No soy

No seré el mañana. No fui el ayer. Soy el hoy, te busqué en mis sueños, te extrañe hasta decir basta. Recogí cada pedazo y armé un recuerdo.
Cuando me di cuenta, era un niño tratando de pegar las cenizas de algo extinguido. Una confesión, un suspiro. Un intento más de ser feliz.
¿Por qué, no? Aún siento las huellas, quemando sobre mi piel, tan marcadas como un tatuaje. Mirando el cielo, mirando del azul al oscuro, Del sol a la luna.
Es más díficil vivir, y más fácil darme cuenta que no está, que ya no existe, que ha desaparecido esa sensación de llenura. De amor, de ternura.
Olvidé, ese sentimiento de locura, de salir, caminar, respirar sin importar nada, sin pensar en el mañana, sin pensar en el ayer.
Recordé, el vacío, la falta. No sére el mañana. No seré el ayer. Seré el hoy. El que te busca, te besa y se olvida. Bajé, escarbe, llegué al infierno.
No te encontré, te habías marchado. Subí, me disfracé, llegué al cielo. Te encontré y te robe. Ven, hasme compañía, te quiero a mi lado. Te quiero para caminar
en el oscura de la noche, sin importar nada, te quiero para reír, te quiero para morir, te quiero porque te amo.

 

Un grito de amor a los cuatro vientos y en caminos imposibles. La fuerza del sentimiento. Un placer dejar mi firma. Saludos.

 

La hermosura de las letras divinas de la literatura maravillosa.