1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

ONE WAY

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por xtra, 23 de Enero de 2006. Respuestas: 1 | Visitas: 1311

  1. xtra

    xtra Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    6 de Noviembre de 2005
    Mensajes:
    10
    Me gusta recibidos:
    0
    ONE WAY Por Esteban Barreto.



        Un cartel de stop y otro diciendo one way, el melodrama de la impotencia al no poder volver hacia un atrás que está muy atrás. Tenemos que seguir adelante con la frente en alto, dicen. Si nos detuviéramos a hablar sobre el tiempo, diríamos que nos enfocamos en el presente más que nada, es que sería absurdo no hacerlo. El presente es el punto medio entre lo que fue pasado y será futuro, es el equilibrio perfecto entre lo que pasó e irá a pasar. Todo en la vida tiene un eje, un centro, un punto medio que sirve como sostén provocando un equilibrio perfecto. Sin equilibrio no hay razón, y sin razón no hay ser. Encontramos ese eje divisor imaginario en todo lo que hacemos diariamenete, en todo lo que hemos hecho, en todo lo que hemos de hacer. El equilibrio de la vida sería la muerte. El del sexo, el orgasmo. El del sueño, el buen dormir, etc etc. Ahora, hay personas, quienes ignorantemente pretenden no prestarle tanta atención al presente expeculando que son personas de muchas ambiciones lo cual se concentran únicamente en el futuro. Pero, el futuro depende de nuestras acciones minuto a minuto.

        Cada uno es dueño de su tiempo, así sea aprovechándolo o mal gastándolo. Cada uno tuvo control propio sobre el pasado, lo tiene sobre el presente, y lo tendrá sobre el futuro. Nos preguntamos por qué nos pasan ciertas cosas, y creemos ser inocentes de todo mal que nos pase. Pero una cosa lleva a la otra y a la otra. Aunque sería ridículo buscar un por qué a cada cosa, sería más que una perdida de tiempo, y nunca lo entenderíamos porque es explicado de la forma más sencilla. Nada pasa porque sí.

        No hay tanta casualidad en las casualidades como todos piensan. En realidad, las casualidades, circunstancias que no se pueden prever ni evitar, simplemente han sido sumergidas en un típico y a su vez mal interpretado refrán: ¡fue pura casualidad! El ser humano promedio busca una explicación para cada circunstancia, para cada hecho, y cuando no logra encontrar una razón lo suficientemente coherente para comprender dicha acción, juzga que es casualidad. Diría que fue casualidad la de esta noche, al estar parado en un cartel de pare esperando entrar a una calle de una sola dirección al no ser de no tener tantas ganas de escribir, si no hubiese sido así tal vez lo ignoraba, tal vez no hubiera pensado en un sin fin de ideas mientras manejaba a casa, tal vez no estaría escribiendo.

        En muchas ocaciones me han hablado de señales, me han contado que por todos lados hay señales indicándonos caminos que agarrar, cosas que hacer. Pero, no sólo hay que saber ver las señales, sino saber interpretarlas. En lo personal, no me guío por las señales, no es que nunca las vea, si las creo ver en determinadas ocaciones, es que no las sé interpretar y si las interpreto mal de nada sirvió haberlas visto en un principio. Muchas veces son como ilusiones ópticas, o como un truco de magia. Son cosas tan pero tan sencillas que practicamente las ignoramos. Nuestro cerebro únicamente procesa información, nada más, consta de nuestros sentidos para procesar información.

        Digamos que si vemos algo que no es, o si prestamos atención a lo menos importante, nuestro cerebro nunca lo comprenderá. El cerebro humano tiene que disponer de sentidos para poder funcionar, tanto el tacto, el gusto, la vista, el oído, y el olfato.

        Como acabé dando el ejemplo del truco de magia, en el momento en el que estamos presenciando uno, nos detenemos a pensar en lo imposible, en lo más difícil, en cómo estará haciendo el mago para hacer desaparecer la carta del mazo, o en cómo hará para convertir un billete de veinte dolares en un pañuelo. En ese momento, en ese preciso instante nos olvidamos que estamos presenciando un truco de magia, un truco nada más, y no tiene que ser tan difícil como creemos pensar, no se tiene talento para los trucos de magia, se tiene habilidad. Nos olvidamos que es un engaño óptico, o psicológico y dejamos de lado lo más censillo que podría resolver el truco. Ahí es cuando, otra vez, nos autoengañamos como en el ejemplo de las casualidades.

        El autoengaño es un arma letal. Caminar con los ojos cerrados es muy peligroso, y en este mundo hay más ciegos que no quieren ver, que los verdaderos ciegos que suplican por tener vista. Yo pienso que cada uno por naturaleza tiende a saber qué es verdad y qué es mentira, pero también tiende a mentir y a quien más miente termina siendo a uno mismo. No importa cuantas mentiras argumentemos en el día, en la semana, o en el mes, siempre existe esos cinco, diez, o quince minutos en los que la reflexión forma parte y controla nuestra conciencia. Ahí es cuando estamos cara a cara con nosotros mismos. Ahí es cuando sabemos quienes somos en realidad, que queremos en realidad, a quienes queremos o dejamos de querer. No nos mentimos, sino que nos engañamos, somos muy astutos a la hora de hacerlo, así sea por cosas que escuchamos, cosas que vemos (y no vemos), o cosas que simplemente inventamos para no tener que afrontar nuestras acciones, deberes y compromisos. Para no tener que afrontar la realidad.

