Objeto

Gira el instinto y se llena de agua, poza el mural de imágenes, se hunde en el portal, conspira y siembra figuras monocromáticas.

La síntesis de una agonía cruda que muestra una realidad crónica en la indecisión letal.

Muta en el reflejo y se transforma en un sonido atónito, delegando a la ansiedad, su utilidad, como si fuera cualquier inspiración.

Vuela inconsciente y huye en modo transparente, se desliza sutil por su propia cornisa.

Se oculta sobre un terreno arenoso y se enciende como un rayo de hielo.

Los cuerpos tácitos transitan en mi mente, y los espacios se juntan de manera corriente, aunque la capacidad de comprensión sea minimizada por los extraños conceptos de moralidad, allí estaré, para poner una cuota de misticismo y disimular el trago amargo que delega el realismo traidor de la urbanidad.

Obediente a una nueva situación de insomnio ocular, los sentidos humectarán sus imágenes con su aceitado característico de surrealismo, que concederá un poco mas de tiempo real, al que habrá que someterse sin remedio.


Mientras relato una idea que se ha depositado a un costado de mi almohada, veo que será preciso, domesticar los impulsos prosaicos y, secuenciar los sentidos, sin modificar su formación original claro.


Seguramente se haya llegado hasta mí, muy temprano, entre los recursos virtualmente traspapelados, que acostumbran acumularse en la espera de ser advertidos, quizás con la esperanza de nacer como idea.

Primero deberé reconocerle como objeto, luego darle entidad, para así entenderle. Esto no será tarea fácil, a veces es escribir, haciendo al inconsciente que supere la incomodidad del movimiento corporal, frente a su exterior, para que luego, pueda imaginarse en un limbo subterráneo, donde se desarrolle sin perder su ductilidad en la comprensión, y sin que ulcere su sentido práctico, ni sufra alteraciones en su astralidad.