No hay nadie.

A pasado algún tiempo desde la última vez que escribí, quizás porque dejé de sentir la inspiración que surgía con tanta naturalidad de mis desdichas o simplemente porque mi vida se volvió neutra e insípida. O quizás porque así deje que sucediera.
Hoy, vuelvo a escribir esta pequeña entrada en el blog de notas de mi celular y me temo qué, con más pena que antes e intentando que con ello se disipe la amargura que siento en cada célula de mi cuerpo.

... Cuando llegamos a sentirnos tristes o con pena, la mayoría pensaría en alguien para apoyarse a llorar o quebrarse (o para bien ambas) pero hoy, cuando desperté llorando sin consuelo, realmente no pensé en nadie, no es que no quisiera, yo solo no pensé en nadie porque no tengo a nadie, así de simple.
Entonces me detuve un momento, seque mis lágrimas, me trague el dolor y reflexione lo siguiente ¿como he llevado mi vida todos estos años que no tengo en quien pensar cuando estoy rota?
La única persona en que pudiera pensar no le importa lo que sea que yo sienta.
Sin pasar segundo alguno, me golpeó la respuesta. Estoy sola. Siempre a sido así. Aunque este acompañada estoy sola.
Habrá quien lea estas palabras y piense totalmente diferente, dirán que siempre hay una persona pero ¿saben algo? se equivocan. No hay nadie. Existimos seres que no tienen a nadie, y eso está bien (algunas veces).

Mientras tanto seguiré anhelando el día en que despierte llorando y sin pensar logre aparecer alguien, aunque sea solo en mi mente para calmar mis demonios.