No resultó tan tonto como creía

No resultó tan tonto como creía

No deja de hablar, ya que se calle, ¿qué no se da cuenta que es inmensamente aburrido?, y para rematar esta hablando de política como si de veras, en lo particular se poco, si no es que nada de la politique, como dirían los franceses, y la verdad no me interesa aprender.

Solo tienes que ponerle un poco de atención para darte cuenta que dice lo mismo, pero con otras palabras, para presumir su “amplio vocabulario”, pero en si es la misma idea, el discurso de siempre, pero lo que más me impresiona es como todos se le quedan viendo como si fuera un sabio, al cual se le puede aprender muchísimo, o con el que puedes pasar horas y horas escuchándolo, encantando de la vida, pero lástima, no lo es.

Lo siento, no soportaré más esto, que se enoje mi papá, que se enoje. Voy a pasar enfrente del señor disque “sabio” para que se molesten, captaré la atención de los demás y así logro una pequeña interrumpida. Cuando quieran regresar a lo suyo, al señor tal vez ya hasta se le olvidó de lo que estaba hablando, en esa milésima de segundo, alguien, que al igual que yo este sufriendo pero en serio la plática, aunque aclaro debe ser atrevido, y de esos ya no se encuentran, pero bueno, ese tipo puede cambiar de tema, éste es lo de menos, el que sea, el punto es que deje de hablar “Don Política”, y así todos contentos.

¿Ya cenaste?, rayos, que momento, era la ocasión perfecta, alguien se atrevió a decir algo, a hablar, pero lo dijo con voz muy tenue, buen intento, fallido, pero intento, apenas y escuché a Alondra, mi mamá, por alguna extraña razón no le digo mamá, y hasta eso, no le molesta, o bueno nunca me ha comentado sobre eso, del ¿por qué no le llamo “mamá”?, por tanto, doy por sentado que no le afecta que no la llame así, aparte suena mejor Alondra que mamá, o no?

No tengo hambre, le contesté, y sin derecho de replica subí rápido a mi cuarto. Ya ahí me recosté en la cama, boca arriba. Saqué mi celular, del bolsillo izquierdo del pantalón, una llamada perdida, de Lucía, una amiga del Bachillerato, hace una hora me marcó, que raro, no escuché. Después de un minucioso análisis del ¿por qué no escuché la llamada?, concluí que fue porque tenía activado el modo silencio en el celular, ah vaya, con razón, jaja, me dije a mi mismo.

Le mandé un mensaje:

Lo siento, me estaba sacando los mocos, ¿qué quieres?

Pude haber sido más ameno, generoso, pero no, para que vea que no dispongo de mucho tiempo, que tengo cosas que hacer, y también de cierta forma para joder.

Esperé cinco, diez minutos y nada, no me contestaba, perdí esperanza alguna, en ocasiones me paso de sufrido. Ah, de seguro ya vio mi mensaje. Pero me responderá como en una hora, el mismo tiempo que tardé en responderle, o si no es que se tarda más la condenada, si bien que la conozco, que no se haga, debe ser uno de sus jueguitos estúpidos para ver ¿quién gana?, al diablo, ¿ por qué siempre debe haber un ganador y un perdedor?, el bien y el mal, a la mierda.

Me dispuse a jugar videojuegos, olvidé que era una de las pocas cosas en las que soy muy bueno. A lo lejos vi el Wii Sports, a un lado del clóset, que bien lo pude tomar, y echarme un partidito de Tenis, contra la maquina, por supuesto, pero olvidé que soy un completo flojo, así que terminé por jugar uno de carros, aprovechando que el disco ya estaba dentro de la consola.

Jajajaja, ya ni me acordaba de este cuaderno, no se podría considerar como un diario, como tal, puesto que no escribía en el “diario”, sino lo que me pasaba, jajaja, que mal chiste. Solo escribía cuando me ocurría algo relevante y quería que quedara plasmado, o de plano cuando no tenía nada que hacer.

Lo encontré hasta ahora porque como ya estoy escombrando todo lo de mi cuarto, porque nos cambiarémos de casa, por la Colonia Narvarte, no esta muy lejos de aquí.

De eso ya hacen 5 años, cuando era un muchachito de 17 años que se la pasaba de burlón, que no vacilaba en criticar todo y a todos, y con una amargura digna de una señora que va llegando a los cincuenta y tantos años.

Logré que Lucía fuera mi novia, la engañé, con su hermana precisamente, pero regresamos, me engaño, que si hubiera sido por ella me engañaba con mi hermano, pero para desgracia de Lucí, no tengo, jaja, de todo nos enojábamos, o me ¿enojaba?, quizás, era muy empalagosa y a cualquiera cansaba con sus platicas superficiales.

Pero eso no fue lo más impactante, ¿se acuerdan del señor que siempre venía a mi casa a hablar de política con mi papá y sus amigos?, ese señor del que me aburría y siempre decía lo mismo, pues ese señor, ahora es Gobernador de Guadalajara, me lo acaba de contar Alondra hace unos días. Mi papá perdió contacto con él, creo que se pelearon o algo así, no supe, la verdad. Pero ahora si que, si llegó hasta donde se encuentra ahora, de Gobernador, si fue por sus conocimientos, por su alma de político, de querer cambiar a México, o bien por los altos mandos, gente que conocía del poder y consiguió que lo pusieran en ese cargo, como haya sido, llegó, así que, no resultó tan tonto como creía.

 

O si..., me ha gustado mucho la visión que tienes de esos personajes cercanos a ti y de ese momento de tu vida. Gracias por compartir.

 

Muchas gracias por comentar.