, prosiguió con curiosidad para escuchar de los labios de ella la verdad de sus sentimientos – ¡¡ah esteban!!, te has enamorado de él jajá

    - Pues que te puedo decir, solo somos amigos. Yo le gusto a él, me lo ha dicho muchas veces pero estoy muy chica para tener enamoradito. Pero esta Laura sí que es una chismosa, yo le dije que me simpatizaba porque era un amigo buena onda pero jamás le dije que me gustara. Solo me cae bien

    - ¿Que si? – los ojos de Max brillaron y la alegría le devolvió el alma al cuerpo. Surgió nuevas esperanzas y una sensación que recorre todo el cuerpo de adrenalina hicieron que respire y tenía los ojos achinados y una sonrisa gigantesca quería salir de su cuerpo – quiero contarte, me estoy empezando a enamorar de una chica muy bonita pero ella no lo sabe.

    - Max – Josefina con gesto de adivina y confusa – no seré yo, ¿no?

    - Jajá pues, si dijera que sí ¿Qué me dirías?

    - Oye niño que hablas, somos amigos, supongo que esa pregunta es de broma, ¿no? – Josefina, algo incómoda le respondió

    - Sí, claro y siempre lo seremos pero es normal enamorarse de la mejor amiga

    - Max, Max, Max – buscando alguna coartada para cambiar de tema – ya empezó la siguiente canción más bien bailemos te parece.

    - Pero respóndeme – dijo Max insistente y con elevado grado de curiosidad

    - Ya Max no te pases sino me voy de la fiesta

    - Como huyes de ti misma, pero bailemos, para eso hemos asistido, si no hubiéramos ido al parque si fuera para hablar, pero yo no bailo bien así que tú me guiaras con tus pasos, ya amiguita

    - Si porque me he dado cuenta que tienes dos piernas izquierdas y por eso tienes vergüenza bailar

    - Si lo sé, pero no te burles – Max exclamó con ademán de un chico avergonzado – no sé bailar bien, pero tú serás mi maestra de baile y yo te seguiré, jefa

    - Ay Max sí que me haces reír

    Max sonreía tanto, quizás por unos instantes pensó que sus sueños se hacían realidad y que ya era el momento de que sus gigantescos anhelos fueran verdaderos. Miles de ideas rondaban en su cabeza tales como si darle un beso, esperar un poco más, aunque necesariamente el miedo de perder esa amistad que se había formado en dos años de convivencia de estudios se opacara en un error que se puede evitar. Era el dilema, apenas tenían doce años y las hormonas empezaban a dar efecto a la pubertad donde se deja de ser niño y se pasa el camino a la adolescencia; cargar con los cambios y confusiones de sentimientos que apenas empiezan a notarse.

    La música era el instrumento perfecto para dar la mirada pícara y diciéndole a los ojos “me gustas tanto”, las mujeres al tener el sexto sentido mejor desarrollado que el varón comprendió lo que Max sentía por ella.

    - “no me mires así” – decía josefina.

    - ¿Qué tiene de malo?

    - Es que estás nervioso, tus labios se mueven como si sintieras un frio interior

    - Es que me quiere dar la tos

    - No seas mentiroso

    - No, de veras ¡achu! Snif, snif, snif – Max disimulaba estar constipado

    - ¿Sabes una cosa?, eres un mentiroso

    - Lo admito, me gustas Josefina, ¿para qué negarlo?

    - Pero Max que dices – josefina respondió fastidiada e intrigada.

    Apenas josefina respondió se acercó Jaime, un alumno, compañero de clases que nunca se llevó bien con Max porque era un tipo rebelde que decían algunos que se dedicaba al pandillaje, y unos instantes había fumado unos cigarrillos fuera de la fiesta para que nadie lo pillase, tenía la miraba maliciosa y daba miedo. Tenía la contextura algo delgada pero los brazos de fibra ya que le gustaba cargar pesas con sus hermanos mayores.

    - Oe Fina, baila conmigo – decía Jaime dirigiéndose a josefina, tocándole con un palmada suave en su hombro al ver que hablaba con Max – tú eres mi J y yo también soy tu J, juntos somos el dúo JyJ (Jei and yi)

    - Jajá – josefina sonrió, daba sensación de que le encantaba su forma de hablar.

