pasion y locura

Era una tarde de septiembre cuando lo conocí; recuerdo que estaba lloviendo y mi abrigo se había empapado completamente, busqué un refugio para escampar y de repente, apareció ante mis ojos la criatura más bella que jamás había visto...
Tenía ojos oscuros y labios rojos, los recuerdo eran rojos como la sangre, como el color de las rosas, como el rojo atardecer que solía contemplar cuando era niña.

Quedé sorprendida al verlo, no me atrevía ni a mirarlo; Dios era tan hermoso, tan sublime, tan inocente...
Mis ojos seguían el curso de sus dedos que paseaban entre sus cabellos, haciendo que el agua se escurra como diminutos riachuelos de rocío.
Aquellos cabellos negros danzaban entre sus delicados dedos como acariciando la belleza oscura que éstos desplegaban a cada suspiro del viento helado sobre su cabeza.
No podía mantener la mirada, pero tampoco quería apartarla... De repente, el volteó su cabeza mirándome profundamente, penetrando mi alma dejó dibujar en sus labios una preciosa sonrisa que era una amalgama de emociones: Tristeza, felicidad, nostalgia, pasión, amor.... ¡Qué se yo!
Tanta belleza, tan poco tiempo, tan pesada mi lengua que se congelaba tratando de al menos susurrar algún juvenil piropo.
Pero no había palabras, no existían letras ni emociones tales para conjugar el sentimiento y la pasión que llevaba dentro de mí. ¿Es que acaso estaba enloqueciendo de amor?

​

Quedé congelada en aquel instante que el sonreía, no pude hacer nada, ni el más mínimo intento de movimiento. Tímidamente agachó la cabeza... Levantó la mirada y lentamente empezó a acercarse hacia mí.
- ¿Qué haces robándome el alma con la mirada - me dijo y acto seguido me besó tan tiernamente que en un instante pensé estar besando un copo de algodón.
Sus labios eran tan suaves y voluptuosos, era como darle un mordisco a alguna fruta exótica pues en cada roce de nuestros labios, el éxtasis y el deseo carnal ardían en mi pecho como si tuviera un volcán interno que estaba a punto de hacer erupción.

¡Por Dios! - me dije - me ha besado dios mismo...
Al abrir los ojos el no estaba, se había esfumado y yo ardía en fiebre, con mis ropas estiladas hasta la última costura.
Dejó de llover un instante y salí desenfrenada buscándole. ¿Gritar su nombre? Pero como? Si no me lo dijo.
No supe que hacer, a donde ir ni que palabra modelar; ¡carajo! Ni una maldición adecuada era suficiente para rescatar algo del desastre en el que me encontraba.

Regresé a mi casa sin dejar de pensarlo, aún conservando el perfume que sus ropas despedían; estaba desconsolada y enamorada.
Entré en mi habitación y me quité la ropa; encendí la calefacción y cubrí mi cuerpo con una cobija... Mi mente perdida en el vacío de mi corazón fijando la vista en la llama de la vela que se extinguía junto con la esperanza de volverlo a ver.

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Pasaron unos días y aparentemente me recuperé, el médico me recomendó descanso y por sobre todo ningún roce con algo que me recordara aquella tarde... Estaba al borde de la locura y todo por un beso que me amargó el alma...
Estaba yo acabada, demasiado triste, deseando la muerte a cada momento. El reloj era el verdugo que marcaba el compás de mi desventura.
¿Quién eres amor mío? - me preguntaba todas las noches - no existía lógica en mi caso, pues no era lógico ni racional el profundo amor que me estaba matando a cada momento.

Esa noche me fui a dormir, apagué las velas y me recosté casi desnuda sobre las frías sábanas pues me sobrecogía un calor tremendo, inaguantable...
En medio del trance que trae consigo la somnolencia, mi puerta se abrió y una silueta apareció frente a mí. Sus formas de hombre talladas en el mármol de su esbelto cuerpo, dejando ver su desnudez tras el manto blanco que lo cubría; sus manos ondeando mil colores, cortando el viento húmedo de mi habitación... Estaba casi sin aliento cuando apareció ante mis ojos el rostro del dueño de mi corazón.
Era mi amado, mi sueño y delirio pasional; con sus manos tomó mi rostro y acercó su boca a mi frente; me envolvió de ternura, de pasión; besó todo mi rostro y al llegar a mis labios me envolvió con su forma de amar, de transmitir lo que parece inalcanzable, me hizo volar a otras esferas, a otros niveles del éxtasis.
Esa noche, nos amamos con locura; esa noche saboreamos el placer... Al amanecer estábamos flotando entre los vapores de nuestras almas, éramos los dos navegando entre las fusiones de dos universos; de dos cuerpos extraños, estábamos combinados en un solo sentir...

​

Pero al despertar, estaba yo sola entre mis sábanas, con un dolor tremendo en mi espalda y con una rosa roja sobre la almohada.
Estaba desconcertada tratando de averiguar el por qué, la razón de aquel fugaz e irracional encuentro. ¿Sería cierto que lo vi?, talvez estuve soñando, envuelta en la fiebre me dejé llevar de mi deseo de verlo, de tenerlo... ¡qué pasó!

Cada segundo de mi existencia suspiraba su recuerdo, cobijado de la nostalgia pasaba las noches en vela pidiéndole a Dios que saque de mí ese amor extraño, ese amor sin dueño y que a cada momento se hacía más y más grande aunque mi amado me había roto el alma en mil pedazos.
Tantas veces recordé ese cuadro, aquella escena de la tarde de septiembre cuando carcomida por la fiebre pude encontrar el amor, aunque de tanto pensar llegué a odiar mi condición y a odiar al corazón humano, a las emociones...
Mas cuando venía la calma, cuando pensaba en aquellos dos encuentros, pude darme cuenta que le debía tanto a aquel caballero, que sin saber su nombre, me dijo muchas cosas en el silencio, en medio de sus caricias, deleitadas por sus besos, extasiadas en la delicia de su desnudez.

