Perorata

PERORATA
Soy feliz, libre y me muevo como el viento: “Castillo encantado” de mí vida, soy joven y las chicas dicen que soy guapo. Me importa un comino las críticas de los que me envidian, por la personalidad que me caracteriza: Estudiado, leído con alguna experiencia de mis años, pocos pero a mí juicio bien vividos. Profeso mi propia filosofía: No me gustan las grandezas, más bien me identifico, con los que menos tienen, necesito del dinero pero, pero no me llama la atención la riqueza, pues envilece el sentido común del ser humano, perdiendo el vínculo de pertenencia entre hermanos, cuando de ayudarnos se trata, para vivir una vida digna, hermosa, humilde sin más pretensiones que la existencia del yo mismo, intrínsecamente hablando, cuando se tiene la conciencia limpia, de no ofender a alguien por andar vagando, supuestamente sin oficio ni beneficio, a los ojos de una sociedad que recrimina, objeta, critica y no perdona por no pertenecer a esa multitud moviéndose en busca de lo vano, que no llena el espíritu motor del bienestar del ser humano, sin llegar al fanatismo de las religiones, cuyos integrantes, son del mismo redil de toda esa gente que no mueve un dedo, por el prójimo, sino viceversa, pensando en la riqueza de sus bienes amasados con mentiras de salvación del alma de los pecadores, pues en la tierra todos somos imperfectos, por eso ahí voy con mi vida a cuestas observando la reacción de ese prójimo, escuchando sus verdades y creencias, que por educación respeto pero no comparto, en razón a las mías apegadas a mí intelecto, por lo que me ven con ojos de pocos amigos, porque saben que no soy condicional en ese aspecto. Sí les surgiera alguna necesidad, estoy presto a brindarles mí ayuda; un consejo; un abrazo. Sé que eso no quita el hambre, pero cuando menos la ansiedad que ésta provoca, hasta llegar al robo, asesinato, asalto y cuanto, y todo lo denigrante de quien está perdido en esa materialidad. Cuando puede alimentarse de palabras, buenos pensamientos, en solicitud de comida, si la sabe pedir con inteligencia sin humillarse, pues siempre habrá gente buena como mi pensamiento, que cuando tengo doy a manos llenas. No pretendo ser santo, simplemente ser libre; es una filosofía bien centrada, aunque en mi vestuario no muy presentable, pero dentro de mi alma soy inmensamente feliz.
Después de aquella perorata de palabras de un joven familiar, que si bien es cierto efectuó estudios para ser un profesional en el ramo de la tecnología actual, con el esfuerzo de su madre, soltera y muy trabajadora, y luego de pasar y ganar exámenes de ingreso a la universidad, en la carrera de sicología, se arrepintió enseguida, por según sus argumentos de estar seguro no era su carrera, no sentirse realizado. Por enojo de su madre cambió a ciencias de la comunicación, aprobado el examen de admisión , que abandonó, por cuya causa su madre le retiró toda ayuda y mandó a trabajar, y por su inteligencia fue aceptado pero tampoco se quedó. Fue que a partir de allí empezó a vagar, se descuidó en su presentación personal, en razón que su ropa se empezó a desgastar, calzado con chancletas, desastre total en contraste de quienes lo vimos siempre muy arreglado. Con su mente llenos de proyectos y grandezas de lo que era capaz de realizar, como cantante, profesor de baile, comerciante, pero nunca de lo que en realidad es experto: Programador en sistemas de computación. Trabajo que dejó en virtud de su falaz filosofía, de no ser esclavo de su tiempo, y tener que trabajar mientras sus amigos se divertían. En un encuentro verbal que sostuvimos, casi lo convencí, que todo aquello no era más que un pretexto, por ser un desobligado, desagradecido, e ignorar su potencial intelectual, los años de estudio y empleos perdidos; no por ineptitud sino por negligencia, y llevarle la contraria a su madre, que por otro lado ayudaba con dinero, que ahora se lo proporcionan sus amigos. Poco convencido pero para llevarme la corriente, se colocó en nuevo empleo, pasadas varias semanas, y se volvió a ver aquel joven elegante, por el salario que por comisión le pagaban, muy dado a la modernidad, con aretes, y ese artilugio en la nariz, gamonal con sus amigos, con sueños de llegar hacer empresario.
Al tiempo lo vi de nuevo, lo había dejado todo otra vez, me duele me dijo, estar encerrado los domingos trabajando, mientras mis amigos se divierten. Me visita muy poco, pero ya sabe mi punto de vista respecto a su filosofía de vida, aunque en su visita más reciente me comunicó de un nuevo empleo en perspectiva, lo que me hace pensar en lo que se dice: Que los jóvenes son el futuro de la patria, ojalá no sean muchos los que piensen como él, y que cambie de actitud.
cristóbal monzón lemus.

 

Ojalá. "Piedra movediza nunca moho la cobija"

Ineresantes líneas Cristobal.

Gracias por compartirlas.

 

Interesante y sabia sentencia, amigo cesarfco, a propósito de lo escrito, más que todo con el afán de descubrir una realidad, que no se sabe con cuanta regularidad se puede estar dando entre los jóvenes, lastimosamente perdiendo su tiempo. Te deseo buen principio de semana. Crimolem.