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ojos azules

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por miara, 11 de Abril de 2016. Respuestas: 0 | Visitas: 935

  1. miara

    miara Poeta asiduo al portal

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    Mujer
    Estefanía, (Fani para sus amigos) acompañaba de mala gana a su amiga Trini al despacho de una vidente. Como era el cumpleaños de ésta, había decidido hacer algo inusual, insistiendo en que Fani fuera con ella porque así sería más divertido.

    - Ya sabes que no creo en estas patrañas, Trini. Todo es superchería barata. Gástate tu dinero en algo distinto, por favor.
    - Vamos, no seas aguafiestas. Tómalo como una experiencia nueva. Además, mi dinero lo gasto en lo que quiero, y me apetece esto.
    - Vale. ¿Cómo se llama?.
    - Madame Valine. Me la recomendó Blanca, la secretaria de Adolfo. Ya sabes, esa rubia tan peripuesta y a la última. Dice que es genial. Que le acertó todo, incluso que rompería con Germán.
    - Sí, si, claro, como no. Bueno, vamos allá. A ver que cuento nos dice.

    Cuando se despidió de Trini, a las nueve de la noche, después de una larga tarde de diversión y risas, Fani pensó en la entrevista con la vidente. El despacho en el que las recibió era pequeño y en penumbra, mientras Madame valine era una mujer alta, de impresionante mirada oscura en un rostro pálido, algo alargado,donde destacaba una nariz larga y fina. Tenía un acento de connotaciones eslavas, pero hablaba un perfecto castellano. No era nada excéntrica en el vestir como se había imaginado; usaba un sueter negro de cuello alto, combinado con una falda ocre, larga, por debajo de la rodilla, calzando unos botines marrones con gran tacón, lo que hacía que su estatura se agrandase aun más. Sus uñas, largas y bien cuidadas, estaban pintadas con un tono rosa pálido. No les echó el tarot, sino que les leyó la mano. A Trini le dijo que tendría una semana propicia para el azar y las apuestas,y que todo lo demás transcurriría con la misma placidez habitual que siempre. Cuando le tocó a Fani, sintió el impulso de levantarse y salir de allí pitando; pero pensó que era una reacción infantil,impropia de una mujer racional como ella. La mujer tomó su mano y la observó atentamente; su mirada se fijó en su rostro con penetrante intensidad, hablándole con suavidad:

    - Debe andar con cuidado. Veo un peligro a su lado. Alquien a quien quiere y que la quiere,le ocasionará daño. Cuídese. Vigile a donde le llevan sus pasos. Veo unos ojos azules tras esa amenaza.

    Fani retiró la mano, sobresaltada; un sudor frío cubrió su frente. Trini, carraspeó inquieta, pagó a la vidente agradeciendo el servicio, tomando a su amiga por el codo. Cuando abandonaron el despacho de la vidente, Trini bromeó y dijo que Madame Valine sin duda había querido hacerse la interesante, que todo eran tonterías y que no se preocupase. Fani asintió y propuso que fueran a un karaoke para olvidar el impacto de lo que había oído. Durante ese tiempo, olvidó por completo el suceso, pero al llegar a su casa, empezó a pesar en cual de sus relaciones podría ser tóxica para ella. Estaba su ex marido, pero no pensaba que Armando pudiera realizar un acto de violencia. Había convivido con él durante quince años, y la razón por la que separaron era el tedio en su relación, pues Armando era tremendamente calmado, sosegado, incapaz de actuar con pasión bajo ningún concepto, de tal forma que aceptó sin más la petición de divorcio de ella. En la actualidad, su relación era más fluida, amigable y feliz de lo que fue en sus años de matrimonio. Su hija, Laura, pasaba temporadas con él, y otras con ella, sin que surgiera conflicto con este tema. No, Armando no le causaría daño. Además, sus ojos eran castaños. Recordó mentalmente, que relación de su pasado podría dar el perfil sugerido por la vidente, pero ninguno concordaba. Se acabó; no podía estar toda la noche dándole vueltas al asunto. Lo más probable es que Madame Valine le dijo lo primero que le vino a la mente sin más. En el contestador tenía un mensaje. Laura le contaba que se había ido con Javier y Rita, a celebrar las excelentes notas que habían tenido y que regresaría tarde. Calígula, su querido gato siamés, le salió al encuentro buscando una caricia; ella le alzó tomándole entre sus brazos, restregando su cara contra su pelaje suave.

    -¡Qué tonta es tu ama, Cali!. No hace más que pensar en algo estúpido que le han dicho. Voy a darme un baño a ver si me relajo.

    Encendió la radio,y en ese momento anunciaron que se esperaban tormentas fuertes que afectarían a la ciudad hasta más allá de la madrugada. Fani, arrugó el entrecejo; odiaba las tormentas, y calígula, mucho más. Esperaba que se hubiesen equivocado y que no durara demasiado.

    Después de una hora relajándose en la bañera,hasta el punto de que se quedó dormida, un enorme trueno la despertó. Se levantó de la bañera, secándose a toda prisa y poniéndose el albornoz. La tormenta estaba en todo su apogeo. La luz de la casa parpadeaba, debido a la carga eléctrica de la misma. Cuando estaba pensando en que no se había acordado de comprar velas y así prevenir la circunstancia de quedarse a oscuras,la luz se fue. Tanteó con las manos hacia la puerta para salir y llegar hasta el aparador donde guardaba la linterna. Muy despacio se fue deslizando hacia su objetivo, pero en ese momento un relámpago iluminó la estancia y Calícula dio un hollible maullido. Fani notó que perdía el equilibrio; el gato se había metido entre sus piernas justo en ese preciso instante. Cayó hacia delante golpeándose la cabeza contra la mesa de cristal. Notó como la sangre cubría su rostro; intentó apoyarse en la mesa, pero perdió el equilibrio, debido a los daños sufridos, arrastrando es su caída un archivador que había al lado. Intentó mantenerse consciente, pero no podía; apenas veía; sólo notaba el sabor salobre de la sangre que empapaba su cara.

    - ¡Mamá, mamá. Despierta, he llamado al médico!. No te muevas; en seguida llega la ambulancia.

    Fani notó como su hija le limpiaba la sangre con una toalla, con manos temblorosas y heladas. Apenas podía escucharla. Le dolía horriblemente todo y una gran debilidad le recorría el cuerpo.

    - ¡Menos mal que he tenido que volver a casa antes!. A Rita se le ha estropeado el coche, y con el tiempo que hacía hemos decidido dejar la celebración para otro día. Si llego a llegar más tarde... ¡Te hubieses desangrado!.

    Laura abrazó a su madre, mientras lloraba en silencio. Calígula se acercó también, lamiéndole la sangre de la frente. Fani, consiguió entreabrir los ojos, fijándose entonces, en la mirada intensamente azul de su gato.
     
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