        ¿Quién no ha querido alguna vez escapar de la realidad? Alejarse de la sociedad, poder salir del matrix. Todos formamos parte de la sociedad, que nos consideremos diferentes es otra cosa. Muchas veces nos imaginamos lejos, muy lejos, pero ¿qué tan lejos queremos estar? ¿por cuánto tiempo? ¿En realidad queremos saber cómo está la otra persona al momento de preguntar ¿cómo está? Es fácil reaccionar cuando nos responden que están bien, pero ¿cuándo no lo están? ¿cómo reaccionamos? La hipocresía nos rodea a cada rato, no queremos dar detalles de nuestros sentimientos o pensamientos pero sí nos gustaría conocer todos los detalles de los demás. Me disculpo si cada cosa que omito la generalizo, es que en realidad es así como pienso.

        Ahora, la idea de ir en una sola dirección surge cuando pienso en el futuro. Osea, me teletransporto en una línea recta imaginaria que empieza desde hoy (el presente) y no termina, pero sí pasa por determinados puntos, o metas, o en la mayoria de los casos sueños.

        Nosotros, como seres humanos, hemos llegado a un nivel tan bajo, cuando hablamos de nuestras actitudes positivas, que hasta juzgamos nuestro estado de ánimo por el clima, que irónico. Si esta nevando, o lloviendo, uno se siente molesto, de mal humor... vayamos a este ejemplo:

    Supongamos que hay una tormenta de esas eléctricas que no se puede estar afuera... ¿cómo está Juan?- - Y, con un dia como éste cómo quiere que esté, pésimo-

        Y así es la realidad, una respuesta como esa la tendrás en la mayoría de los casos que el clima se venga a bajo. No estoy pretendiendo que tendríamos que ser 100% positivistas como el Dr. Camilo Cruz, a quien respeté bastante despues de leer su libro "La vaca", pero me parece un poquito exajerado eso que hace el sobre "La actitud mental positiva". Es cierto, no se puede ser tan positivo, pero tampoco irse al extremo de levantarse todas las mañanas con el pie ultra izquierdo.

        Hace poco leí un articulo en una revista que hablaba del comportamiento de una persona cuando otra necesita su ayuda. Segun los estudios que realizaron en diversas universidades, solamente un 10% de las personas ayudarían a otra cuando ésta lo necesite, mientras que el otro 90%, al ver que alguien más pudiese ayudar se daría la media vuelta. Después que leí eso me puse a pensar y llegué a la conclusión de que yo me catalagoría dentro de ese alto porcentaje.

        El artículo también hablaba de cómo una persona busca el bienestar personal antes, mucho antes, que el de su prójimo. Decía que nosotros estamos continuamente pensando en qué haría otra persona en nuestro lugar, y terminamos haciendo lo que nos parece que alguien más haría y estaría correcto. Un tipo, de apellido Krueger, al estudiar el comportamiento social del hombre, uso un experimento psicológico llamado "El dilema del prisionero" en sus alumnos.

        En dicho experimento te piden que te imagines en una celda, solo, mientras que un amigo tuyo se encuentra en otra celda separada de la tuya, también solo. Ambos son acusados de un grave delito, pero la policía carece de evidencias para encarcelarlos (por ahora). Entonces les piden a ambos que cooperen. Las opciones son las siguientes: *Si delatas a tu amigo y el queda en silencio, quedas libre (cero años) *Si ambos se delantan entre sí, recibirán tres años. *Si ambos guardan silencio simplemente tendran que cumplir un año de condena. *Si permaneces callado y tu amigo te delata, recibiras toda la condena, 5 años.

    El único problema es que no sabrás cómo tu amigo irá a reaccionar.

    Ahora, ¿con cuál de estas opciones, delatando o callándote, recibirá menos años?

        Según los expertos la única forma de recibir menos condena sería delatando a tu amigo. No importa lo que haga tu amigo tendrás 0 o 3 años de condena. Pero si guardas silencio recibirás 1 o 5.

        Lo importante, no nos los expertos en este caso, sino nosotros, personas común y corrientes como los estudiantes del Sr. Krueger. El 80% de ellos optaron por guardar silencio. ¿POR QUE? La respuesta es facil, ellos asumieron que el otro prisionero, su amigo, actuaría de la misma forma que ellos y así tener nada mas una condena de un año.

    Este es el ejemplo perfecto de por qué digo yo que en la mayoria de los casos actuamos de la misma forma que pensamos que alguien más actuaría.

    Bueno, no espero que compartas mi forma de pensar sólo te quiero dar las gracias por leer esto.

    Esteban.
     
    #1
  2. MP

    MP Tempus fugit Miembro del Equipo ADMINISTRADORA

    Se incorporó:
    29 de Diciembre de 2004
    Mensajes:
    17.293
    Me gusta recibidos:
    1.416
    Género:
    Mujer
    Buena reflexión sobre el comportamiento humano, aunque en relación al ejemplo que pones de los prisiones, quizás la mayoría actuaran movidos por lo que tu dices, hacer lo que piensa que va a hacer el otro. Pero, en ese ejemplo y en otros dilemas morales, el mayor nivel de empatía y solidaridad está en quien, en el mismo ejemplo,   actua para con otro de la forma en que desearía que ese otro actuara para con él, o lo que es lo mismo,  se coloca en el lugar del otro y piensa lo que ese otro  espera de ti, y , actuas en consecuencia.


    Un beso, me gusto.
     
    #2

Comparte esta página