NUESTRAS ESTACIONES

Me trae el viento cansado
una caricia candente de agosto.
Y el frío que da no tenerte
se muere y se esparce por todo.

Recojo el dolor de añorarte,
lo ato a mi triste recodo,
lo mimo, lo lío y lo anudo,
lo avivo y me alumbra en otoño.

La luz que me da tu recuerdo
siembra en mi cuerpo de invierno,
el secreto de unos labios
acogiendo celoso silencio.

Y nace virgen en la añoranza
una dulce primavera,
tus manos me tocan las alas,
yo prendo en tu pecho mi Hiedra.
Y besando verdes tus aguas
te hago más mía y eterna.

 

La pluma en la mano de un maestro como tu produce versos que estremecen el alma...

Besitos de fresa,

 

Gracias Guada de lejos,
distancia cercana
de huesos y carne en el aire.