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No tienen alas

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Eratalia, 11 de Diciembre de 2017. Respuestas: 15 | Visitas: 1115

  1. Eratalia

    Eratalia Con rimas y a lo loco

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    La mañana se despertó calurosa y brillante, como tantas otras de aquel estío, invitando a huir de la ciudad y disfrutar de un día en la playa, con el único objetivo de dejarse acariciar por el radiante sol y gozar de las cálidas aguas del Mediterráneo.
    Natalia y José Luis enfilaron la carretera de la costa pertrechados con los mínimos enseres necesarios para pasar una tranquila jornada al borde del mar; en menos de una hora habrían llegado a su destino y el resto del día se les figuraba tan placentero que ya lo disfrutaban por anticipado.

    Tras estirar sus toallas sobre la arena, se lanzaron al agua.

    El sol ardía con toda la furia de que era capaz en el zénit de su esplendor y las aguas tibias les dieron la bienvenida como amables anfitrionas.

    Al principio, el mar en calma no hacía presagiar ningún contratiempo y les invitaba a jugar, y a reír, como dos niños felices y despreocupados.
    Después Natalia se adentró nadando, y luego, poniéndose de espaldas, se mantuvo flotando con los ojos cerrados sobre la mansa superficie del agua.

    Había perdido la noción del tiempo y el espacio cuando un grito la sobresaltó:
    -¡Natalia, cuidado, el agua se está encrespando! ¡Vuelve aquí, estás muy lejos!
    La voz de José Luis sonaba angustiada.

    Natalia abrió los ojos, volviendo a la realidad y observó, estupefacta que la distancia que le separaba de su marido era mucho mayor de la que hubiese podido imaginar; apenas lo escuchaba, era como una figura lejana que agitaba los brazos con violencia y de la cual una fuerte corriente salida de nadie sabe dónde, se empeñaba en separarla.

    La mujer hacía denodados esfuerzos por mantener la calma y se repetía a sí misma que todo saldría bien, que sólo era necesario no agotarse luchando contra las olas y no dejarse llevar por el pánico.

    La mar se había tornado tan brava que cualquier intento de ganar la orilla se le antojaba batalla perdida de antemano, la tormenta rugía mientras las olas comenzaban a envolverla y ya, solo a intervalos, podía ver la figura de aquel hombre que se debatía entre la desesperación y la impotencia, aquel hombre al que tanto amaba y del que, mentalmente comenzaba a despedirse.
    Por un momento pensó que era el final y se sumió en una sentida plegaria mientras su cuerpo, exhausto, decidía sucumbir.

    Pero de pronto y como surgidos de la nada, unos fuertes brazos la agarraron y se sintió segura cuando, en cuestión de segundos, sus pies tocaban firmemente la áspera arena del fondo.

    José Luis, a su lado, con el agua por la cintura, la abrazaba tan fuerte que amenazaba con ahogarla, en un estallido de júbilo y nerviosismo...

    -Por un momento creí que te perdía, y no podía hacer nada por remediarlo, las olas me impedían avanzar -le susurraba entrecortadamente, presa de tremenda agitación- y no soy muy bueno nadando…¿estás bien?

    Natalia se desasió del abrazo buscando con la vista al hombre que la había rescatado, aquel extraño que la acababa de salvar de perecer ahogada, apenas sin esfuerzo aparente...

    -José Luis...¿dónde está? ¿Dónde está ese hombre que me ha sacado del agua? Ni siquiera he podido darle las gracias.
    -No lo sé, al abrazarte lo perdí de vista... No debe andar lejos. Sólo lo vi unos segundos... fue todo tan rápido...

    Natalia miró a su alrededor, el fuerte viento, las olas encrespadas y las gruesas gotas de lluvia habían hecho que, en cuestión de minutos, la arena quedase desierta.
    Natalia y José Luis se miraron sobrecogidos e inmóviles bajo la lluvia que arreciaba sobre sus cabezas. Natalia musitó...

    -Ahora sabemos que no son como los pintan... los ángeles no tienen alas...

    José Luis asintió en silencio y ambos, aún abrazados, emprendieron el camino de vuelta a casa.

    Eratalia (2012)
    ...........................................................................................


    Aquella mañana Natalia y José Luis madrugaron más que de costumbre. Habían decidido pasar el día en la playa y no querían padecer las previsibles retenciones de un domingo de verano camino de la costa.

    Cuando se disponían a desayunar, con algo de prisa, Natalia se dio cuenta de que había olvidado sacar la mantequilla y le pidió a José Luis que la cogiera del frigorífico.

