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Otro "Sin Título"

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por Agatha O'Connel, 26 de Abril de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 579

  1. Agatha O'Connel

    Agatha O'Connel Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    16 de Noviembre de 2009
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    Definitivamente, es delicioso dormir y tomar un buen descanso después de un día agotador.


    Por fin había llegado la hora de dormir, la mejor parte del día. Aquella era una noche lluviosa, fría, que ahora le hacía sombra al día tan pesado que había tenido.


    Hacía un frío espantoso, que aumentaba conforme entraba más la noche. ¡Detesto esos días!


    Recuerdo que ese día no era la excepción. Aún no lograba conciliar el sueño completamente cuando de golpe, sentí más frío que antes. Abrí los ojos y descubrí con fastidio que estaba destapada. Seguramente me había destapado de nuevo, ¡como siempre! Vaya manía la mía.

    Volví a cerrar los ojos y refunfuñando y quejándome de lo injusto de la vida, jalé las colchas con fuerza para taparme de nuevo, pero no lo logré: lo único que obtuve fue un leve gimoteo, como diciéndome "no me destapes que hace frío ¡y son mías!".
    Eso me descontroló por completo.

    ¿¡Quién osaba acostarse en MI lecho, a MI lado!?

    Con precaución, jalé el extremo de la cobija, para taparme un poco y pensar. No había querido abrir los ojos para ver quién estaba a mi lado.


    Me asusté mucho, y pensé en lo peor en dos segundos. ¿Un ladrón, un asesino, un violador…?


    Sentí entonces que esa persona se giró con cuidado hacia mí. ¡Esa era mi oportunidad! ¡Tenía que ver quién era para sacarlo lo más rápido posible de mi cama, procurando no perder la vida!
    Abrí los ojos muy lentamente. Lo que vi me descontroló aún más.


    A mi lado dormía, placenteramente, mi adorado [].

    -[...[]- susurré con ilusión, con lágrimas en los ojos. Me acerqué un poco, como para verificar que en verdad era él y no una ilusión creada por mi imaginación, por mi deseo. Puse una mano suavemente en su pecho. Sí, era él. ¡Era real! Puse entonces la mano en su rostro, y lo acaricié con ternura. Su carita era suave, semi perfecta, aún más bella a esa cercanía. Él emitió un leve gemido de nuevo a lo que, sin pensar, mi respuesta fue abrazarlo de la cintura con mi brazo, para recargar mi cabeza todavía más cerca de su rostro.

    Quería que él estuviera tranquilo, que se sintiese protegido.

    Que entendiera que mi intención no era hacerle daño, sino cuidarlo, mimarlo, amarlo. Amarlo como nunca nadie lo hubiese amado.


    Así, abrazándolo, podía sentirlo, podía olerlo. ¡Lo tenía entre mis brazos, como por tanto tiempo había deseado tenerlo! No sé si fue aprovecharme de la situación, o simplemente, inercia. Él volvió a gemir suavemente, seguramente de frío, y yo no tenía más cobijas con las cuales cubrirlo, por lo que enredé, no sé si tontamente, una pierna con las suyas. Yo no esperaba una respuesta en particular. Tal vez un empujón o un puñetazo, que no era para menos. Pero en cambio, su respuesta fue colocar un brazo alrededor de mi espalda, como atrayéndome hacia sí. Parecía gozarlo.
    No podía cerrar los ojos. Quería verlo de cerca, quería ver su rostro angelical, teniendo un sueño tranquilo. Me mantuve observándolo por un buen rato, pero con mucho cuidado para no interrumpir su sueño. A nadie le gustan los mirones mientras se duerme tan placenteramente, después de, seguramente, un día bastante agotador. No quería molestarlo, ni terminar con esa imagen tan bella que estoy segura que si hubiera continuado, yo hubiese terminado por enloquecer. Sin soltar su cuerpo que mantenía abrazado ni sus piernas, me acerqué osadamente a su rostro. Podía sentir su respiración rítmica, cálida, más cerca de mi rostro que nunca. Miré sus ojos cerrados, como trazados con pincel, que abiertos eran mi delirio. Fui analizando cada parte, cada milímetro de su rostro, como un joyero examinaría un diamante. Fue entonces cuando miré sus labios rosados, que tanto me habían tentado desde el principio. Quería atreverme a hacerlo, pero me daba miedo. ¿Qué pasaría si él despertaba en ese momento?


    Con las manos temblorosas, sujeté con cuidado su cabeza, y tomando todo el valor del universo, invocando a todos los dioses de todas las religiones habidas y por haber, lo hice: besé sus labios con suavidad, como por tanto tiempo lo había deseado. Eran suaves, cálidos, dulces, redondeados, mucho más de lo que me había imaginado. ¡Qué sensación, qué dicha!

    No quería separarme de ellos, pero lo hice con tristeza solamente por respeto a su sueño. Sin embargo al separarme, él, semidormido, acercó bruscamente su rostro al mío, sin emitir sonido alguno. Le propicié unas cuantas suaves caricias en su cabello, en su hermoso rostro, y antes de que yo reaccionara, él ya había encontrado mis labios con los suyos. Me quedé helada. Una corriente eléctrica me recorrió el cuerpo entero, desde la cabeza hasta la punta del dedo pulgar del pie. Instintivamente, apreté más mi pierna en las suyas, y él me tomó con mucha más fuerza, atrayéndome aún más a su cuerpo.

    No, no tenía palabras para describir lo que estaba pasando. Mi mente estaba en blanco, y mi corazón latía como a tres millones por hora. Era una sensación que aunque usara todos los idiomas, no podría describir. Simplemente era la sensación más hermosa que hubiese tenido jamás. Durante un momento, él dejó de mover sus labios, a lo que yo, con torpeza, respondí con una mordida extremadamente cuidadosa: no quería hacerle daño. Acariciaba su cabello, su nuca, su rostro...

    ¡Oh, pero qué alegría, qué gloria, mi amado!

    Él ya hacía ademán de estar despertando, y justo cuando iba a hacerlo, y nosotros íbamos a besarnos conscientemente, y yo iba a aventurarme a besar su cuello blanco y perfecto, sonó el despertador, haciendo que el sueño se esfumase en dos segundos.

    Un sueño.



    Todo había sido un estúpido sueño.

    Permanecí recostada, tratando de volver a ver esas imágenes, tratando de abrazarlas, y palpando a ciegas la cama con el dorso de mi mano. Estaba vacía. Y yo, estaba sola. Esa era mi realidad.


    Quise llorar. El sueño me había llevado más allá de la felicidad, casi al borde de la locura, y el despertar me había tumbado de manera cruel a la tierra de nuevo. Pero yo sabía que en algún momento, eso se haría realidad. ¡Lucharía por ello!


    Esa era la ilusión que yo quería conservar, la ilusión de permanecer al lado con la bella criatura que se había quedado con mi corazón entero. []. Ese era su nombre.







    Agatha O'Connel

    Octubre, 2009



    No me gustó mucho la manera en la que comencé, pero... bueno. La práctica hace al maestro, ¿no lo creen? Por favor, ¡disfruten este escrito en el que puse mi corazón entero! Me hace sentir muy bien que me digan en qué me equivoco, para ir mejorando cada vez más.


    Otra cosa que me apena bastante:::blush:::

    Sé que más de una persona pensará que es verídico.
    Pues verán... sí.:::blush::: El escrito es completamente verídico, verdaderamente pasó, y verdaderamente lloré.

    Me apena un poco presentarlo, pero este texto me gusta mucho este precisamente por eso.

    Gracias por tomarse el tiempo y leer :)
     
    #1

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