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Para Francy: El uñero sonriente

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por MikJaeL, 1 de Abril de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 916

  1. MikJaeL

    MikJaeL Poeta recién llegado

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    No recuerdo la última vez que estuve en un hospital internado por más de tres días. En realidad nunca estuve internado en ningún hospital, pero la última vez que evidentemente estuve en uno, fue para que me hicieran un ligero corte. Tenía un uñero nuevamente en el dedo más gordo del pie derecho, lo venía aguantando desde diciembre del 2008. Y ahora que recuerdo incluso baile SAYA con ese patógeno dedo, sí, dancé. Fue la vez que te ayude a insertar un hilo por el ojo de una aguja que, tú necesitabas para remendar unas telas necesarias para la proyección de unas fotos; en aquella memorable despedida hecha en la Villa Venecia.

    Recién fue en octubre del año pasado cuando pude ir a un hospital a que me extrajeran aquel molesto uñero. Pero en todo ese tiempo tenía que cortarme la uña, cuya forma era a la de una teja o más bien a un tubo partido por la mitad. Pasé días tratando de batallar por cortar la punta de esa horrible uña, traté de contener el dolor que sentía cuando mis dedos rozaban aquel moretón. Sentía el frío metal del cortaúñas acariciando mi débil dedo. Pero la uña crecía más y más… más abajo. Ya no pude aguantar. Separe una cita y esperé a mi turno en el EsSalud.

    Luego de toda la “operación” en la que fui sometido a un par de suturas, regresamos a casa con mi madre. Esa noche no podía dormir por el dolor que concebía en aquel dedo gordo y ardoroso por la manipulación. No concilié el sueno normal por tres días, fue una tragedia. Pero más trágico resultó ese año para mí por los problemas que apenas terminaba de asimilar, problemas que no me gustaría escribir aquí, pero que me gustaría contártelos en otras circunstancias. Esos días que se deslizaron posteriormente a la cortadura de mi dedo los pasé en mi casa. Gaste el saldo de mí celular enviando mensajes o haciendo llamadas, algunos días los pasaba mirando la televisión, unos pocos leyendo y ciertos días durmiendo.

    Tengo una pregunta. “¿En qué puede pensar uno o una cuando está en circunstancias tan solitarias y atormentadoras?

    Tal vez uno quiera pensar en lo que están haciendo sus familiares y amigos, o en cuándo se pondrá mejor, tal vez piense en lo cerca que pudo estar de la muerte o, que sigue milagrosamente con vida. Quizá haya quien imaginé como serán las cosas cuando esté mejor. En fin, se puede pensar de todo.

    Recuerdo que cuando estaba mal hice una llamada a Carmen. Que agradable sensación se internó en mi cuando escuché su voz. Le conté toda la historia de cómo pude subsistir a semejante tortura clínica.

    Antes de esa traumática intervención, hablé también con Noemí Gutiérrez. Traté de inquirir mediante ella si era buena idea quitarme toda la uña, pues yo tenía esa ilusión, esperanza o alucinación de no tener uña nunca más, y por supuesto no tener nunca más la compulsión de quejarme por el intenso dolor causado una vez más por ese bendito uñero. Noemí me dijo que me despreocupara ya que no era gran cosa quitarse una UÑITA.
    En aquellas fechas aparecieron artículos de las revistas con temas como: “Feliz a pesar de la enfermedad”, “Feliz a pesar de los problemas” y temas parecidos. Mientras platicaba con ella yo imaginé un pintoresco cuadro: me veía en una piscina, y de pronto un niño se acercaba, miraba mi pie. Luego salía disparado y horripilado a los brazos de su madre. Yo miraba y el niñito extendía uno de sus brazos señalándome; señalando a mi dedo sin uña, y podía escuchar la voz infantil y temblorosa que decía: “mami, ese señor no tiene uña”.

    Le conté todo eso a Noemí y claro que se rió. No recuerdo pero al parecer ella me dijo que mi uña volvería a crecer. Lo que recuerdo bien, es lo que me dijo: “Vas a estar bien, sí, ‘Feliz pero sin uña’”. Yo exploté a reír.
    Pensé que algún día leería mi biografía en la Atalaya.

    Para ahora mi uña volvió a crecer, y no registra hasta el momento ningún uñero. Eso es bueno para mí.

    El viernes 15 de enero partí a Chalhuanca, nos marchamos con Benito Cuaresma. Es toda una proeza para mí. Quedamos en vernos a las 5.00 a.m. Yo, como es de costumbre y sin mostrar siquiera el ínfimo esfuerzo por cambiar eso, nuevamente me quede dormido. Desperté por fin a las 5:30 y no hice otra cosa que llamar a Benito, me dijo que estaba en la puerta de mi casa esperándome como una hora. Me lavé la carita, cepillé mis dientes, me puse ropa y nos dirigimos a Chalhuanca.

