Otredad

Porque dudar de la simulacridad que emigra hacia una presencial virtualidad dormida, o estigmatizada.

Reanudando cíclicamente en varias direcciones.

Donde se guarecerán las escuelas gélidas.

Debajo y sobre la cruel satirización de los sentidos expuestos, absolutamente lúdicos.

Volatilizará la noche ensortijada.

Quiero merodear cada salvedad de un razonamiento, con placer y pavor.

Con gloria y espanto.

De la vida hacia donde el fuego mate al tiempo.

Tanta abstracción me condenará.

Tal magnificencia automática, me eximirá de la noche más sombría ala hora de escapar.

Zumbará el mágico veneno.

Develará el secreto exquisito.

Esta noche, borraré la luna de mis páginas.

Aunque un mordisco, se perfile con furia hasta estallarse.

Desde la nada.

Redondeará una insignificación cósmica.

Su dinamismo colérico, excitará mi parálisis soñada.

Siempre que llore el viento, habrá silencio, que se ocultará en la cara de los muertos.

Frente al sofá caeré sin cuerpo.

Y la luz de sus ojos caerá en picada.

Balanceando la disipación de las mejores horas por venir, derretirán la anémona entusiasta.

Un cuarzo de hiperrealismo y volaré hacia el beneplácito pánico.

La concatenación sucesiva de un abismado suplicio.

Sabido será entre los miedos y la brisa tan oportuna caerá por la ventana.

Lamente tal vez la otredad, sin irrumpir precisamente en las imágenes de sí.

Tras la venida de su mal, crepitará sin paz, cotejando paradigmas casi insanos, indignos de las horas.

Nada ni nadie volverá, en tanto el gótico sueño continúe drenando imágenes tratadistas.

Fantasías sin tiempo ni espacio.