1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

No soporto macerar en mis vacios

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Maia, 15 de Diciembre de 2012. Respuestas: 0 | Visitas: 514

  1. Maia

    Maia Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    15 de Diciembre de 2012
    Mensajes:
    54
    Me gusta recibidos:
    10
    (Leer vertiginosamente y casi no respetando los signos de puntuación)

    Una voz “sos egoísta”, una vez. Pero no lo suficiente, o podría serlo aun más. Una vez me conté las venas y no morí. Soy pura ficción, la parte por el todo. “El camino completo” ¡Soy ficción! Nada de esto existe, nadie conoce a nadie, nada existe.

    ¿Soy yo el que se ahoga con la lluvia?
    Me gustaría que ella se ahogara en mí,
    que salgan burbujas,
    que se revienten.

    Mi vida es una telenovela “platero es pequeño, peludo y suave”. Algún día dejaré de escribir en la manera en que pienso, como esa flaca, esa flaca era genial, pero tiene cara de Alejandra y tiene que quemarse viva en un mirador.

    Ya es hora de arrancar todas las fotitos que hay en la pared, me digo, y las miro pero me da fiaca. Las miro fuerte, siguen ahí, decido dejarlas. Como si hubiera sido adicta a, creo que ya está terminando el período de desintoxicación. Igual no me atrevo a nada. Sigo en el 9 ermitaño introspectivo al que me costó tanto volver y me recuerdo que esa fue siempre mi carta, aunque por un tiempo me haya llegado a olvidar de ella. Me juro que no me volverá a pasar, que desde ahora la voy a tener más en cuenta, pero sé que puede fallar. Declamo cosas como viva Bach, lo asocio bizarramente con tuve tu veneno. Leo Las rubiatas y me detengo en el "¡Oh! ¡El flagelo de la vida!".


    ¿Será que no tengo cigarrillos?


    Me encanta, te digo, esa flaca me encanta. Ella no lo sabe pero me encanta.
    - ¿Siempre fuiste así?
    - ¿Así cómo?
    - Tan oscura.
    - No, yo solía brillar.

    Esa fue la perra que se murió por desnutrición, nunca duraban mucho. El Tomy, creador de caos, el inmortal, lo chocaban autos, camiones, nunca moría. Y cuando lo colgamos en el fondo de casa, revivió, tuvimos que inyectarle dos jeringas de veneno, hubiera sido gracioso que reviviera otra vez.

    Y escucho el caso de la rubia platino
    ¡Locura transitoria!

    ¿Será que no tengo cigarrillos?


    - Es muy lindo vomitar por escavio
    - sonrío de orgullo por amar a alguien tan delirantemente inteligente.
    - Quisiera tener un chip en mi cabeza para escribir sin manos.
    - Si fueras mina serías re trola.

    Y no logro recordar el nombre de la perra que murió desnutrida, esa, la negra que lloraba a gritos en mi ventana.

    Como detesto ensuciarme mientras limpio, es como si tuviera que establecer prioridades, la limpieza de mi contexto o la mía.
    Comienzo y termino, me dejo escurrir toda la mugre que limpié, quité, absorbí.

    Creo que esta noche conocí a Pepito un poco más, su desesperación, la angustia, el fracaso, la pérdida total del poder.
    No debe ser fácil ser un alacrán encerrado en un vaso de plástico.

    Y me daba tanta pena escucharla llorar bajo mi ventana, en la época en que me daban pena las perras desnutridas, aunque me esta volviendo últimamente. ¿Será que estás envejeciendo?

    Esta es la quemadura de cigarrillo más simétrica que he tenido.

    Ella sabe que el tiempo no le alcanzará para bajar corriendo las escaleras, cruzarlo “porcasualidad”, decirle un par de frases irónicas y correr al aula donde el profesor de seguro aun no llegó.
    Ella sabe que él la mira cuando habla con otro. Ella sabe.

    - Sabe que la estoy mirando, por eso no se acerca.

