Periodímen y el Lázaro Andrajoso. Segunda historia. Capitulo 1.

PERIODÍMEN Y EL LÁZARO ANDRAJOSO. SEGUNDA HISTORIA​

(CAPITULO 1)​

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Ciudad de los ángeles, donde los ángeles de la naturaleza prohibida, se adentraban en las columnas más oscurecidas y donde los alientos de los perros sarnosos, se contagiaban de enfermedades, y se dilataban los quehaceres de la magia oscura. Terremotos hundiéndose en las profundidades de las olas del mar, y estas salpicaban la sal que calmaba la ansiedad del enfurecido fenómeno. Angeles malignos, se conocían como Anyeliscos, donde su hambre omnívora se disparaba hasta endurecer las pieles de los humanos y de esto se pasaba a la voracidad de destruir la ciudad que llevaban los nombres de sus reyes, que habían conquistado la ciudad a través de la cara cristalizada y poseída de la ley desfigurada por la incorporación de muertes, donde los espíritus se repetían y se adueñaban de almas denominadas almabutriquias, que se dispersaban por toda la ciudad. Además había un vagabundo que le decían el Lázaro Andrajoso, y lo llamaban así porque su cara iba toda cicatrizada por rasguños que le habían hecho los Ronsedores, unos animales que pertenecían a la familia de los gatos bioserdicos, que eran animales de piel oscura, orejas que hacían rampas a través de su coordinación, para atacar por medio de sus orejas, y morder con dientes de puñal, además tenían un salto altamente cualitativo, o sea unos saltos que desprendían velocidades de alto voltaje y desaparecían en las sombras adueñadas de la química de lo oscuro con lo poderoso.

Periodímen estaba de vacaciones, hasta que de pronto sus noticias le llegaron a su encuentro, y se adentro ante la eterna razón, de ver como sus hojas lo arrastraban hasta los ángeles vía teletransporte informático venido de las altas tecnologías, que se venían hacía el lugar donde su velocidad karguiaca, que era velocidad provocada por la suerte desnudada y hecha en claves adiestradas para la lucha, pues debía de luchar con los Anyeliscos, y golpearles a través de su mente y mandarlos a los túneles enterrados por brasas de fuego, que desesperaban a la muerte de los calabozos sin pozos, donde se describía el fuego humillante de las infidelidades de los humanos, condenadas ante cada llevadera luz de sol como si fuera como un candelero de oro intenso, donde la gloria era para los maleducados Anyeliscos. De pronto Periodímen descubrió algo sobre lo que poner pie a la batalla, y era que fotografió a los Anyeliscos y fue a una velocidad para matar sus alas que descosian al cielo, quitando a las estrellas, y martirizando a cada aire espacial, era como enfrentarse a donde todo se basaba en las columnas de fuerza, que aguantaban al cielo, por no decir que todo estaba muriendo de soledad, y si encima se caminaba por las muertes, y se derretían las almas inocentes, era cuestión de soplos espiritistas, que la ciudad de los Angeles estaba poseída por oscuridades que guiñaban cenizas a los ojos de la aventura. Ya había que decir que los vientos de los países se unían, y después se estrellaban para crear a los Partuks Consieledis, unas especies de monstruos que aterrizaban a la tierra y ayudaban a Periodímen y este les hacía publicidad, cada vez que se veían en la rabia de la amargura maligna, además conoció a Lázaro Andrajoso, que era el vagabundo y ambos montaron las profecías en muros de pensamientos, para que con la fuerza de los Partuks Consieledis unieran las habilidades para destruir a los miserables Anyeliscos.

 

Interesante y muy extraño!!!!!!!!!!!
Veremos como sigue la historia??
Go on writing soon, please!
Eduardo.