Paris

Las tres gracias paganas,desnudas en su cuerpo de albor matutino,se congratulan besando en las palpitantes sienes de rosa entreabierta al joven Paris,el cual ríe como un recien niño salido del vientre de la madre tierra.A lo lejos el sol,tambaleándose entre la bruma pasajera de una mañana de aliento divino,brilla sobre la enjoyada vega donde los tulipanes susurran palabras de dicha y amor.Entonces,el joven troyano se iergue y blande un cetro de divino refulgir relampageante y,hundiéndolo en el abismo que sobrenaturalmente se abre a sus pies,hace nacer gemas de violáceos colores que brillan como los ojos despiertos de la ya cercana noche de insomnes misterios nunca traicionados por los númenes de los muertos;los cuales esperan impacientes de posesionarse del cuerpo del soberbio mancebo:quien canturrea con gloria y posesión extática al crepúsculo que ya ha apagado con su telaraña de negro acorde en si bemol al astro rey.La aurora pasó rauda para dar cobijo a la triste tarde de semblante perezoso...y es en el crepitar eterno de la obscuridad donde se escucha un sobrecogedor alarido de aires femeninos:es Paris,el cual yace muerto sobre hierbas requemadas,con su cuerpo hierático de gladiador soberano y manchadas sus mejillas con el funesto color carmín que anuncia la trasnochada finalidad de una jovialidad ya apagada en ciernes.