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Pacto tácito

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por ivoralgor, 27 de Mayo de 2016. Respuestas: 2 | Visitas: 562

  1. ivoralgor

    ivoralgor Poeta asiduo al portal

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    El calor era agobiante. El mes de mayo más caluroso, según reportes climáticos de la región. Un todo el calentamiento global, se resignaba Vanesa mientras sorbía té helado sentada frente al televisor. Eran las siete de la tarde, de un viernes, y Erick llegó de su trabajo, Consultor Financiero. Jackson, el perro cruza de French Poodle con Cocker Spaniel, lo recibió entre saltos y ladridos. Se cambió de ropa y saludó, con un beso en los labios, a Vanesa que se entretuvo con el teléfono celular, viendo las nuevas en su red social. Alicia, dijo, publicó una foto chistosa. Siempre ocurrente mi amiguita. Erick sonrió al ver la foto. Alicia trabajaba con Vanesa en Atención a Clientes en una compañía de telefonía móvil. Ahí se habían conocido y se hicieron, al instante, grandes amigas. Erick la conocía poco: por foto y encuentros casuales cuando llevaba a Vanesa al trabajo. Si bien no tenía sentimiento alguno por ella, si le parecía atractiva: cabello lacio, ojos aceitunados, tez blanca y labios sensuales. Él y Vanesa llevan más de cinco años de vivir juntos, sin un papel que los atara el uno al otro. Si estoy con él, le confesó una tarde a Alicia, es porque quiero estar con él.

    Erick se sentó junto a Vanesa y entró, desde su teléfono celular, a su red social. Vio una foto de Ernesto, amigo de la infancia, para una competencia de nado en aguas abiertas. Desde hacía un año se había volcado a entrenar para este tipo de competencias. Se la enseñó a Vanesa. Inscríbete, le aconsejó dándole un beso en los labios. Lo voy a pensar, respondió viendo otras publicaciones. Me invitó Alicia a un baño de piscina, dijo Vanesa tratando de ocultar su excitación. Es el sábado de la próxima semana, en casa de sus tíos. Están de viaje y le pidió permiso para hacer una reunión con sus amigos. Está bien, contestó sin darle mayor importancia.

    La carga de trabajo de la semana, antes del baño de piscina, fue realmente pesada para ambos. Llegaban cansados con la intención de descansar, el sexo pasó a segundo término. El sábado por la mañana, repuestos un tanto del cansancio, tuvieron una excitante mañana, desnudos en la cama, amándose frenéticamente. Desayunaron, aún desnudos, en la cocineta. A las dos de la tarde partieron para el baño de piscina. Alicia los recibió. ¡Pasen! ¡Pasen!, dijo emocionada. Erick, Alicia, dijo Vanesa, Alicia, Erick, sonrió dulcemente al presentarlos. Se estrecharon las manos y se fueron a sentar en unas tumbadoras bajo el sol candente. Erick se percató, en esos momentos, que Alicia tenía un cuerpo atlético, enfundado en un diminuto bikini, producto del spinning y el aerobic que practicaba tres veces por semana. Miró a Vanesa, que se quitaba la blusa y el short de mezclilla, que lució unas curvas deliciosas, que horas antes había disfrutado por entero. Sus pensamientos discurrieron en varios temas que las amigas platicaban.

    Erick no pudo evitar la tentación de hacer una serie de sus prácticas de nado. Estaba obsesionado con el nado, era su pasión. Alicia vio lo bien delineado que tenía los músculos, sobre todo los del abdomen. De reojo lo veía dar brazadas con una técnica depurada. No me habías dicho que Erick sabía nadar, le reclamó a Vanesa. Sí, hace como un año se le metió esa idea y entrena de lunes a viernes en piscina y dos veces al mes va a la playa a nadar en aguas abiertas, le contó. ¿Competirá en algún lado?, preguntó Alicia para seguir la plática. Le estoy insistiendo, dijo Vanesa sorbiendo un trago de la cerveza que traía en la mano, pero él no se decide. Comieron y bebieron, todos muy a gusto. En total eran como quince personas. Vanesa y Erick se despidieron, como a las siete de la tarde; tenían una cena, a las diez, en casa de la mamá de Erick.

    Pasaron varias semanas y dos reuniones más donde coincidieron Vanesa, Alicia y Erick. Alicia llevó, a esas reuniones, a Jorge, un amigo. Por dentro, algo le llamaba la atención de Erick. Sus labios, se dijo en silencio, los ojos, continuó escrutándolo, las manos, pensó al fin. A los dos día, de la última reunión, se decidió a enviarle una solicitud de amistad en su red social. Ya tenían más confianza. Erick aceptó de inmediato. Me mandó una solicitud de amista Alicia, le dijo a Vanesa que se desnudaba en el baño. Qué bien, respondió.

    Llegó el día de la competencia, que Erick logró terminar. Publicó una foto en su red social: Prueba superada: 1K en aguas abiertas. Alicia le dio Like y le puso un comentario: Felicidades Erick. Más logros como éste. Vanesa hizo lo propio: Sí, amorcito. Más logros, ahora 5K. Alicia miró por varios minutos la foto de Erick, que llevaba un jammer negro, gorro del mismo color y goggles polarizados. Sus ojos no se apartaban del pecho y los abdominales. Suspiró largo rato. Se imaginó esas manos grandes hurgando su entrepierna. Movió la cabeza de un lado a otro, como queriendo apartar esos pensamientos. ¡No!, se dijo, los hombres de las amigas, de las verdaderas, son intocables, es un pacto no escrito. Cerró su red social e intentó, sin mucho éxito, alejar esos pensamientos ardientes que Erick le causaba. Se llevó una mano a la entrepierna. Gimió quedamente. Le marcó a Jorge. Quedaron en verse en un bar. Ella estaba ansiosa, la humedad que segregaba su sexo le incomodaba. Sólo tomaron un par de cervezas y acabaron en un motel, que era el lugar más cercano para que ella extinguiera esas llamaradas de pasión.

    Los sueños eróticos con Erick empezaron a ser más frecuentes. Envidiaba a Vanesa que lo tenía en su cama: con esas grandes manos, los labios apetecibles, el abdomen exquisito, los brazos bien esculpidos. Los remordimientos la asaltaban por las noches, cuando despertaba asustada y con el sexo húmedo, casi jadeando. Se repetía como mantra: primero mi amiga, primero ella. Jorge la aburría, era sólo un desahogo, sólo eso. Sintió la imperiosa necesidad de sacarse esos pensamientos: el erotismo, la envidia, esa carroña que crecía cada día más, alejarse de esa fuerte tentación. Una mañana llegó al trabajo cansada, soñolienta. Fue directo con el coordinador. Renuncio, le soltó a quemarropa. Salió de la oficina del coordinador y se dirigió al lugar de Vanesa. Le dio un fuerte abrazo, cálido. Sus ojos se anegaron y rompió en llanto.

    - Me voy - balbuceó.

    - ¿Por qué?, preguntó incrédula.

    - Luego te cuento – finalizó y salió huyendo.

    Primero mi amiga, primero ella, se repetía una y otra vez.

     
    #1
    Última modificación: 27 de Mayo de 2016
  2. joblam

    joblam Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Un placer leer tu trabajo con una gran lección de amistad. Saludos cordiales.
     
    #2
    A ivoralgor le gusta esto.
  3. ivoralgor

    ivoralgor Poeta asiduo al portal

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    A veces la amistad puede más que el deseo.

    Saludos.
     
    #3

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