Ojos

Ojos , jirones suaves de barba tierna,

Labios brillantes y remotos como estrellas,

Inalcanzables en la noche íntima.

Tal es el reflejo de quien te contempla.

En sutil espejo se duele mi deseo,

Desamparado a la luz de tu cuerpo,

Pues no iluminará los abismos rumorosos,

El verme ciego que plañe en mis arterias

Y codicia la tierra, sus hermanos.


Ojos, cuerpo, brote tierno de la carne,

Ojos vivos, mente suave y nueva,

Como la música existen en el instante fluyente

Y vibran las raíces de mis nervios.

¿Anhelan acaso unirse a tu delicia?

¿Confundirme en el falaz espejo?

Cuanta oscuridad cobijo, cuanto dolor siento,

Vuelven de tu vista como luz y belleza;

Asciendes como un dios si me hundo en el infierno,

Más me odio, más te quiero, vida mía,

Más quiero desaparecer, la nada,

Ser nada para no amarte, sin deseo,

Un fin simple en el olvido.

Y entonces solamente habrá unos ojos,

Los ojos grises de un joven poeta,

Irradiante luz en el fluir del tiempo,

La belleza infinita que justifica el universo.

(Muy lejos, los gusanos reptarán su danza).

 

Interesantes versos, aunque pareciera una descarga de metáforas sin la coherencia de un poema con algún sentido o propósito, un saludo sincero surrealista.

 

Muchas gracias por tu amable comentario apreciado Manfred. Me asombra que estos versos te parezcan interesantes. Más que propósito o fin, el poema expresa lealmente mi estado de ánimo durante una noche solitaria, en la que contemplaba un retrato de Rilke en su juventud.

 

Un placer leerte, un abrazo afectuoso, saludos poeta.