    - ¿Qué haces bailando con este pavo? – seguía hablando Jaime ofensivo contra Max – ese ‘on no baila, parece que hubiera pisado clavo. En cambio Miguelito (argot, que se refería a sí mismo) sabe los mejores pasos del mundo. Tú sabes pe flaca, y hoy tas roja ¿Qué?, te cayó un balde de pintura encima.

    - ¡Oe idiota! – Max le respondió drásticamente en su defensa – habla bien, hablando jerga y tonterías ten más educación o acaso ¿te crees el mejor?, no me hagas reír, piensas que te tengo miedo

    - ¿Qué me has dicho Max mujercita, quieres que te saque la m…?

    - ¿A ver si puedes?

    Jaime renegaba Max había herido su orgulloso de muchacho pendenciero, tenía ganas de estrujarlo, pero sintió que no podía hacerlo al ver de reojo por los costados estaba la mamá de Max conversando con otras mamás de otros alumnos y la profesora los veía, trato de disimular y amenazó a Max que le iba a pegar otro día que se cruzaran

    - Pues tienes razón Jaime, allí empieza nuestra salsita que bailábamos en las otras fiesta que asistíamos – respondió Josefina poniendo paños fríos a la disputa.

    - Tú si ah, te acuerdas, yo ni me acordaba – Jaime respondió ya más tranquilo pero sin quitar su mirada amenazante a Max, daba la apariencia de que le iba a salir fuego de los ojos.

    - Mira como se baila piernas chuecas – Jaime balbuceaba y trataba de hacer quedar en ridículo a Max – se toma de los brazos, se mueve la cintura, los movimientos de pasos

    - Tranquilo pues, profesorcito de baile – Max exclamaba sin dejarse intimidar – baila con ella, al final la pulga busca la piel del perro sarnoso

    - Ya vas a ver cómo te voy a chancar – Jaime le gritaba a Max ya casi sin poder soportar sus palabras

    - Me voy, es mejor alejarse de quien no te quiere o de quien a quien no le importas.

    Max se alejó, a pesar de todo sintió un enorme pena ya que Josefina, la chica de sus sueños, prefería a un chico que era todo lo opuesto a él, “¿Qué tiene él?” se preguntaba mientras pensaba sentado en una silla mientras todos bailaban y celebraban la fiesta como si fuera el último día de la humanidad. En momentos como estos, sintió un vacio tan grande, ya que había soñado tantas veces que era su príncipe azul y que sería la noche perfecta de que se encontrarían risueños y con miradas tontas de tórtolos, bailarían sintiendo su imaginación y cuerpo volar como si fuese un ritual para llamar lo más profundos sentimientos del amor. Ya no soportó más y se fue corriendo al baño, se miró en el espejo y pensó “este rostro no debería tenerlo”, tenia pena y no encontraba ninguna razón para continuar en la tierra de los vivos. Una por una se fue desmoronando todo su mundo, se tocó con las palmas una parte de su rostro hasta llegar a los cabellos que rondaban su frente, sus ojos casi cerrados están al borde del llanto y no dejaba de suspirar, sentía que le faltaba el aire y se iba a desvanecerse. Abrió el caño y se lavo lentamente el rostro quitándose el sudor y cogió papel higiénico para pasar en el borde de sus ojos, tomó aire hondamente y se dio coraje para afrontar y por fin entender que no es bueno forzar las cosas. De pronto tocaron la puerta para entrar “ya salgo” respondió, abrió la puerta y era Valeria.

    - ¿Qué paso?, ¿Por qué lagrimeas de esa manera?

    - No es nada y tú ¿Por qué tocas la puerta si es el baño de hombres? – Max, con algo de inconformidad

    - ¡Wau!, pues me confundí, no traje mis lentes…

    - Pero yo no encuentro motivo para que tengas con esa cara, acaso ¿te has peleado con tu papá?

    - No, sino que estoy aburrido y tengo sueño. Osea no tengo costumbre estar despierto hasta tarde

    - Ah, por cierto – Valeria, se había recordado de algo – nos pusimos de acuerdo que en la tarde del día de hoy vamos a ir a la playa a hacer hora, ya hemos quedado que a las 12 am fuera del colegio nos vamos a reunir, el daddy de Juanito nos va a llevar en su carro y nos va a traer de regreso solo nos ha pedido que le demos un sol por cabeza para la gasolina.

