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"OH, DOLOR EXQUISITO", páginas 356-359

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por Sommbras, 20 de Febrero de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 853

  1. Sommbras

    Sommbras Poeta adicto al portal

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    Hombre
    Este hombre que tenía delante, es un hombre del mar por su apariencia y temperamento, un sembrador de miradas en todo su ser. Alguien que ha resucitado de estaciones pasadas y que apunta hacia el germen, un plantador primitivo, seductor de la piel de la tierra, de ochocientos años de edad y a la vez un Neandertal de nuestros días. Un ser humano, indultado de besos y tendencias, que continúa trajinando sin traspapelarse en diarios obsoletos.
    Me enamora tanto que no me enamora lo que enamora a otras mujeres.
    Alguien que está fijo sobre el eje del ego, avanzando pero sin perderse jamás. Fijo y, sin embargo, en inclinación, la clase de purgatorio que es real, sombrío y pavoroso, sin desliz ni mácula, dando vueltas y más vueltas, alguien con quien me puedo mostrar débil sin que me ostente su fuerza. Conócete a ti misma y entérate que eres irreparable, parece decirme tocándome, pero conócete a ti misma objetando que eres mortal, una señal de besos y querellas, un irradiado rayo de lluvia, una excitante columna de sangre, un rosal broncíneo de espinas, una miscelánea de sí y no, una bóveda iris de amor y odio, un hálito que sopla de ida y vuelta, una criatura de hermosa paz como un lago con palmípedas, una criatura de conflicto como una catarata, conócete a ti misma, en negación de todas ésas cosas.
    ¡Oh, palomo mío, viejo mensajero, ya es prórroga...!
    ¡Volemos...!
    Todas mis silenciosas palabras se las presento con mis ojos mientras de nuevo él se iza como un estandarte, es seguro que empezará a bailar solo en la pista, bailando alrededor del árbol del ego obsceno, un vacío gris de algo que anda sin perderse, una máquina que en sí no es nada, un centro de la maldita alma mundial, mientras yo observo y descubro cómo se cimbra.
    Él aún debe descubrir a dónde va, de dónde viene, él debe rastrear sus comienzos, debe decirle a esta muchacha que lo mira lo que antes no sabía, contarle que cruzaba perdido por lugares sin nombre, que estaba enfermo y que ella le sanó, que escuchando su voz se siente renacer y ama la vida, porque le ha dispensado la fortuna y la gracia de conocer las honduras del buen amor, pero no me mires así, será mejor que le mires a ella.
    Esta primera danza de incendio lo sitúo allí, sobre una cuerda de seda que pendía entre la luna y una estrella... hace un instante estaba lejos, muy lejos, y ahora ya está cerca, muy cerca.
    ¡Él posee un manejo indescriptible del deseo...!
    Lo que aún no sabe... es que nadie había bailado para mí así en ningún tiempo. Y yo sentiré, razonaré, no me elijas a mí, no me concedas el milagro de verme en tus ojos y sentir el calor de un milenio, de respirarte y disfrutar la saeta que me aniquila los huesos.
    No respiraría, no habría cansancio, existiría sólo la seducción de tus besos, me alumbraría sólo el verde de tus ojos. No me elijas a mí, elige a ella, ya no me regales la vida, vivo mejor en la constante agonía de ansiar tu presencia, de rozar tus manos, no me elijas a mí, elige a ella, no podría sostener tus besos, tanto manjar bendito me llevaría de inmediato al cielo, para mí el cielo es entrar en tus pupilas, quedarme con tu aliento, oler mis ropas sintiendo tu cuerpo, no me elijas a mí, tanta felicidad no me merezco.
    ¿Qué haría con tanta bendición, dónde dejaría mis miedos? Dime amado, ¿Debo amarte como te amo? Vas a juzgar, ¡Detén...! Sacude tu corazón antes de colgarlo en mi tendedero, quiero decírtelo ahora por si después las cosas se nos complican... no me elijas a mí, elige a ella, soy peor todavía de lo que muchos creen. No desatiendas, que hay un sufrimiento de ciclo en cada hombre, y una procedencia anterior, a lo querido.
