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Persecución en Caliente

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Luis Fernando Tejada, 27 de Abril de 2011. Respuestas: 0 | Visitas: 413

  1. Luis Fernando Tejada

    Luis Fernando Tejada Poeta reconocido

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    Diez años después.

    El presidente entró a la sala de conferencias en el segundo piso de la casa de gobierno donde lo esperaban una docena de generales. Estaba molesto porque días antes el vocero de las guerrillas había dado una larga entrevista a un periodista extranjero en las selvas del sur y coincidencialmente, en esos mismos días, había anunciado el incremento de las tropas en la región y no podía explicarle a la opinión pública la facilidad con que se movía el jefe guerrillero y sus tropas.

    -El aparato de inteligencia se mueve a paso de tortuga-

    Les dijo severamente el jefe del Estado al grupo de generales frente a él y se quejó de que a pesar de los esfuerzos del gobierno para fortalecer las fuerzas de seguridad parecía que no adquirían compromisos, ni veían la necesidad y la obligación de localizar y eliminar los objetivos militares.
    La atmósfera era tensa, pero de pronto el jefe de inteligencia de la policía tomó la palabra:

    -Sr. Presidente, en realidad, la inteligencia cojea pero llega, como la justicia, ya tomamos las medidas adecuadas. En cualquier momento le daremos buenas noticias, es cuestión de paciencia-.

    Después de la reunión de varias horas con los generales el presidente volvió a sus oficinas. Para él era una cuestión de honor y la asignatura obligatoria de estas, del consejo del Comando Conjunto de Operaciones Especiales, compuesto por todas las dispersas fuerzas de inteligencia militar y policial, era discutir como y cuando capturar o eliminar a todos los miembros del Secretariado de las guerrillas.

    Este nuevo organismo no había mejorado las cosas. Parecía que las distintas fuerzas, en razón de la costumbre y los celos, se negaban a trabajar juntas y a compartir los datos de Inteligencia. Después del tirón de orejas, accedieron a unir las informaciones de los grupos independientes, con la misión de trabajar permanentemente por la localización de los miembros del Secretariado de las fuerzas alzadas en armas.

    El manejo y coordinación de las células le fue encargada a un teniente coronel veterano de guerra, Guzmán, el cual escogió 12 hombres para buscar en el Putumayo al segundo hombre en importancia de las guerrillas, que al parecer se hallaba acampando en territorio ecuatoriano, muy cerca de la frontera.

    El oficial y sus hombres se desplazaron a la capital del departamento del Putumayo, Puerto Asís y se asentaron camuflados entre la gente, inclusive compraron tierras en la región fronteriza e instalaron una almacén en el casco urbano, contando además, para evitar filtraciones, con la prohibición expresa de salir hacia sus sitios de origen y menos a la ciudad de Bogotá, para así impedir cualquier contacto con los colegas, familiares, amigos o infidencias de borrachos, que podían derivar en la consecuente frustración del plan.

    Las pacientes actividades de inteligencia en esa capital comenzaron con los días a mostrar resultados. Uno de los agentes encubiertos logró ganarse la confianza de un miembro de los anillos de seguridad del jefe guerrillero, que efectivamente acampaba cerca a la frontera con Colombia, en territorio ecuatoriano.

    Los informantes infiltrados en esa organización guerrillera, intensificaron en los meses siguientes las labores de inteligencia y obtuvieron la información sobre la estadía frecuente, en territorio ecuatoriano, de parte del segundo hombre del grupo guerrillero. Sobre la base de esos datos, el mando de la inteligencia militar desarrolló las operaciones contra el guerrillero, que tenía la sana costumbre de cambiar de itinerario en el último minuto, actitud que se encuentra recomendada en el ABC de los manuales de entrenamiento de todos los subversivos del mundo y que dejaba frecuentemente sin piso cualquier plan en su contra. En poco tiempo pisaron los talones del buscado hombre que decidió construir refugio improvisados en la selva vecina, en donde recibía a periodistas e inclusive senadores que discutían sobre el intercambio de rehenes con el gobierno central.

    Debido a las medidas extremas de seguridad, tomadas por Guerri
     
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    Última modificación: 8 de Enero de 2013

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