Oigo la vida con los ojos

Siempre he tenido miedo de callarme de cara al público,
uso gafas de culo de vaso de plástico
y reciclo las miradas después de mirar,
desde tu último esguince cervical estoy a dieta para no crecer más,
siempre uso un número menos de zapato para no pisarte los pies.

Mi color preferido es el negro afónico
para no ver el luto del dolor,
oigo la vida con los ojos
y cuando hablo lo hago con las manos,
escribo porque es como se me da mejor ser yo,
no me cuesta pedir perdón pero tampoco lo regalo,
lo que soy es personal, no lo comparto,
estoy a la vista de todos pero también tengo mis ratos de ocio.

Necesito intimidad,
no tengo manual de instrucciones,
ensayo error,
así es como me conocerás.

A veces cambio de idioma para hablar y me callo,
soy un sin papeles en esto del sentido común,
pero lucho por legalizar mi situación en la sociedad.
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Toda una exuberante cosmología personal... que más allá de su bella retórica, tan solo busca
mostrarse tal y cómo es; y sobre todo... ser aceptado tal... y, cómo también es.
Agudo ingenio y profunda creatividad en tan bello poema.