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Personajes de Metro

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por *aLy*, 8 de Octubre de 2013. Respuestas: 0 | Visitas: 429

  1. *aLy*

    *aLy* Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    28 de Octubre de 2007
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    Ocurre aquí, en un vagón de la línea 1 del Metro de Santiago, la atochada mañana de un Martes cualquiera, horario punta del dia. Desde una esquina, observo a mi alrededor y al abrir las puertas veo a la típica semi abuelita o señora mayor, esa que corre por un asiento a más no poder, sin importar a quien le ponga su zapato de taco encima; pero ojo, si no logra un lugar lo más seguro es que se pare al lado, por no decir pegada o encima de alguien que se haya sentado, mostrando cara de cansancio y si es necesario, empujando un poquitito para que le cedas tu asiento. Existen tantos casos típicos y diferentes, que cada uno en su estilo me llama la atención. La joven estudiante, por ejemplo, que casi siempre, apretada y en el rincón que sea, lleva su cuaderno o un montón de papeles subrayados con destacador fluorescente; son estudios de última hora, el llamado calentamiento de materia.
    Otro de los que puedo mirar, es el tipo relajado; aquel que usa gafas negras, con sus audífonos puestos y ensimismado en su mundo entre el sueño matutino y la música; puede ir así, por haber ido a una fiesta la noche anterior, quien sabe.
    Mientras sigo analizando, diviso a un clásico personaje de las mañanas: el oficinista, de camisa y corbata, recién bañado y perfumado, que al pasar deja una estela de olor a Paco Rabanne o Calvin Klein. Y en versión femenina, vendría siendo la ejecutiva de cabello ordenado, zapatos de tacón, y con su gran cartera bajo el brazo. Pienso que es uno de los más característicos a esa hora por algo lógico.
    No puede faltar el o la escolar, con su uniforme alternativo, porque uniforme escolar como tal ya no se ve en estos tiempos; es la combinación de estilo urbano- hippie-indie- rock- fashion con accesorios light pero no por eso menos llamativos; si es hombre casi siempre lleva su gorro de tela de buzo o jockey en verano, sus manos en los bolsillos o afirmando la mochila casi vacía, en la parte delantera (además, para que no lo acusen de ningún toqueteo indebido); no me he fijado aún, en alguna peculiaridad de las mujeres escolares de ahora, así es que pasaré mi visión para una próxima oportunidad.
    Infaltable igualmente, son la señora o el caballero que se afirma en el pasamanos de la puerta, aquel que no se mueve ni un centímetro con tal de que no le quiten su espacio; es su pasamanos, suyo y de nadie más; si se lo intentas quitar, debes esperar al menos una mirada con aires de ¡busca tu propio espacio! yo llegue primero.
    Pero lo que siempre veo, es la experta en maquillaje con movimiento; por ir atrasada, o simplemente por ahorrar tiempo en su casa, llega y saca su bolsito de cosméticos con cada cosa (a veces inimaginables hasta para mi que soy mujer), y aplica kilos de máscara de pestañas, sentada o parada en el vagón; en oportunidades el ritual de belleza completo demora lo que lleva su transcurso desde que sube hasta que baja del vagón, y generalmente son más de seis estaciones las que se recorren.
    Así, me doy cuenta que casi la mayoría de las personas encarnamos todo un personaje digno de analizar; si bien existen ciertos detalles característicos del horario, como el ir tan apretados entre todos, que si va una persona de cabello largo delante de uno, practicamente nos podemos “comer” su pelo; o al tipo inconsciente que ve que el vagón se encuentra en su capacidad máxima de espacio, y no se le ocurre nada mejor que sentarse en el suelo (en estos casos, y para no pasar a mayores o discutir, no queda más que pegarle una pisadita de vez en cuando, simulando perder el equilibrio para que se de cuenta de que a esa hora, específicamente a esa hora!, es imposible ir sentado en el piso con el tumulto de gente...sutilezas de la vida); y no dejaré de mencionar al que sube o baja con su bolso tan grande, sin pedir permiso a nadie y pegándole a cualquiera en la cara.
    Es interesante y a la vez cómico lograr ver tantas particularidades en las personas, como típico de nuestro diario vivir; todo esto lo pude observar a mi alrededor, cuando subi a un vagón del Metro de Santiago, en una mañana, horario punta de un día cualquiera.
     
    #1

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