Ora cuando tus versos sean violados.

AUTOR: SERGIO BERMÚDEZ.

TITULO: ORA CUANDO TUS VERSOS SEAN VIOLADOS.

Entre párrafos que crujen mientras lees lo que el tiempo hipnotiza y tus ojos no paran de mirar directos a lo que escribes, se crea un abismo entre tus letras y mis letras.

No puedo respirar cuando en el horizonte veo tu figura herida y monto en mi caballo y respiro ese aire revuelto de dolor y sumergido en mi tristeza llorando lágrimas de sangre en un silencio que ofende a las respuestas y no paro de ver al tiempo llorar en mis manos cicatrizadas de rasguños donde el aire de tu aliento arde en mi piel.

No puedo entender como violaron tus versos el día que te besé por ultima vez.

Si es que el mundo es injusto con lo que te hicieron, no sabía como responder cuando supe que tu muerte estaba tatuada en mi piel porque mi sangre dibujo tu rostro en mis brazos y no sabía como responder ante eso, mi piel se me quitaba y caía como ceniza al viento y descosía todo mi cuerpo y lloraba en las esquinas sin que nadie me dijera donde estabas, leí tu carta cuando me la encontré tirada en la puerta de tu casa y con mis ojos llorosos me limpie todas las lágrimas y vi que tu muerte era cruel y respiré profundamente mire al cielo y grite, tu puerta se abrió sola y entré llorando buscando respuestas, pude ver música sonar era melancólica y fúnebre y salía tu voz cantando acompañado de una triste música y decías algo que me costaba asumir aunque en la misma canción decías algo que me sorprendió y era como habías muerto, contabas habías muerto de una cruel forma, la carta que tenía en la mano empezó a salir sangre y ardió, yo me asusté y decías que orara por tus versos pues habían sido violados y me decías que leyera ese poema que te habían violado y lo empecé a leer.

Decía así: En mi portal, en la sombra de mi portal,

en una noche oscura y desafiante no encontraba esa huella que me llevaba a la felicidad y desfile por un pasillo que quería observar, vi mi sombra en la pared y empecé alucinar como nunca antes lo había estado vi como esa sombra venía hacía mí, empezaron a sudar mis manos y alguien me agarro del cuello y me taparon la boca, me empezaron a tocar todo y no pude hacer nada, alguien me dijo algo y era esta noche vamos a violar tus versos y nadie podrá hacer nada y cogieron un papel que tenía en el bolsillo y rociaron sangre de algo no pude ver, esas personas no las conocía de nada y cuando prendieron de fuego el papel alguien que vio lo que me estaban haciendo dio la luz de alarma y entonces fue cuando me mataron y no pude hacer nada lo demás quedará en el secreto más absoluto.

Cuando leí el poema de mi mujer me quedé sin palabras y quise saber porque violaron los versos de su poema, sería una secta poética capaz de violar versos y a sus autores no sabía más solo supe que tenía que encontrar a esa gente y hacer justicia, no podía permitir que eso se quedara impune así como así, la lejanía quedaba tan lejana que cerré los ojos y quise imaginar que había pasado, algo tenía que haber ocurrido y no podía creer lo que había sucedido, me metí en un bosque y empecé a buscar pistas sin saber donde estaba mi mujer, donde estaban los violadores del verso y empece llorando a buscar sus huellas la noche se me hacía encima y andando sin parar parecía el tiempo tan pequeño y tan grande que no paraba de gritar con todo el frío que hacía, me iba mojando las manos y se me hacía sangre cuando se me cortaba la piel y cogí fiebre y no sabía más de ella, tenía alucinaciones por el camino y no podía mirar más al frente, había un gran silencio y no podía entender que pasaba, pensaba que iba a morir, pero cuando menos me lo esperaba vi su cuerpo tirando con sangre y ponía una V en su cuerpo cicatrizado y significaba verso y de pronto aparecieron ellos y empezaron a escupir a su cuerpo yo les dije que dejaran su cadáver en paz, iban enmascarados se llamaban los violadores del verso y tenía que vengarme de ellos, era ahora o nunca y el no tenía miedo, saqué mi espada, la envainé y luché contra todos me hicieron una cicatriz en el brazo y empezaron a reírse de mí yo no les seguí su juego y apuñalé a uno y a otro y a otro y el último era el jefe ese me costó más pero no era imposible nos desafiemos y intento torturarme diciéndome como habían matado a mi mujer y como había gritado yo con mucha rabia lo empuje y le clavé la espada y le hice la V y vengué a mi mujer y fue entonces cuando miré al cielo y me puse de rodillas ante el cadáver de mi mujer y grité su nombre al airé y lloré como un niño y tuve una visión de ella sonriendo de paz y tranquilidad su alma estaba protegida y vengada, recogí su cuerpo y lo llevé al pueblo y cuando llegué le dije a las autoridades lo que había sucedido pero no me creyeron y yo pague la condena sin haber tenido ninguna culpa pero Dios sabía que yo era bueno y que era injusto que me encarcelaran pero siempre les podré contar a mis nietos que yo había acabado con los violadores del verso y que me encarcelaron injustamente porque creían que yo había matado a mi mujer sin haberlo hecho y pase todas esas penurias por el amor ha una mujer a la que amaré el resto de mi vida.

 

Sergio toda vez que comencé a leer tu prosa ya no pude parar, cautiva la trama tan misteriosa, elaborada con esmero y lirismo.
Un placer pasar por tu espacio, felices horas tengas.