    Si algún día decidieras dejarme, cuando coloques tu plomo en la balanza, suma en oro la pieza que nos toca, suma jactancia, ofensas y abandono, suma claveles y pan compartido, resta el hijo no tenido que tanto une. Te despliego éstos argumentos porque si todo vuelve a surgir no me hagas mucho caso, acuérdate, no me elijas a mí, piénsalo, deja pasar el tiempo, que el tiempo mate mis sentimientos, que los años agrupados caracolean, y los días magos están presentes esta noche, hacen ruido y jamás permanecen inmóviles, que se inventen los dolores para este cuerpo, no me elijas a mí, no merezco la magia de vivir cada día atada a tus días, a tus voces, mi música a tu nombre y a mi rezo, será mejor que elijas a ella, no me elijas a mí no tendría motivos para renegar de esta existencia sin brillo, de estas calles sin gente, no me elijas a mí, no me lo merezco ¿Es que, acaso, seré premiada esta vez sin perder nada? Me abandono al miedo de no merecerte, me confundo con las sombras que me impiden alcanzarte, quiebro las alas que el destino me brinda, no me elijas a mí. Me asomo al recelo, atiendo las olas, ecos de la playa que aún resuenan, todavía me suben piernas por sus estrellas clamando su nombre, relojes de arena, caricias pausadas, crímenes sordos, y sin querer me asusto, por los celos de él, por la envidia de ella, todo lo que cambié desembarazándome de aquel montón de llamas vivas, no me elijas a mí, elige a ella, déjame partir hacia ese mar oscuro en donde él permanece tan espantosamente callado todavía, elige a ella.
    Mirándolo me niego a mí misma, mirándolo me lo repito constantemente... y siento miedo silencioso, glorioso miedo que propicia el deseo, miedo de la angustia, miedo del rapto, de los que se matan juntos y reviven luego. Yo le miro, le acompaño cuando sorbe, cuando alienta, y respiro de su humo, y le desvisto, y se me desviste, para hacerse luciente, lucecita, aire sobre aire, un pequeño pajarito que al soñar en mis ojos se posa en almohadas que hermanan todos sus plumajes.
    Le miraré a los ojos y reconoceré su mirada, no quiero encontrarme a nadie dentro, y él me mirará como hace tanto tiempo no soy mirada, me mirará y sabré que se acabó el sufrimiento. Mucha energía se acumula en mí, cuantioso tiempo detenido llevo a cuestas, se aceleran mis latidos, mi sangre se convulsiona, es el resplandor de sus pasos, son los acordes que su andar derrama. Soy una presa de caza en celo de milenio que desea ser encontrada, banquete del victorioso que rastrea mi sangre y descubre mis pisadas, yo siento que se reúne, riela la tierra con sus pasos modelos, y mientras se acerca, se van derrumbando paredes, se va abriendo la tierra, viene con destino hacia mí, siento como me llama, repite mi nombre, no es el tuyo, es el mío, él grita mi amada, me reclama su pertenencia, sin reparto de bienes, un hombre que en la lluvia del bosque lee mis huellas, un lobo en caza, un guerrero en campaña, un soñador en odisea, no, no vengas, yo lo espero, desde el comienzo de los siglos, no, no vengas, por fin el tiempo se apiada de una sombrita, no, no vengas con la expedición prometida, maldita deuda atrasada, bendita promesa de amor en suspenso, magia de un pasado que llega, ábreme la puerta, traigo tu pedido, invítame a tu casa, ábreme la puerta, acaríciame el alma con las aguas de tus miembros, por favor, ábreme la puerta, adéntrame profunda y serena, desciéndeme hacia mis noches no resueltas, ser mujer es también amarte, aunque tú me lo prohíbas,... aunque tú no te lo merezcas, traigo tu pedido, tu semen me pertenece, es cuando me hablas, desaparecen mis ropas y sólo existe mi sexo unido a tu mirada, el único temor que tengo es que me sigas amando cuando nos separemos y no te atrevas a pronunciarlo. Mi único temor es que me ames y sufras por ello. ¡Tengo miedo de morir conmigo...!



    Jesús Soriano
    (de mi novela "Oh, Dolor Exquisito")
     
    #1

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