Otoño moribundo

Haría con los cristales de tu pasión,
una tumba solemne para la irrisión,
cuya esencia bebiera tan presuroso,
sediento, cual vampiro tembloroso.

¡Ah! enjugaré mi tormento con licor,
para envenenarte con tragos del Icor,
desistiré de vivir con la luna obscura,
entonces seré redimido por la locura.

renaceré en un mortal, un insensible
ahogando el celo infinito y enfermizo,
que hundirá el sentir, en lo imposible.

fallecería grácil ese otoño, triunfante,
pintado con albores de tono plomizo,
como angustias y ensueños de infante.

 

Estupenda hermosura, divinidad magnífica de letras emocionantes.

 

Las letras escritas en alguna noche anciana
con copas de vino y heridas tan abiertas como invisibles.
Se apresuran las palabras dibujando el cuadro
de lo que por dentro se quiebra.
Un encanto pasar por su letras,
me gustaría seguir leyéndole.
Saludos.​