    Al hacerlo, él empujó sin querer un pequeño imán que estaba enganchado en la puerta y este cayó al suelo.

    Volvió a la mesa con la mantequilla en una mano y la figurita rota en la otra.

    -Lo siento, Natalia, se me ha resbalado y se ha partido -dijo, entregándosela a su mujer.

    -¡Vaya! –exclamó ella contrariada- ¡Con el cariño que yo le tenía! Este angelito me lo regaló Lourdes, poco antes de… bueno, ya sabes, fue lo último que me regaló. Ella creía en sus ángeles de la guarda.

    -De verdad que lo siento, sé lo que significaba para ti.

    -No te preocupes. Estas cosas pasan, pero lo conservaré así, aunque ya no tenga alas. Sigue siendo un angelito. Venga, démonos prisa o la carretera estará insufrible.


    El día era espléndido. Enfilaron la autovía pertrechados con los enseres necesarios para pasar una tranquila jornada al borde del mar. En menos de una hora llegaron a su destino, buscaron un lugar apartado de la gente y tras estirar sus toallas sobre la arena, se lanzaron al agua, que estaba tan calmada que invitaba a jugar y a divertirse.

    Así lo hicieron como dos niños felices y despreocupados.

    Después Natalia se adentró nadando, y luego, poniéndose de espaldas, se mantuvo flotando con los ojos cerrados sobre la mansa superficie del agua.

    Había perdido la noción del tiempo y el espacio cuando un grito la sobresaltó:

    -¡Natalia, cuidado, el agua se está encrespando! ¡Vuelve aquí, estás muy lejos!

    La voz de José Luis sonaba angustiada.

    Natalia abrió los ojos, volviendo a la realidad y observó, estupefacta que la distancia que le separaba de su marido era mucho mayor de la que hubiese podido imaginar; apenas lo escuchaba, era como una figura lejana que agitaba los brazos con violencia y de la cual una fuerte corriente salida de nadie sabe dónde, se empeñaba en separarla.

    La mujer hacía denodados esfuerzos por mantener la calma y se repetía a sí misma que saldría de aquella, que sólo era necesario no agotarse luchando contra las olas, y sobre todo no dejarse llevar por el pánico.


    La mar se había tornado tan brava que cualquier intento de ganar la orilla se le antojaba batalla perdida de antemano, la tormenta rugía mientras las olas empezaban a engullirla y ya, solo a intervalos, podía ver la figura de aquel hombre que se debatía entre la desesperación y la impotencia, aquel hombre al que tanto amaba y del que, mentalmente comenzaba a despedirse.

    Por un momento pensó que era el final y se sumió en una sentida plegaria mientras su cuerpo, exhausto, decidía sucumbir.

    Pero de pronto y como surgidos de la nada, unos fuertes brazos la agarraron y se sintió segura cuando, en cuestión de segundos, sus pies tocaban firmemente la áspera arena del fondo.

    Jose Luis, a su lado, con el agua por la cintura, la abrazaba tan fuerte que amenazaba con ahogarla, en un estallido de júbilo y nerviosismo...

    -Por un momento creí que te perdía, y no podía hacer nada por remediarlo, las olas me impedían avanzar -le susurraba entrecortadamente, presa de tremenda agitación- y no soy muy bueno nadando…¿estás bien?.

    Natalia se desasió del abrazo buscando con la vista al hombre que la había rescatado, aquel extraño que la acababa de salvar de perecer ahogada, apenas sin esfuerzo aparente...

    -Jose Luis, ¿dónde está? ¿Dónde está ese hombre que me ha sacado del agua? Ni siquiera he podido darle las gracias.

    -No lo sé, al abrazarte lo perdí de vista... No debe andar lejos. Sólo lo vi unos segundos... fue todo tan rápido...

    Ella miró a su alrededor, el fuerte viento, las olas encrespadas y las gruesas gotas de lluvia habían hecho que, en cuestión de minutos, la arena quedase desierta.


    Los dos se miraron sobrecogidos e inmóviles bajo la lluvia que arreciaba sobre sus cabezas.

    -Ahora sabemos que no son como los pintan, -musitó Natalia- los ángeles no tienen alas.

    Jose Luis asintió en silencio, y ambos, aún abrazados, emprendieron el camino de vuelta a casa.

    Eratalia (2022)



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    #1
    Última modificación: 22 de Marzo de 2022
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  2. Oncina

    Oncina Têtard terrible

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    Muy interesante tu Ángel de la Guarda a lo Mitch Buchanan (no sé como se escribe, así que al bulto).

    Pasamos de la tranquilidad al susto, al menos acaba bien.