    (Yo desparramo mi atención, exploro cada rincón del cuarto, recorro paredes, busco relieves y sombras, pero ella sabe dónde esconderse. Lo que más odio me da es que solo faltan cinco minutos para las tres de la mañana, y yo no puedo dormirme sabiendo que ella sigue ahí. Y eso que lo intento, pero ya me resigné. Porque si yo me digo: bueno, cortala, acostate a dormir y dejate de joder, apenas apago la luz comienzo a sentirla por todo el cuerpo, sí, la siento recorrer mis piernas, subir por mi pecho, rozar mi cuello, rondar mi oído, suave, como susurrándome; porque nunca habla fuerte, nunca logra la confianza de acostarse a mi lado y no sobre mi, yo le prepararía un café y hablaríamos de todas esas cosas graciosas que hemos vivido. Pero no, me quiere tanto, me desea tanto que termina por dañarme. Y nunca termina, hasta ahí, siempre y solamente hasta ahí. Llega al punto justo, sabe que me mata al no terminar lo que vino a hacer. Y es ahí cuando me pregunto sino me habré equivocado, me carcomo la cabeza, me repito una y otra vez que quizás es imaginación mía, entonces la muy hija de puta (porque resulta que no, que era ella en realidad) se arrima al rincón menos esperado de mi cuerpo para comenzar. Yo la siento (porque es ella, ahora estoy seguro) y ensarto un golpe fulminante contra mi mismo, me autoflagelo con asombrosa satisfacción solamente para notar que sus reflejos me insultan, entonces la puteo y me levanto. Debería prender un espiral y dejarme de joder.)

    Creo firmemente que seguir torturándome dentro de una habitación repleta de ella es un castigo inhumano para conmigomismo, “yo, tan bueno, yo”, (así que decide abrir la puerta y salir a oler la calle. Su mente reina)

    “Me despedazo en la noche hasta los ojos, me fundo bizarramente con luces en el aire, encuentro gritos y tumultos, una vieja se encaca en raparnos a todos, pero sé que el mundo lo dejará pasar. Me imagino extrañamente de otro lado, me encuentro en una comunidad donde me obligo a querer ingresar, elijo un bando y lo defiendo.”

    O mejor aún,

    “Soy una nena, una puta de lujo por $100, una hora, tendría que haberlo pensado mejor. Muy buena clientela, respetuosa, hoy los hombres ya ni le dicen putas a las putas.
    ¡Te parto!- Gritan desde el fondo. Se que no va dirigido a mi, pero me río igual, quizás en el lugar del resto del grupo me caería mal, igual que a ellos, pero estoy afuera, estoy tan afuera que me permito reírme de sus gritos drogadícticos.
    Desesperada, espero más, deseosa de que un roce inteligente me incorpore.
    Me descubro cercana al final y desilusionada miro entre los asientos, es ahora o nunca, lo sé, pero no recibo respuestas. Solo me queda un ¡WOW! En la memoria, una mirada y mi reclamo de más, si, lo acepto, quiero más.
    Escucho su risa en mi perfil, un ¡DALE QUE TE GUSTA!, pero no a mí, a mí me obvias, a mí me decís un WOW y me dejas.
    Y ya está, ya llegué, ya me voy.
    Espero no volver a verte, tal Quique (Así escuché que te llamaron)”

    - Te digo que es la mujer perfecta, solo que el Otro[1] no sabe no se da cuenta que la mina vale oro.
    - La idealizas demasiado, es una pobre mina, te digo, una pobre mina. Una pendeja que se cree el ser más sufrido del planeta, el más misterioso y extraño, una pobre mina, te digo.

    Ella se mira todas las noches al espejo.
    (Me siento encandilada por murmullos, si pudiera rematar un silencio, lo acunaría despacio, disfrutando el zozobrar de pupilas. Una vez más, te alentaría a venir. Dale, menoscabá en los adentros, introducite y deformalo todo. Sé que conoces mis modos de herirte, pero jugas igual. Descubrís e inventas lunares que desconozco. Me torturas en el plenilunio de mi vida, y yo saqueo segundos para explicarte una vez más que no creo en el amor, que ya perdí.)

    - Mañana la invito, te digo, tengo la excusa perfecta, el laburo le re copó y el Otro no se va a dar ni cuenta, si no le da ni pelota, pobre flaca.

    El mundo reclama que vuelva hacia si misma, se promete no ceder. No es igual a él, no comparte su completa existencia.
    “Ya no sos compatible con mi ser”.

    (Esperar se convierte en una obsesión de la cual no quiero formar parte, el mundo se va a la mierda, y deseo irme con él. Entro en la perfección, sonámbulo, y me despertás, pero se que me camuflo en mi existencia. Te desarmo, perfección, te veo incómoda)

    Los ojos se desgarran, y él no responde, esta vez no importa, se mantiene constante. “Es tan parecido al amor”.[2]

    Un amigo tiene frío y se autoconsuela con el recuerdo de lo tibio:
    - “Embarazate, usa el útero. Puta, re mil puta. Abrí las carnes”.


    (Te doy cinco segundos y me voy).


    Tocan el timbre y sabe que es ella, le abre la puerta sabiendo que preparó la pieza para que la flaca se de cuenta que es perfecto, los libros en la cama con el señalador mostrando que Jhonny es lo mejor que le pudo pasar a este mundo “esto ya lo escribí mañana”.

