Nuestra noche

Sencillamente increíble. Me hiciste sentir única, querida, amada en tus brazos. No quería que el tiempo pasara, el cansancio me acosaba y yo no podía permitir que se me cerraran los ojos. Quería saborear cada instante contigo. No sabía que pasaría mañana, pero tampoco me importaba. Por un tiempo todo se volvió más fácil, las preocupaciones cesaron, los latidos de mi corazón sonaban en plena armonía con el tuyo. Tus manos dejaban de ser ásperas en mi espalda, para convertirse en verdadera fuente de placer. Te hablaba y me escuchabas. Sé que me mirabas y sonreías cuando movía mi cabeza por tu pecho para luego cerrar los ojos y sentirme plenamente. Olía tu perfume que tanto me gustaba, ese que te pusiste la primera vez que te vi y que siempre guardas para mí. Hablamos del futuro, de nuestra vida juntos. Nos reíamos al darnos cuenta que no parecíamos querer las mismas cosas, ni teníamos los mismos planes y nos inventábamos alternativas imposibles en las que ambos salíamos ganando. Pero en el fondo yo sabía que cederías a mis peticiones porque tu amor por mí no conoce límites. Me recordaste tu mensaje del día anterior mientras trabajaba y me enfadé un poco contigo porque habías cancelado esos planes que teníamos des de hace tanto tiempo. Me pediste perdón y pusiste mil y una excusas que no creí. Sabía que te apetecía mas quedarte con tus amigos a tomar unas copas y ver deportes que ir a ver una aburrida exposición. En el fondo lo entiendo, no eres perfecto. Y por eso te quiero. Quisiste compensarlo esta noche y lo conseguiste. Sabes lo que me gusta, mi plato favorito, la película que mas adoro...y lo preparaste todo perfecto.
Fue inolvidable. Aquella cita que siempre quise contigo.
Poco a poco notaba que los ojos se me cerraban, no podía evitar más el cansancio que me acechaba después de un duro día de trabajo. Los párpados me pesaban pero no podía mantenerlos más tiempo abiertos. Notaba tu presencia y es me hizo dormirme plácida y felizmente.

Fue una lástima que no estuvieras allí.

 

Ese final dio vuelta todo jajaja... Y da a pensar que allí hubo imaginación, o, lo que es peor, que su cabeza no estaba en su cuerpo junto a ti.