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Otoño

Tema en 'Prosa: Obra maestra' comenzado por Hugo F M Otero, 4 de Diciembre de 2011. Respuestas: 0 | Visitas: 851

  1. Hugo F M Otero

    Hugo F M Otero Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    5 de Marzo de 2011
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    Por la ventana se filtran tenues rayos solares, los observo sentada desde la cama, en el dormitorio de la abuela.
    Hace tres días ha comenzado el otoño. Mi mente se retrotrae un año.
    Recuerdo, fue cuando mis padres tuvieron que ausentarse por un mes. Asuntos de trabajo de papá, mi madre lo acompañó, es su secretaria.
    La voz de mamá sostenía dejos de tristeza cuando se marcharon.
    - Cuida a la abuela hija y cuídate tú.
    La nana hacia tiempo que estaba enferma, sufría de una avanzada demencia senil producida por el mal de Alzheimer y permanecía postrada en cama.
    Había que darle de comer en la boca y cambiarle los pañales, estaba acostumbrada, siempre lo hacíamos con mamá.
    Nunca quiso que la cuidara una enfermera, era su madre y sentía que era su deber atenderla.
    No podía fallarle a mamá. Además, yo amaba a la abuela.
    A veces hablaba por teléfono con amigas, pero hasta que no regresaran mis padres no podía salir de casa.
    Cinco días después de la partida estaba sentada descansando mientras observaba a la abuela inmóvil, casi inerte sobre su lecho de enferma pero, con los ojos bien abiertos y su mirada perdida.
    Era un día tranquilo, porque en los anteriores por momentos la nana a veces balbucía otras gritaba e insultaba y eso me ponía muy mal.
    Pero no debía ni podía deprimirme, todo era producto de su terrible enfermedad.
    El cuarto era alumbrado por la claridad del día, que la ventana absorbía con avidez, al lado de ésta yacía el pequeño ropero con algunos objetos de la abuela. Recordé entonces el álbum de fotos, uno de sus tesoros. Su rostro se iluminaba cuando antes de esta maldita enfermedad las dos mirábamos esas grises y opacas imágenes.
    Tomé el álbum y me senté a su lado, sobre la cama.
    Comencé a hojearlo. Sentí que la abuela tomaba mi mano, no podía ser, la miré, no lo podía creer, estaba sonriendo mientras preguntaba.
    - ¿Recuerdas...?
    Fue maravilloso verla bien. Nos abrazamos, besé su marchito rostro, lloramos juntas, recordamos esos años felices mientras mirábamos esas gastadas y añejas fotografías.
    Tomamos té, no medí el tiempo que disfruté con ella, pero fue maravilloso, hasta que ya cansada me dormí sobre su regazo.
    No hubo otra vez, al día siguiente todo volvió a ser igual. Nada les dije a mis padres, jamás lo hubieran creído, Hasta hace tres días, durante todo este tiempo me he sentado a su lado con el álbum sobre mi falda, durante varias horas.
    Esperé inútilmente el regreso de la abuela pero, el milagro ya se había producido.
    Hace tres días murió la nana. Hace tres días comenzó el otoño.
     
    #1

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