    El monoambiente hace que la imagine desvistiéndola, ella sabe que él sabe que le gusta. Ella sabe que él se esfuerza por la perfección.
    - Vos sos perfecta, flaca, sos perfecta.
    Ella sabe que él no sabe que la perfección es aburrida.

    Ella sabe que se quemará viva en el mirador. La flaca esa es genial, ni cuarto de bola, pero es genial. Me dice algo como “los bolivianos no tienen hijos, tienen bolivianos” y, sin esperar mi sonrisa, se trepa por las escaleras, la flaca se desparrama, sube usando todo el ancho del escalón, se las arregla para esparcirse. Esa flaca es genial.

    Se mete en el aula arrepintiéndose de no fumar un pucho antes de entrar, pero el Otro la espera adentro, la espera con el mate hecho, y ella aun con el otro olor, el otro pequeño, ese que no importa, ese que la aburre, ese que lee a Dèdèè, ese que es tan perfecto como ella.

    El Otro le da un mate lavado, mira al frente y no le dice que es linda, ella lo sabe, pero él no se lo dice. Él le dice que es perfecta olvidándose de su cumpleaños.

    (Me quiere, pero me suicido cinco veces al día, escribo servilletas con cada muerte, con cada caída.)

    Corre y cae cinco veces por distancia. ¿Qué pierdo si me elevo? ¿Si mantengo apretados los pañuelos? ¿Y si me detengo en lo espeluznante de su risa? Ese primer grito, agudo y desesperado.

    Hace años que te dejaría morir,
    ahorcada por el ventilador que no apagué;
    y morderías las aletas, se que sí,
    aunque lo niegues, no me dejarás.


    Algunos árboles se disfrutan más durante el día, igual que las barrancas. ¿Qué pierdo si me tiro? ¿Y si no corro? ¿Y si te miro? ¿Qué pierdo si te veo caer?

    Peor para el mundo sería que lo disfrutara, debería existir y repetirlo. Si, debería existir. No me siento deslumbrante ni predilecta, ¿Qué tan malo es eso? ¿Que tan existencialmente agobiante? En días así lloraría mis perdidas: una perdida, dos perdidas, tres nubes, quizás más, quizás cuatro.

    (Y es que no siento un dolor exonerable, es como si los ojos lagrimearan hacia adentro, mojando esa lamina cribosa, la que luego tengo que huracanear con un par de pañuelos y pulmones. Al final, todo sale, solo que así lo canalizo más fácil, va directo, no se derrama por los lados; y nadie pregunta, nadie indaga ni profundiza, a nadie le importa que tu etmoides este mojado. Y no los culpo, a mi tampoco me importaría, después de todo, es solo un etmoides. A veces es lindo sucumbir a las histerias colectivas, hacen que te sientas menos peculiar, diferente e impredecible. Te dejas llevar por el grito de la gorda que va delante tuyo, a ciegas, sin ver más que su permanente de un color castaño-rojizo-desgastado, algo que no sabré hasta convertirme en ella, y tenga a alguien detrás siguiendo mi grito, lo más estridente y desaforado posible, para no darle chances de perderse o huir. ¡Dios!, me siento un quinceañero con estas crisis adolescentes. ¿Cómo hago para sufrir y corromper al mismo tiempo? ¿Cómo peleo la soledad cuando la meta es estar solo?)

    Debería alejarme de prejuicios y dejar de culpar a los suicidios cotidianos, no sentirme putrefacta, después de todo ¿Quién soy yo? ¿Con que derecho? debería remitirme a lo inconsciente, dormir a Cerberos y cruzar, o extenderle mi mano, que me reconozca, que se deje dormir por el murmullo de los pasos conocidos, discutir en la fila por meterme adelante, me gusta ver como el agua se divide con el filo de la proa.

    Se que debería dejarme torturar en paz, pero es que la tortura nunca me ha caracterizado, podría hacerlo un estilo de vida, naturalizarlo, lograría sufrir y corromper. O soñar, inevitablemente, con algo inalcanzable, podría contar algo, recuerdos de la infancia, o rebelar secretos subyugantes, sí, una vez me enamoré. Y es que me siento extrañamente poseído de mi mismo, hasta podría recuperar aquel sueño perdido de serlo todo, todo y al mismo tiempo, en el mismo lugar y en mi misma existencia.

    Me quiere, pero.

    Hoy me enamoré setecientos sesenta y cinco veces, y recordé que no creo en el amor, que ya perdí.

    "Sé fiel hasta la muerte” Apocalipsis 2:10.

    [HR][/HR][1] En el sentido lacaniano del término.

    [2] “Y más barato…”
     
    #1
    Última modificación: 15 de Diciembre de 2012

Comparte esta página