Nostalgia en un acorde.

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Hoy la ciudad estará todo el día mojada, me doy cuenta cuando tus manos pasan por el piano, midiéndolo, besándolo. Las teclas sobre las que descansa tu mirada suben y bajaban llorando las notas. Tú haces del llanto música mientras todas las cosas se ponen a escuchar lo que tocas. Yo no quiero elogiarte como acostumbran los melómanos pero te escucho a tu hora, en el lugar preciso. Harto sé lo que tocas; tan simple, tan bello, como para morirse escuchando. En el medio justo de dos o tres notas tu destreza llena mi vida, te repites incansablemente, eres la misma cosa siempre; una nota en el instante justo en que deja de ser nota y deviene en un acorde. Puedo atraparlo, abrirlo en dos. Lo descubro libre por fuera y cautivo por dentro, y está lleno de ti. Comprendo que acabará siendo la semilla de un deseo y he de pegarlo. Así estamos tú y yo, pegados con agua, llorando la vida mientras el acorde se hace transparente.
Ordeno a mi corazón que lata tus notas para no evitar que la ternura del llanto entre en mi alma. El mar se sienta a tu lado, está cansado de jugar con las nubes saltarinas y me llama diciendo: ven descalzo para no romper mi agua; ven apacible a reflejarte en el infinito espejo de sus ojos, dale a su nostalgia la esperanza de poder verte. Yo estoy más allá de tu mirada serena y siento las seductoras notas de una melodía herida que trepan a mi nuca, el dolor deja señales que se esparcen por el cerebro como si fuesen música. Una correcta inarmonía duele al apurar un momento tuyo. Tienes un mundo entre los dedos y un mundo más hondo y desgajado entre las teclas. Busco echarme en el mar y tener la libertad para mojarme, pero me empuja para no entrar donde hasta el piano siente tu cercanía. La melodía que tocas tiene la voz de un gran amor y una presencia de escondite que me enturbia el corazón. Tu nostalgia entra en la ciudad, donde tengo un lugar para abrazarte, pero me falta el mar para implorar el encuentro.

 

Cuando uno admira a alguien es porque de alguna manera también lo está amando.
Es el primer indicio que el corazón está golpeando y nace la fuerza dentro de uno,
irracional casi siempre y que es capaz de atravesar océanos, en este caso para
escuchar esos acordes que están haciendo la vida misma.
Lleno de imágenes preciosas es tu Prosa y siendo algo triste, uno se va olvidando
que lo es y se detiene solo a apreciar la maestría con que vas describiendo escenas,
momentos, locaciones y emociones.
Como siempre, Engel, marcas sello propio en Prosa.
Buenos días, amigo. Muchas gracias.
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Nostalgia palpada en cada rincón
de ella,
abrazos
!Felices Fiestas!
Denn

 

Buenos días, Margarita. Gracias querida amiga por dejar tan hermoso comentario. Siempre es bello leerte.
Te dejo un fortísimo abrazo junto con mis mejores deseos para que disfrutes de unas Felices Fiestas. Ojo!! con el Champagne, no te fíes de la sed, eh? Jajajajajaja.... baaay

 

Mil gracias Dennisse por detenerte a comentar,

igualmente, querida amiga... !Felices Fiestas!

 

Nostalgia encadenada en esos acordes de melancolía, con la ternura que caracterizan tus letras.
Una musicalidad espontánea, que me ha deleitado con tu voz y tus acordes poéticos.

Mis felicitaciones, por tan encantador trabajo.

Siempre, un beso.

María.

 

Un arpegio, dulce y triste pero igualmente bello. Me ha gustado mucho tu escrito. Saludos.

 

Gracias, estimada poeta. Un placer para mí contar con tu presencia y disfrutar del comentario.
Saludos cordiales.

 

Gracias, María.
Beso gigante para ti, querida amiga.