Noches eternas

Continicio me pareces imperecedero y con los días te vuelves reiterativo, con cada porción de tu existencia me mantienes circunspecto, agitando el vaso llenado con el agua que brota de la fuente de mis mas intrínsecos pensamientos. Ese vaso que va llenándose paulatinamente con el agua de cada noche, derramando gotas que se sienten como acido en las heridas mas profundas causadas por mis perennes reflexiones, sentenciandome a ser participe de interminables consternaciones en los mas estúpidos juicios que pude formular como un simple hombre.

Noches en penumbras que me torturan de la forma mas cruel, con mi alma desnuda a flor de luna junto a tormentas que caen sobre la cuna de mis mas arraigados pensamientos, desprendiendo el dulce petricor de mis tierras desiertas que se bañan e iluminan de aquella agua y luz útiles pero inoportunas, que llenan las sombras de mis días de fortuna, al ver como una hermosa y delicada rosa en la oscura y silenciosa noche empieza a florecer.

Es esta rosa delicada llena de pétalos formados de curiosidad insaciable, rosa naciente que adorna los desiertos inmensos de mi mente, es esa invaluable rosa la que hoy damnifica la superficie de mi piel emocionalmente, llenándome de cortadas al filo de sus espinas hirientes, rosa inmarcesible que tiene mis ideales como común e imperfecto ser vivo destruidos en mil partes como nunca antes.

Espinas que dejan cicatrices siendo acentuadas por la luz de luna llena en el blanco de mi tez, luz que pinta y resalta mis manos ensangrientadas vueltas nacaradas mientras reposan en la orilla de mis sabanas viendo la noche caer. Manos que buscan desesperadamente una hoja para con palabras expresar a la par de mis inútiles lamentos, escribir nuevamente con la tinta de mi sangre en el papel, la misma ideología repetitiva que me he planteado como el estupido hombre que el universo me limitó a ser.

Rosa delicada y susceptible a la destrucción, rosa presente en muchos que perdura en pocos, rosa misteriosa y espiritual que llena los lugares mas desamparados del perfume necesario para el origen de nuevas almas con la necesidad de volverse perecederas. Oh bella rosa que afortunado soy de tenerte aquí con vida, me gustaría hacerte un altar con jardines en el ser de los demás, para cosechar las virtudes que todo humano desea alcanzar.

Rosa que da mas muerte que vida a mis momentos taciturnos, rosa descarada conocedora de su importancia en mis desiertos nocturnos, rosa imprudente que mis noches perfuma y adorna, condenando mis certezas y objetivos a una prisión dentro de un mundo sin ninguna miserable explicación, rosa asesina de aspiraciones. Dime rosa que debo hacer contigo ¿debo aniquilarte cual hiedra venenosa? ¿O permito que sigas intoxicando el aire que le permite respirar a mi felicidad artificiosa?.