odisea invernal

Ya vuele el invierno depurando las calles con tempestades que se desbordan por las aceras, ya viene el frio a congelar la esencia que duerme bajo el techo del refugio, torrentes fluviales abundan y se congregan en el suelo suicidándose en las cloacas que engullen caudales de flujo acuoso mientras yo me planteo comenzar a esbozar arcoíris coloridos en las paredes de mis aposentos donde cada día reina la anarquía, todo ser que adueña su capacidad a las efímeras sombras del obedecer será castigado por el tiempo, será su hastío fruto de haber sido una marioneta mas cumpliendo con las supuestas normas que debemos acatar para tener todo aquello que presuntamente hay que tener, mas yo no me dejare manipular por esa ideología barata… persigo sueños que he de cumplir y todo mi empeño se desempeña en empeñar la fuerza que vendo a precio módico a cambio de nada, sin beneficio sigo testarudo en mover mi palabra por las veredas del mundo incierto que rige la fuerza que establece la suma de cuánto cuesta mi ética, le pongo precio a algo que para mí no lo tiene y continuo reventando limites y saltándome los patrones que ensucian la materia, he de seguir sosteniendo este peso sobre mi cuanto más delicado se muestra y más energía desgasto en sacudir con disciplina el azote a mi demencia, se que este mundo amanerado y remilgado no está preparado para ser cómplice de tanto pecado, de tanto odio que derramé sobre ínfulas paginas purgadas con la sangre bendita de mi culpa, tan solo mentes diferentes y sombrías sabrán captar ese exabrupto tan temido por lo usual, tan solo un alma atormentada podrá sentirse identificada con mis cuentos sin moraleja, de amargura están hechas mis trovas benévolas que profetizan maldiciones al augurio de los sacros templos donde se rinde culto al absurdo, ardan parroquias por el fuego de la crueldad, ardan curas pedófilos y monjas ninfómanas abrasados todos la ira de su propio dios, quiero ver destruido todo aquello que odio… estoy fumándome la vida en frente de mi escritorio calcando la naturaleza del ser herido, convaleciente pero inclemente, tan fuerte como desvalido y tan indefenso como inmune, recio y firme vigor que crece imparable, mas estoy en el juego y nadie puede pararme… nadie podrá impedir que mi verdad cruce fronteras y viaje prospera y eficaz sobre los márgenes del tiempo, tiempo robado al tiempo que gasto siendo paulatino denso lento y doliente y a su vez súbito y fulminante, arrasando mi causa con la razón que arraiga en la flora de mis caudales secos donde inertes brotes estériles germinan de baldío cerrazón de mi vanidad, tanto se crece mi petulante indolencia como tanto mi desidia se acrecienta, la bipolaridad tornadiza de mi delirio ausente se muestra frágil y febril como albacea del dintel que sostiene mis bienes y mis males custodiados por las sombra del destino bienhallado, se cae cóncava la vetusta estampa del panteón de mi esquizofrenia sepultada al exilio, único legado que suceder a la alcurnia de mi proceder enfermo, de espectrales visiones deformes de fantasmagóricas virtudes nacientes del subconsciente infecto, de voces de muertos venidos de otra dimensión donde todo es turbio y confuso, de un abismo en la órbita de la atmosfera que nos da de respirar ese halito suspirado por el demonio que hiede a maldad y perversión placentera en el sentir exhausto de la lucidez que nos embauca cuando lo pérfido es confortable, y el equilibrio anémico que pone en su balanza locura y sensatez se columpia oscilando su sino hacia perdición o salvación, todo empieza donde acaba un fin que comienza siendo principio terminal en la muerte de un nacimiento… todo es nada y nada es todo, el amor caduca como el cuerpo exánime marchita con la vejez que los ciclos interfieren, mientras tanto escribo a la intemperie del sentimiento abierto cual carne desnuda sobre las sabanas de la alcoba de un burdel donde ebrio de soledad fornica el tímido silencio que inunda al huraño que con su apatía se torna veneno, de aquel que con lampiños besos sutiles no se deleita, de aquel que tapio con cemento las ventanas de su corazón dolorido, de aquel que le escupe a la vida desde la clausura de su cárcel erigida por su desengaño, del mismo que no deja que la dilección de un afecto benevolente traspase su desventura para no perder ese nexo perfecto hermanado con la soledad que impregna su querer trivial, el mundano clamor que alimenta las entrañas del silencio contamina la sangre coagulada que gangrena la garganta decapitada del mal que abunda en el pensamiento, el cruel sadismo que subyuga la mente del que odia tan solo es vulnerabilidad sometida a la trama que ensucia su razón al ser frustración constante su causa, mas el alma que desprecia sin piedad y