    - No lo sé, no tengo ganas de ir además voy a salir en la tarde – Max, buscó una excusa.

    - No seas así, quizás para la secundaria varios de nosotros ya no estudiemos la secundaria en el mismo cole, tú dirás

    - Y ¿quiénes van a ir?

    - Voy a hacer memoria – Valeria, empezó a hacer memoria – en mujeres: Alexandra, Coraly, Tania, Alberta, Jenny, Antonelli, Raquel, Perla y por ultimo Josefina; en hombres: David, Arturo, Anselmo, Xavier, Willy, Juanito y los demás que no me acuerdo.

    - Bueno déjame pensarlo, si me decido los alcanzo.

    - Pero cambia de cara. Ya te esperamos pero si no llegas nos vamos.

    - Lo pensé y si voy a ir, además quiero divertirme y distraerme con mis patas – Max, pronunció pensando en que algo bueno podría suceder ya que asistiría Anselmo y Josefina.

    - Esa es la actitud, más bien ¿no tienes la moneda para que me des ahora mismo?

    - No. Mañana

    - Ya quedamos como te dije – Valeria, moviendo los brazos y el cuerpo a los compases de la música – yo me pierdo con los chicos y tengo que informarle a algunos que no saben, nos vemos.

    - De acuerdo tesorera ve nomás.

    - De acuerdo chico pesimista y aburrido.

    - Jajá nos vemos – Max, con moviendo las manos diciéndole chau

    Valeria se fue acercando a otros compañeros invitándoles al paseo que iban a realizar.

    Max se acerco y preguntó la hora a su profesora y le dijo que eran las 2:45 am

    - Max, ya alístate ya no vamos son casi las 3 – la mamá de Max le miró y le hizo recordar.

    - ¡Ya mami, un momentito, me despido de mis amigos y nos vamos!

    - Está bien hombrecito, haz lo que tengas que hacer

    Justo cuando Max ya quería retornar a su hogar se acerco josefina donde Max y le dijo que quería hablar con él.

    - Un momentito – Max, sonrió tanto y desapareció toda su pena y nuevas energías revivieron sus emociones – voy a hablar con mi mamá y charlamos ¿te parece?

    - Si, te espero aquí

    Se acerco el púber Max donde su mamá y le pidió permiso para quedarse un rato mas, dándole como coartada de que todos se iban a quedar hasta tarde y varios de ellos se trasladarían de colegio y que quizás ya no los vería por distintas razones. La mamá entendió y le dio permiso a Max para que se quedara todo el tiempo que quisiera con la condición de que al día siguiente tendría que limpiar su cuarto y ordenar sus cosas. Como cabe lugar aceptó gustosamente y acudió al encuentro con Josefina.

    - ¿Dime qué deseas hablar conmigo? – Max se expresó ofuscado y trato de ignorarlo, su orgullo le decía que haga eso pero su corazón que hiciera lo opuesto.

    - Bueno, si te molesta que te llamara, me voy

    - Pero como eres Josefina, como quieres que me sienta si te molestas conmigo y a Jaime le sonríes

    - Lo que sucede es que Jaime es un amigo para bailar y juerguear y tú eres para charlar y en quien se puede confiar cosa que el otro no tiene, además los dos son mis amigos – Max se tranquilizó – y dime ¿para qué querías conversar conmigo?

    - Lo que sucede es que no me gusta que me guardes rencor, yo soy así – josefina tratando de apaciguar aún más a Max y hacerle comprender las cosas – no deberías tenerle cólera a Jaime, él no es malo, solo que es un chico incomprendido y rebelde, el tiene 14 años ha repetido dos años.

    - Por burro – dijo Max altaneramente

    - Ni que tú fueras chancón, tienes promedios de 12

    - Bueno ¿a eso has venido a hablar?

    - No, la verdad que no sabía que sentías algo por mí, mi papi me dijo de que las niñas desarrollamos mucho más rápido que los niños, pero tú eres diferente. Yo te estimo como un gran amigo pero estamos muy chicos para ser noviecitos y nos fuerces las cosas lo que está destinado solo se unirá – josefina pronunció estas palabras con algo de seriedad

    - Estás en lo correcto Josefina por eso mismo me gustas, pero como es posible que tú con 12 años te guste a ir a discotecas, está mal

    - Es que yo me he ganado la confianza de mis papis y ellos me dan un horario y yo llego a esas horas y además solo voy los sábados un rato para distraerme, además en el colegio nos recargaban con tantas tareas. Además Jaime me acompaña y cualquier cosa él me defiende y como somos vecinos es diferente.

