Eliminado por el autor.

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Alguien me escribió una vez que los finales felices no existen y que son improbables.
Que nunca debería esperarlos ni buscarlos porque nunca sucederían.
Que todo era una absoluta y burda mentira.
¿Y qué hice yo?

Inventarios de finales felices.
Cree una lista completa de probabilidades y escribí todas mis verdades.
No puedo ni quiero morirme sin un final en buenas condiciones.

No te rindas porque has amado y te han amado.
Algunos solo podemos imaginarlo y soñarlo.
Eres afortunado.

 

Soy afortunado, porque he amado con todo lo que tenía, y más que pedí prestado.
Pero no tuve finales en buenas condiciones.
Me han golpeado fuerte...

 

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¿Qué escritor que se precie no ha sido vapuleado y descuartizado por el infatigable y poderoso pajarito del amor?

¿Cómo hacer poesía sin llorar ni patalear?

Cuánto más nos duele más bello escribimos.
Habrá que sacarle algún partido a ésto de tener el corazón latiendo en las manos.
Escribir es sano.
Doy fé de ello.
Desde que escribo no tomo la píldora del sueño, ni la de no llorar ,ni la de la risa.
Estoy más cuerda que nunca.
Soy capaz de hacer todas ésas cosas por mí misma.

 

Escribir es poderoso. Te arranca la tristeza de las tripas y te limpia hasta los rincones más oscuros del alma. Te sana porque te vacía de dolor. Y nos hace sentirnos cuerdos, a pesar de que hay que estar un poco loco para entregarse a las palabras...

 

Si alguna vez te fallan las palabras y de pronto crees necesitar una píldora de dormir, o de no llorar, o la de la risa...
Búscame.
Me encantará ser la medicina, que te haga sentir cuerda, y te vuelva un poco loca...

 

Querido Nube:
¿De cuántas dosis dispones?
Tengo que administrarte a pequeñas cantidades.
Porque no tengo medida y podrías romper todos mis muros hechos de ruinas.
Eres la huella perfecta de un deseado poeta y de una historia incompleta.
Te busco y estás a mi lado.

 

Los muros que construimos con ruinas y con restos del naufragio, los hacemos bien altos, para que nadie pueda saltarlos y no podamos mirar lo que nos asusta del otro lado.
Pero tienen el punto débil de que las ruinas, son ruinas al fin y al cabo. Y sólo hace falta el empujón adecuado.
Empujaremos.
Entre dosis y dosis, empujaré contigo...