1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

“No me morí (de puro rencor y con algo de estilo)”

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por Jose Anibal Ortiz Lozada, 26 de Mayo de 2025. Respuestas: 0 | Visitas: 102

  1. Jose Anibal Ortiz Lozada

    Jose Anibal Ortiz Lozada Poeta adicto al portal

    Se incorporó:
    6 de Mayo de 2024
    Mensajes:
    1.105
    Me gusta recibidos:
    1.520
    Género:
    Hombre
    Casi me muero.
    Y no lo digo como metáfora, ni como excusa poética.
    Me morí un poco, en serio.
    Cuerpo entubado, alma en huelga, médicos con cara de epitafio anticipado.
    Una muerte lenta, sucia, sin glamour.
    Una de esas donde ni los ángeles se atreven a entrar porque huele a espera y a derrota.

    Pero no me morí.
    No porque fuera fuerte.
    No porque los milagros estén de moda.
    No porque el universo me necesitara para completar su puzzle.

    No.
    No me morí por puro rencor.

    Porque vos —sí, vos— ya tenías lista tu mejor cara de tragedia griega reciclada.
    Ibas a venir al velorio con el mismo vestido negro que usaste en otros duelos,
    derramando lágrimas plásticas,
    pronunciando mi nombre como si todavía te importara,
    y diciendo entre suspiros que “pobrecito… se murió de amor”.

    Y no.
    No te iba a dar el gusto.

    Me vi en esa caja, acostado,
    con un gesto idiota de melancolía perpetua,
    mientras vos actuabas un dolor que jamás sentiste.
    Y ahí lo decidí:
    vivir por fastidiar.
    Vivir por venganza.

    Sí.
    Vivir como quien se resiste a la lápida porque aún tiene insultos por escribir.
    Como quien sale del coma con un bostezo sarcástico y dice:
    “¿Esto es todo?”

    Porque mi muerte no iba a ser el final glorioso de un gran amor.
    Iba a ser tu excusa barata para sentirte víctima otra vez.
    Y yo…
    yo soy muchas cosas,
    pero no soy tu mártir.

    Así que me quedé.
    Con cicatrices, dolores, secuelas.
    Con esta alma parchada y esta cara de domingo sin fútbol.
    Pero me quedé.
    Para escribir cartas que vas a ignorar,
    para firmar poemas que no te nombran,
    pero te delatan.

    Y cada día que respiro —aunque suene a motor viejo—
    celebro no haberte hecho el favor de morirme.
    Porque aunque me dejaste hecho polvo emocional,
    aunque tu ausencia se convirtió en mi roommate silenciosa,
    seguí.

    Me arruinaste, sí.
    Pero matarme…
    ni eso te salió bien.

    Así que sí:
    casi me muero.
    Pero me ganó el rencor,
    la terquedad de los que no se rinden ni muertos,
    y el dulce placer de arrastrar mi existencia
    solo para que sepas que aún estoy acá.

    Porque sobrevivir,
    en mi caso,
    es un acto poético.
    Y lo peor que le puede pasar a alguien como vos…
    es que yo siga escribiendo.
    Con rabia, con humor, con estilo.

    Y rabo, sí.
    Porque sigo moviéndolo.
    De puro despecho.
    De puro hombre.
     
    #1

Comparte esta página