Una mañana me preparaba para salir a la universidad, cogí mis libros y en la premura con que salía, cayó un papel color negro. Lo levanté y al abrirlo, con letras rojas encendidas estaban escritas las palabras más hermosas que jamás alguien me haya dedicado: Decía - TE AMO - y sabes que? Se me partió el corazón en mil pedazos, cayendo rendida ante dos palabritas que derritieron mi espíritu y secaron mis ojos pues, he aquí que lloraba cual bebe.
No asistí a clase, me quedé todo el día embobada leyendo el papelito, suspirando, sonriéndole a la nada; estaba esperanzada, convencida de la existencia de ese ser angelical que en forma de hombre se robó mi corazón... Intrigada fijé la vista en las rojas letrillas y se me vino una visión, quizá un desdoblamiento óptico, un sueño profundo; el caso es que ese papel decía algo más:
Ven, ven amor mío, embriaguémonos de amor hasta que raye el alba, entra en mi cuerpo y seamos uno, que nuestro corazón sepa que el amor no es parte de la vida, y va más allá de la muerte...
Espérame en el parque del Perseo a las 2 de la mañana, yo estaré allí y te diré mi nombre y seré tuyo y tu, mía para siempre...

​

Al despertar estaba en un hospital, me sentía hambrienta, tenía cables y agujas por todo lado; mi familia y amigos entraron por la puerta; todos lloraban, me abrazaban, me besaban, yo no sabía que estaba pasando, luego me enteré que había estado en un coma por 3 meses... Me había caído por la baranda de la cafetería y me golpeé la cabeza; unos amigos dijeron que caminaba con los ojos fijos en un pedazo de papel negro, como una sonámbula...
Me recuperé y me dieron de alta a los pocos días; volví a mi casa y llevé una vida normal por un buen tiempo. Una noche entré rendido por el estudio me quedé casi dormida, aunque aún podía escuchar....
Escuché que se abrió la puerta y que alguien vino y me besó en la frente, se acercó a mi oído derecho y me dijo: Te esperé en el parque esa madrugada mas no fuiste, al abrir los ojos, el estaba ahí, justo frente a mí.

- Quién eres? - le pregunté
- Me llamo Gabriel, y te he amado siempre; sin saberlo te he amado incluso ahora que estoy muerto; regresé a este mundo, a esta vida para verte. Me atropelló un coche hace ya 10 años, y mientras me iba por un túnel lleno de luz, lo único que recuerdo era a una niña de unos 12 años, la única que intentó ayudarme llamando a la ambulancia por un teléfono cercano; estabas llorando, desesperada, queriendo ayudarme aunque no me conocías... Mientras me iba prometí volver algún momento para darte las gracias, no me imaginé que me iba a enamorar de ti, perdóname!, yo quedé atónita pues en verdad eso ocurrió cuando yo era niña.
- yo también te amo, yo también quiero estar contigo - le dije -
No voy a separarme de ti Gabriel, te prometo que voy a estar contigo y te voy a amar por toda la eternidad.

​

Sonó el despertador de mi reloj de pulsera, estaba en la cafetería, el mismo día que tuve el accidente; cómo era posible esto?... Aturdida salí de ese sitio recordando el coma, la noche anterior con Gabriel y el relato de mi niñez... fui a una cafetería cercana donde solía ir con mis amigas luego de clases.
me senté en una mesa y pedí un café ... de repente sonó mi teléfono celular y era mi padre preguntándome si efectivamente había recogido el revolver que dejó olvidado en su oficina. Abrí mi mochila y en verdad ahí estaba. Le respondí que sí y me despedí diciéndole que regresaría a casa pronto.
Una sonrisa se dibujó en mi rostro en ese momento, en medio de mi confusión me vino una idea y por primera vez en mi vida estaba muy segura de lo que iba a hacer.
Es por eso querida madre, que escribí esta carta, no es un método razonable de explicarte las cosas pero es mejor que no decirte ni una palabra de despedida.
Haya o no estado loca, quiero que sepas que estoy enamorada... Voy al parque del Perseo... a ver Gabriel, ojalá pudieras verlo, tu también quedarías encantada con el
Te quiero muchísimo, dile a papá que no me espere despierta, no llegaré a casa hoy... Ah por cierto, dile que no espere el revolver de vuelta, que lo amo y que siempre estaré con él...

Con todo mi amor,
Tu hija.

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Besos ya brazo de oso
Andele has creado una historia de amor de dolor, de ilusione de esperanza y de refugio; cuantos sentimientos; cada línea tiene vida propia ...

 

triste y apasionada historia la que has creado... encantada de conocerte a través de esta letras...

 

Increíble, no me imaginé jamás el final. Bendiciones, estrellas y reputación. Todo un gusto haberte leído.

 

Hola,
me dejas atrapada y perdida
entre tantas palabras,
Un gusto lestrellas
¡SONRIE!

 

gracias mujer bonita :::hug:::

 

Una creacion hermosa, de sentimientos profundos y bellos querida amiga.
gracias por compartir esta historia de amor.

Tualma

 

Hasta el despertar en el hospital me gustó mucho, después me parece que pierde vuelo...

 

Hermosa historia, me condujiste a un mundo fantastico, me encanto!

Saludos...