No existes

No hay nadie a quien olvidar. Te construí como respuesta a todos mis amores frustrados, tu razón de existir motivada por mi desilusión por no haberte encontrado.

Te formaste a rienda suelta como cuando el viento mece el suelo en otoño y pinta las calles de hojas muertas.

Y yo jugué a ser Dios con los elementos. Invente tu fragancia por la ansiedad de oler tu piel. Tejí tu piel con el hilo de una piel curtida de caricias. Inyecte el color de tus ojos con la sangre de mil heridas. Te llene de amor con todas mis noches mal dormidas.

Como un científico loco fuiste mi proyecto secreto, un collage de fotos dispares, un puzle encajado a base de insistencia, un juego malévolo propiciado por la demencia.
Cree un espejismo idealista lleno de momentos compartidos, de situaciones aun no vividas, una hoguera que crecía a fuego lento y que únicamente podía quemar por dentro.

Mire por la ventana en muchas ocasiones con la esperanza de encontrarte, gire pomos, baje escaleras, tome aviones, espere bajo mil chaparrones… pero jamás logre hallarte.
Con el paso de las mañanas te fuiste diluyendo en mi pensamiento, como una aspirina en un vaso de agua, como todos los malos inventos.

Desperté esta mañana y habías huido entre mis sueños, gritabas en la oscuridad de algún bostezo, te aferrabas en mis pestañas, pero resbalabas junto a las lágrimas al lavarme la cara.

Hoy otra idea he formado a base de llanto, NO EXISTES, y me amarga por dentro el espanto.

Adiós mi quimera, mi espantapájaros de esparto, hoy te aisló con crudeza al vestirme con un traje de amianto.

Perdurara en mi tu olvido eternamente , tanto como los deseos de volver a verte.

 

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Una grandiosa lección de poesía hermosa, un relato superlativo, superior, sublime.