    - Entonces no era malo – Max sorprendido y lelo – y yo pensé que tenía malas intenciones

    - No lo es, sino que es algo incomprendido como ha repetidos dos veces en su casa no lo quieren mucho y no le demuestran tanto amor, se puede decir que es un chico bueno pero se refugia en otras cosas para poder sobrellevar su vida.

    - Eso quiere decir que yo soy el malo

    - Tú lo acabas de afirmar

    Siguieron platicando y Max se sintió como tonto. Todo el transcurso tenía la idea de que Jaime era el peor ser de la humanidad pero entendió que la vida no es igual para todos, siempre veía los defectos de Jaime y le apestaba su presencia, nunca se puso a pensar que detrás de toda persona que hace el mal hay un ser humano que sufre.

    Terminó de pensar y presa de la curiosidad le preguntó sobre el paseo a la playa.

    - ¿Por si acaso, te apuntas para ir a la playa?

    - Yo ya veré eso, siempre doy sorpresas como hoy pensé no venir y ya me ves estoy aquí

    - ¿Pero vas a ir? – Max preguntaba algo insistente

    - Bueno un 10% dice que sí.

    - Eso quiere decir que lo más probable es que no estarás allí

    - Hablemos de otra cosa, tu mamá nos mira y nos echa ojitos creo que piensa mal

    - No solo que me ve, es una madre sobre protectora

    - Ay Max si que eres hijito de mami

    - Bueno pero ya me acostumbre

    Las piernas de Max se movían al ritmo de las canciones que sonaban y le pidió a Josefina el favor de bailar con él, ella acepto y bailaron al menos unas seis canciones seguidas. Algunos se reían ya que Max no era el bailarin pero josefina ignoraba las cosas de los demás y susurraba en el oído de él dándole consejo de como se debe bailar y en momentos a cambiar el paso, pero era caso perdido: Max no era para el baile.

    De pronto sonó la canción grupal y todos hicieron el trencito y empezaron al desfile musical en movimientos zigzag y uno por uno ingresaba al centro para lucir sus toques de bailes y dar permiso al siguiente hasta que todos hayan expresado en el baile su alegría y conformidad de haber participado en la fiesta de sus vidas.

    - Max ya nos vamos – luisa, la mama de Max le decía ya ansiosa por irse – es tarde son casi las seis

    - No te creo, ¿es enserio?

    - Por su puesto hijo, además si no te has dado cuenta solo están pocos en tu fiesta, hay muchos que se han ido

    - De veras, ¿no lo habías notada?, está bien tienes razón me despido de mis amigos y la profesora y ya nos vamos te parece

    - Sí, pero solo te queda cinco minutos

    - Cinco minutos es suficiente

    - Pero luego no te demores

    - Si, mamá

    Se apresuro y se despidió de unos cuantos y le dio las manos; a su profesora le dio un beso en el cachete y le dio las gracias por haber sido una excelente persona y docente; deseó suerte a sus amigas y le dijo a Josefina que le acompañase por el camino pero ella se negó. Una vez terminada su labor le dijo a su mamá que ya estaba listo para volver a casa y por fin poder descansar.

    Y lo demás ya es historia del piloto de la hoja.
     
    #1
    Última modificación: 23 de Julio de 2016
  2. Maramin

    Maramin Moderador Global Miembro del Equipo Moderador Global Corrector/a

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    Espero que no sea biográfica esta novela que empiezas a presentarnos, amigo Antorcha, cien capítulos dan para mucho, veremos a donde nos llevas.

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    #2
    A Darío Nervo y Abrahám Emilio les gusta esto.
  3. Abrahám Emilio

    Abrahám Emilio Emilio.

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    Bueno Maestro Maramin siempre las novelas tienen un porcentaje autobiográfico, pero mi abuelo me dijo antes de fallecer que escribiera una novela y tengo que escribirla para que esté tranquila su memoria.
     
    #3

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