odiar

El odio es así, solo te da más para acordarte, o sea, con odio no pasas página; ¿merece la pena odiar? Será que odiar es lo que queda…, o se odia más la página que aún no llega. Con el mero hecho de divulgar ese odio, crees que el libro de memoria has aprendido. El odio es la gran flaqueza del gordo jartao de dulces y cremas repletas de poco empacho; su gordura expuesta solo tiene un problema, el peso que quisiera pero que jamás conseguirá. El odio es el rencor por las desdichas que en tu mente portes, que llevas por muchos y años, que hará que la página siguiente pese mil toneladas y nunca puedas pasarla, porque tu rencor es tan tuyo que si leyeras bien antes de intentar levantar esas toneladas, te aseguro que un mosquito podría ayudarte. Con un soplido puedes mandar a tomar por viento al libro.
Siempre un placer, tú misma, en tu mente está el poder de tenerme en ella siendo feliz con tu odio, toda la vida… qué agonía, ¿no? O pensando joder, ¡odiarlo es lo que divulgo!, porque odiarlo es lo que feliz quisiera. Así que prefiero que me odies toda tu vida, pero quiérete, hazte caso, y si algún día me necesitas, ya sabes donde estoy.
Te deseo lo mejor.

 

gracias por tu comprension