    Abrazos.
     
    #2
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  3. Eratalia

    Eratalia Con rimas y a lo loco

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    Pues sí, acaba bien.
    Me alegro de verte.
    Saludos cordiales.
     
    #3
  4. libelula

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    Caramba, Eratalia, me has puesto la carne de gallina, esta tan bien contado que produce una angustia y una inquietud desasosegante, casi parece real.

    Me ha gustado que apareciera ese ángel ufff...
    Muy bien narrado.
    Un abrazo grande.
    Isabel
     
    #4
    Última modificación: 26 de Diciembre de 2017
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  5. Recently played

    Recently played Contemplador nocturno de poemas

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    Me gusta mucho, como siempre, la forma de describir los ambientes y situaciones. La tranquilidad y la calma preceden a la acción. La historia me gusta, para mí habla de ese sentimiento de pertenencia que lleva a ese ángel desconocido a salvar a otro ser humano o quizá simplemente a otro ser vivo. Muy buen relato.
    Abrazos
     
    #5
    Última modificación: 17 de Diciembre de 2017
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  6. Eratalia

    Eratalia Con rimas y a lo loco

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    Muchas gracias, Isabel, por estar ahí, leyendo todo lo que publico, aunque sea en el rinconcito de las olvidadas prosas.
    Un abrazo.
     
    #6
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  7. Eratalia

    Eratalia Con rimas y a lo loco

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    No vi que habías pasado por aquí. Se te echa de menos.
    Muchas gracias.
    Un abrazo.
     
    #7
  8. Zev

    Zev Invitado

    Es fácil lectura. Se lee de principio a fin sin pausas . Me ha gustado.
    Saludos.
     
    #8
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  9. Eratalia

    Eratalia Con rimas y a lo loco

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    Muchas gracias, Zev, por haberte entretenido leyendo mi relato.
    Saludos cordiales.
     
    #9
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  10. libelula

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    Querida Eratalia, he vuelto a leerlo como si fuera la primera vez y he vuelto a sentir la angustia. Es un relato que atrapa, contado en primera persona.
    Espero que sea rescatado y leído por mas compañeros.
    Un abrazo grande.
    Isabel
     
    #10
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  11. Eratalia

    Eratalia Con rimas y a lo loco

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    Muchas gracias por tus buenos deseos, pero las prosas están condenadas al ostracismo sin remisión, está claro.
    Un abrazo grande.
     
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  12. libelula

    libelula Moderadora del foro Nuestro espacio. Miembro del Equipo Moderadores

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    Es una auténtica pena.
    Un enorme abrazo.
    Isabel
     
    #12
  13. CyranoenVitoria

    CyranoenVitoria Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Un relato consistente y con todos los ingredientes que deben llevar estos trabajos : concisión, emoción y desenlace casi en el mismo cuadro.
    ¡Qué difícil es !
    Saludos
     
    #13
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  14. Eratalia

    Eratalia Con rimas y a lo loco

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    Muchas gracias, Cyrano.
    Al rescatarlo he comprobado que, aunque lo publiqué aquí en 2017 lo tenía escrito desde 2012, según consta en mis archivos. Hace unas semanas hice una nueva versión, intentndo limpiarlo de la sobreabundancia de adjetivos y queriendo redondear más la historia. No sé si la he mejorado o la he empeorado; iba a sustituirla pero al final he optado por añadirla debajo. Si tienes un momento para volver a leerla me encantaría saber qué opinas de los cambios.
    Gracias.
    Saludos cordiales.
     
    #14
  15. CyranoenVitoria

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    Si estás leyendo esto quiere decir que he usado bien el "citar"... que ya va siendo hora.( y sólo tres puntos suspensivos, gracias por todo).
    Me parece bien que incluyas el antecedente de la rotura del angelito pero yo lo haría de una forma más reducida.
    Quizás una somera frase sobre lo que representa para la protagonista pero eliminando la mayor parte del diálogo tras la rotura.
    Un gesto de disculpa sin palabras y otro gesto de ella con un comentario al que podrías darle un tono de cierto misterio que al final se aclara con lo acontecido en la playa. Es decir no extenderse tanto en ese incidente y relatarlo de otra forma .
     
    #15
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  16. CyranoenVitoria

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    "Cito" de nuevo tras una segunda lectura : creo que José Luis habla demasiado y con frases demasiado largas para la tensión del momento.
    Si estás gritando a tu mujer que se pierde en el mar no le dices tantas cosas, por ejemplo.....
    En general mi opinión es que se no deben explicar tanto las cosas.
     
    #16
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