    Nos detuvimos en la Iglesia de Guadalupe a tomar unos vasos de emolientes, el pidió su aumento pero yo no. A veces Benito resulta demasiado acelerado. Subí al auto y nos enrumbamos para Chalhuanca.

    Ese resultó ser un día muy particular. Aprendí que el motor de ese vehículo necesita una “faja”. Una faja es un trozo de jebe que permite hacer rotar tres piezas circulares de aquel motor.

    Ese jebe se salio y tuvimos que arreglarlo; Benito lo arreglo. Sin faltar a la verdad: un señor compuso una faja nueva.

    SAB 30 ENE:

    Me agradan los días nublados. Me resultan encantadores por el trabajo y por lo que hago. Abomino los días calurosos en los que uno se siente envestido por el calor o mejor dicho “vestido”. Sí; me parece que algunos días son tan acalorados y pienso que voy a terminar tirado en alguna calle desmayado, tendido, esclavizado y “vestido” de tan enérgico calor.

    Pero algo que me simpatiza más, es pasar tiempo con mis amigos. Con ustedes. No concibo la idea de no conocerlos, nunca pensaría en una vida sin ustedes y nunca lo he hecho. Es lindo pasar tiempo con ustedes, conversar, almorzar, mirarles a la cara, escucharles hablar, verles sentados rodeándome, escuchándome, apreciándome.

    Me llena de satisfacción llegar a tu casa y saber que soy siempre bienvenido, saber que; si quiero hablar, habrá alguien que diga: Misael esta hablando. Y si estoy hablando, habrá otro que diga: disculpa por cortarte.
    [FONT=Times New Roman]Saber eso y vivirlo me hacen radiante. No digo que no pase nunca en mi casa, pero en otra casa establezco que resulta gratificante. Considero también importante el sutil grado de confianza que me demostraste al contarme de tus angustias en el Hospital.[/FONT]

    [SIZE=3][FONT=Times New Roman]Escuchar de tu propia boca todos aquellos detalles fueron recompensantes para mí, pues considero que de las conversaciones sinceras, nacen amistades sinceras. Algunas veces tuve conversaciones de ese tipo con José Luís, con tu papi y no tan extensas con tu mami. No mantuve ninguna plática de ese tipo con Maycol ni con Henry ni con Magdiel, pero no alejo la idea de algún día poder hacerlo. [/FONT][/SIZE][FONT=Times New Roman]

    [SIZE=3][FONT=Times New Roman]Tienes una bonita familia: numerosa, unida, cálida, gentil, hospitalaria, amorosa y lo mejor (creo yo) conocen a Jehová. [/FONT][/SIZE][FONT=Times New Roman]

    [SIZE=3][FONT=Times New Roman]Pensar en todo eso es como recibir una Sonrisa Intrahospitalaria. Exactamente como lo describiste: de pronto uno esta enrollándose entre sueños y sábanas, lamentándose de aquel taladrante dolor y, ahí es donde lo interceptan con una fina sonrisa. Debe de ser una de las imágenes menos esperadas y a la misma vez más recordadas.[/FONT][/SIZE][FONT=Times New Roman]

    [SIZE=3][FONT=Times New Roman]Le doy gracias a tu familia por regalarme esa Sonrisa.[/FONT][/SIZE][FONT=Times New Roman]

    [SIZE=3][FONT=Times New Roman]Hubiera disfrutado de recibir una sonrisa de mi uñero. Es decir, tomarme aquella experiencia insípida como algo positivo, jocoso y divertido. Haciendo un repaso mental, me parece que traté de que así fuera.[/FONT][/SIZE][FONT=Times New Roman]

    [SIZE=3][FONT=Times New Roman]Cuando algún día este internado en algún centro médico (pienso yo, muy pronto) me gustaría recibir una de esas cálidas, inesperadas y vigorizantes sonrisas. Una sonrisa tuya, de tu papi, de tu mami, de José Luís, de Magdiel y claro de otros muchos amigos y amigas. [/FONT][/SIZE][FONT=Times New Roman]

    [SIZE=3][FONT=Times New Roman]Amo, aprecio y valoro tu familia de forma educada y honrosa. Gracias por ser parte de mi vida, gracias por ser amigos que me alegran el alma. [/FONT][/SIZE][FONT=Times New Roman]

    [SIZE=3][FONT=Times New Roman]Gracias por regalarme a mí y a mi uñero una sonrisa tierna y dulce. [/FONT][/SIZE][FONT=Times New Roman][/font][/font][/font][/font][/font][/font][/font][/font]
     
    #1
    Última modificación: 1 de Abril de 2010

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