después perdona con honestidad será salvada por la justicia del karma que restaura su aura al encontrar la paz, mas tarde su locura será su credo, su fe será suya y su esperanza se mantendrá firme ante la dificultad que estorba en su camino errante, su estimulo será condicionado por el entorno que cerque su estadía y su bienestar dependerá de él. La adversidad que enmaraña la penumbra del destino buscado tan solo son mas fuerzas para continuar y siempre evitar quedar varado eternamente en la orilla del fracaso, pues quede como secular vestigio este manifiesto que colma la sinrazón de la incertidumbre que atormenta al intelecto, mas ahí persista cuando el luto del funesto tiempo que nos custodia cubra su luz con un manto oscuro de tinieblas cual velo de la muerte oculta las fauces del demonio, y que la fortuna nos llegue y nos sature de alegría mientras la imaginación fecunda al sueño que duerme sumido entre fantasías utópicas que anhelamos cumplir, y que el hambre se torne opulencia, y que el germen del mal se erradique, que los escombros de lo que un día fue nuestra sabiduría se recompongan y el buen juicio de nuestra razón se asiente, que se deshielen los álgidos témpanos del glacial sentimental frio e insensible que no sabe amar, mas la renuncia y la resignación son la cura, pues cuando aprendes a perder el miedo se esfuma, ese temor a fracasar se evade de su pánico y se torna energía, el ciclo se perpetúa…. La visión que tienes del mundo se basa en alusión de cómo el mundo te trató a ti, tu forma de pensar puede cambiar según tu emoción dicte, ningún criterio persiste inamovible, lo que hoy desprecias mañana puede gustarte y viceversa, nunca digas nunca aunque siempre tampoco prevalecerá como sempiterna esencia que perdure lo suficiente como para adaptarse al latido que te impulsa a ser costumbre que afiance tu estabilidad acomodada, todo viene y todo se marcha… el querer durara lo que dure tu autoestima integra, mas cuando violen tu presencia con injurias y tu dignidad mengue como lánguida muerte y sea tu bajeza sinónimo de orgullo que aprenda a convivir con la vergüenza tu honor será tuyo y solo tuyo a pesar de la abyecta sombra que difumina con ofensas tu decencia, solo si estas a gusto contigo mismo podrás estar bien con el resto que te rodea, mas mientras arrastres la pena como grillete que dificulta tu caminar tan solo seres presa del sinsabor del lamento que unge sobre ti un desprecio que conduce al abandono, cuan inspirador desdeño fue tal en mi su vigor que solo de la melancolía logre componer aciagas baladas que sanaron y purgaron mi alma entre tristes llantos lastimeros… cuantas páginas de dolor escribí maquillando el desconsuelo con mas desconsuelo siendo tortura cada cautivo párrafo que sangraba mi puño apretado de impotencia quebrando el aire entre sus ansiosos dedos deseosos de perderse entre caricias, cuánto tiempo tuve que acarrear con ese lastre…. Cuanto tiempo perdido maldiciendo a esta vida atroz, cuanto derroche… mas el problema era yo, yo era mi lastre, yo era mi tortura, yo era la causa de mi daño masoquista, yo era la locura que me atenazaba los nervios, yo era la iracunda madrugada que en vigilia me mantenía insomnes noches de purgatorio confeso, yo era el daño, yo era el dolor, yo era todo aquello que deje de ser y sigo siendo a su vez, en ocasiones soy, en ocasiones dejo de ser, a veces la nada me inunda y mi mente pulcra limpia y desinhibida se abstrae desconectando de sí misma con el cuerpo levitando desdoblado en un viaje astral por las veredas del desconcierto, allí donde la realidad es inerme solemnidad precaria, allí donde el ruido se quiebra y se trunca el tañido de las voces homicidas, allí donde silentes melodías mudas apenas se dejan oír, allí donde quiero quedarme por siempre… embaucado por placidas marismas de sigilo donde la quietud tan callada descansa dormitando su esplendor, en los parajes más agrestes y reverdecidos donde el rocío de la madrugada te empapa de pureza, en el otero mas perdido del monte lozano, despertar en el holgar de mi pereza mientras el tintineo de los cencerros que las becerras portan anuncian que comienza un nuevo día, allí… allí quiero morir en paz, seguir por siempre suicidándome en el cauce de un folio que de tinta se alimenta mientras se explaya mi opinión sobre el tapiz, mas no cesara… no cesara ni mi dicha ni mi angustia, seguiré plasmando ese sentir indeleble que se tatúa portentoso en la piel del destino, la usura que culmina en el confín de un adiós será un nuevo comenzar y así sucesivamente, hasta que el cosmos decida inmolarse y entonces la nada que fue el comienzo de todo vuelva a gestar en su vientre otra vida que también perecerá y así el ciclo se prolonga hasta que todo desaparezca.