Ovejas

Él, sonríe, sonríe a la cámara como si fuera su amante, su mirada extraviada, embobada resalta su salvaje alegría, el brillo blanquecino de sus oscuros ojos descubre como la locura pugna por salir del negro rincón donde vivía hasta hace unos días. Él lo sabe, lo sabe, conoce lo que los demás piensan mientras recorre la sala con esa sonrisa, con esa mirada que todos rehuyen. Lentamente, uno a uno, los mira y siente la dulce caricia que proporciona el poder de...

Entonces, alguien tiene la ocurrencia de escapar, de correr presa del pánico hacia la puerta más cercana, la salida. Una mujer joven, alta, esbelta, ojos castaños, pelo negro, 20 años, asiática, su nombre... déjame recordar... Lucia Siumi. Nadie la detiene, nadie grita, nadie la sigue, todos paralizados lo observan a él esperando el veredicto, la sentencia, el castigo. Por un momento, acaricia el deseo y sonríe mostrando su perfecta dentadura, eso más que nada hace que el terror se refleje en sus estúpidas caras. La mujer alcanza la puerta con rapidez, tira del picaporte y la encuentra cerrada, forcejea durante unos segundos, grita, la golpea pero sigue cerrada. Luego, parece no poder soportar más la tensión y se desploma. Nadie acude, nadie dice nada, todos siguen mirándolo a él y él sólo mira a la joven inconsciente con un gesto de decepción.

Él permanece en el mismo sitio, no se ha movido, sentado en el mejor sillón de toda la sala disfruta de la escena relamiéndose ante las prohibidas sensaciones que experimenta al dar rienda suelta a su voluntad. Fija su mirada, ahora, en aquellos que no se han movido, cree oír sus balidos de ovejas, beeee, beeee... Las ovejas se envían al matadero dice y sin otra explicación levanta su arma y dispara.

Esta vez, le ha tocado a un hombre, su nombre... como era... Rubén Sierra, el contable. El tiro en toda la cabeza absorbe la bala mientras la oveja cae sin un quejido. Los demás... escoria, se separan de él, se apretujan, tiemblan, lloran, pero no gritan, no gritan, saben el precio que...

Un movimiento llama su atención tras las ventanas, una sombra que se proyecta tras ellas y que rápidamente desaparece.

La sonrisa vuelve a su rostro y esta vez si cabe más fiera, más dura, más alegre. ¿Se habrán decidido....?

El dolor vuelve, intenso, breve, pero efectivo, por un momento se siente mareado, débil. La herida es grave, profunda, en el hombro izquierdo, la sangre se desliza por el brazo inutilizado y se acumula al pie del sillón. Se está desangrando. ¿Cuánto le queda?.

Soy libre, libre de hacer lo que quiera, piensa mientras dirige su reluciente y terrible sonrisa hacia la cámara de seguridad. Y sonríe, sonríe aún cuando vuelve a fijar su mirada en su pequeño rebaño y elige a una oveja.

- Bien, continuemos. ¿Háblame de ti?

 

Te dire la palabra que primero vino a mi mente: Alucinante, bueno quiza porque es mi primer lectura en esta seccion. Te dejo saludos y estrellas !!!

 

hola genial...una rica lectura, gracias por compartir tus letras. Saludos y estrellas
¡SONRIE