No existen los defectos…

No existen los defectos… solo los complejos…​

Muchas de las ideas que damos por verdaderas en lo cotidiano están cargadas de prejuicios, construcciones sociales o creencias heredadas por el entorno, la educación o la cultura. A menudo les damos un valor desproporcionado a cosas que, en realidad, solo nos afectan porque las hemos elevado más allá de su justa medida.

Vemos, por ejemplo, la cadena alimenticia en la naturaleza como algo grotesco, y sin embargo normalizamos las muertes por violencia o guerra simplemente porque aprendimos a mirar hacia otro lado. Pero cuando ese desajuste entre lo que sucede afuera y lo que sentimos dentro se refleja en nuestra percepción personal, todo se vuelve confuso. Entonces rechazamos lo que vemos, deseando que la realidad cambie con solo no aceptarla.

La verdad es que no siempre hay una salida rápida. Lo que sí hay es una lucha constante con un entorno que nos susurra que no encajamos, que somos diferentes, que algo en nosotros está mal. Y sin embargo, ahí es donde está la respuesta: somos todo eso y más. La aceptación empieza por uno mismo. Cambiar lo que sentimos que está mal no significa moldearnos para agradar a los demás, sino reconocer que la percepción es nuestra y que el cambio más poderoso comienza desde adentro


Crédito de la frase: A quien corresponde.

Te invito a disfrutarlo en el formato de video, solo espero que sea de tu agrado, gracias.





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