No se puede ser valiente…

No se puede ser valiente si no se siente miedo.​

Reconocer que tanto en el entorno como en nuestro interior existe una condición natural que se activa como una especie de parálisis no es señal de debilidad, sino de humanidad. Ese estado inicial que confundimos con miedo es, muchas veces, nuestro instinto de supervivencia tratando de protegernos. Conocernos, analizar lo que sentimos y tomar decisiones conscientes son formas de enfrentar nuestros propios demonios. La valentía no surge de ignorar el miedo, sino de entenderlo. Antes de cualquier acción, hay un momento clave de reflexión: un silencio que no nos detiene, sino que nos prepara. Escuchar ese impulso puede ser la clave para actuar con verdadero coraje.



Crédito de la frase: A quien corresponde.




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