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Peruchito, el niÑo que querÍa tener un caballo

Tema en 'Prosa: Infantiles' comenzado por Maria Teresa Fuenmayor T., 6 de Septiembre de 2011. Respuestas: 4 | Visitas: 2117

  1. Maria Teresa Fuenmayor T.

    Maria Teresa Fuenmayor T. Poeta recién llegado

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    figura-caballo-negro~14703058.jpg Peruchito era un niño que vivía en Caracas, en el piso 17 del Edf. Caroata del Complejo Residencial Parque Central. Tenía la suerte de vivir cerquita-cerquita del Museo de los Niños, de tener en Planta Baja el Núcleo San Agustín de la Orquesta Sinfónica Infantil y de contar también con la cercanía de una Academia de Natación, sin embargo, nada de esto le entusiasmaba ya que el mayor deseo de Peruchito era…tener un caballo.
    Al llegar la fecha de su cumpleaños era el regalo que pedía y todos los años sus padres le explicaban las mil y una razones por las cuales un niño que vive en el Piso 17 de un Edificio en Caracas no puede poseer un caballo. Peruchito escuchaba con los ojos muy abiertos, sin chistar…pero el siguiente año su solicitud seguía siendo la misma.
    Quería tener un caballo y criarlo allí en el apartamento. Los detalles como “Un caballo no sube escaleras”, “Un caballo no cabe en un ascensor”, “Un caballo necesita espacio para correr y trotar a diario y por eso no puede vivir en un apartamento” no hacían mella en su ánimo…era como si jamás escuchara los “no” y a su mente llegara sólo el resto de cada frase: “Un caballo sube escaleras”, “Un caballo cabe en un ascensor”, “Un caballo necesita espacio para correr y trotar a diario y por eso puede vivir en un apartamento”.
    Un domingo Peruchito fue con sus padres a pasar la tarde en el Parque Miranda, el más grande de Caracas. Colocaron un mantel en el suelo y almorzaron allí, rodeados del verdor natural. Peruchito comió con rapidez impaciente por comenzar a explorar los alrededores, corretear, hacer amigos… Estuvo jugando al futbol un rato con los hijos de una familia que había extendido su mantel casi al lado de el de ellos, pero cuando se fueron se quedó solo nuevamente. Papá hacía una siesta en tanto mamá leía un libro y él de pronto escuchó un relincho cercano. Guiándose por el sonido
    que se repetía, llegó tras unas matas de bambú que se encontraban allí y vio un caballo precioso. Negro como el azabache, de crines suaves, cola poblada. Rosados los belfos, inteligente la mirada.
    Mordisqueaba el pasto y cada tanto sacudía la cabeza y dejaba escapar un suave relincho. Miró hacia donde estaba Peruchito y …
    le sonrió.
    Peruchito pensó que tal sonrisa había sido producto de su imaginación, pero de pronto el caballo avanzó hacia él y guiñándole un ojo le dijo:
    -Hola, Peruchito…
    -¿Qué? ¡Puedes hablar…y sabes mi nombre!
    -Claro que lo sé. Siempre lo he sabido. Porque vengo de tu mente…del lugar donde se producen los sueños…
    -Entonces…te estoy imaginando.
    -No ahora…pero me has imaginado durante tanto tiempo y con tanta fuerza que dejé de ser pensamiento y me he cristalizado acá…soy la respuesta a tus deseos.
    -Pero…¿Cómo es posible?
    -Bueno, ayudó un poco la magia de este lugar ¿Sabes? Acá hay un portal interdimensional…sin querer, hoy lo traspasaste justo mientras metías un gol…y…cosa extraña en un chico…estabas pensando en mí cuando chutaste el balón. La alegría del gol, la emoción tuya y el pensamiento fijo siempre en mi atravesó el portal…llegó hasta la tierra de los sueños invisibles y me trajo acá…hecho realidad para ti…sólo para ti. Todo en sólo fracciones de segundos.
    -¡Es increíble!
    -Mmmmm…un poco, s텿Quieres que te pasee?
    -Pero no sé montar. Nunca lo he hecho.
    -Ja,ja,ja…tranquilízate. Vengo de tus sueños, soy parte de ellos y cabalgarás en mí con tanta facilidad como lo has hecho miles de veces en tu imaginación. Oh, debo advertirte algo: Irás sobre mi, pero sólo tú me puedes mirar y escuchar. Los demás verán que pasas corriendo tú…no percibirán mi presencia en forma alguna. Adelante, móntame. Déjame que me aparte un poco y ahora toma vuelo y hazlo como lo has imaginado: como monta el Zorro a Tornado.
    Peruchito se sorprendió de ver cómo el caballo sabía esto, pero…¡Claro! ¡Tenía qué saberlo! ¡El mismo provenía de su mente!
    Realizó una corta carrera a toda velocidad y se impulsó para saltar.
    Esa carrera y ese impulso le habrían servido para elevarse diez centímetros a lo sumo, sin embargo, salió despedido por los aires casi como si volara para aterrizar a horcajadas sobre el lomo del corcel que de inmediato arrancó a todo galope.
    Peruchito vio su sueño hecho realidad: correr a campo traviesa montado a caballo ¡Y en su propio caballo! Pasó al lado de sus padres quienes apenas le dieron una rápida mirada y continuaron enfrascados ella en su libro y él en su siesta
    Esto le confirmó como cierto lo dicho por el caballo: sólo él lo podía ver. ¿Se lo podría llevar al apartamento?
    -¡Claro que síiiiii!- relinchó el caballo respondiendo a su pregunta formulada sólo mentalmente-.
    Cuando al fin el caballo se detuvo, Peruchito le dijo:
    -Te llamaré Black Prince.
    -Está bien, me gusta.
    -Hijo, ya nos vamos.
    -Okey, mamá.
    Peruchito salió del Parque feliz llevando a Black Prince de las riendas. Al entrar al Metro el caballo no sólo no se hizo lío alguno ni en los torniquetes ni en las escaleras mecánicas sino que entró con suma comodidad al vagón que se encontraba repleto de familias ya de regreso del parque a sus casas. Peruchito suspiró con satisfacción…
    -¡Vaya! ¡Claro que cabrá en el ascensor!
    Black Prince se convirtió en el compañero inseparable de Peruchito y no sólo cabía en el ascensor sino que cuando este estaba descompuesto le llevaba escaleras arriba montado en su lomo hasta el piso 17.
    Black Prince dormía al lado de la cama de Peruchito y hasta le llegó a contar historias para dormir las veces que por algún motivo su mamá no podía hacerlo.
    Todas las tardes el niño hacía sus tareas rapidísimo al llegar del colegio, ayudaba a su mamá en alguno de los oficios de la casa y luego pedía permiso para salir. Recorría los alrededores montado en Black Prince pero sobre todo disfrutaba cuando iban al Parque Miranda, lugar donde el animal trotaba o galopaba lo que hacía las delicias de Peruchito.
    Peruchito conservó a Black Prince durante mucho tiempo, pero cuando salió del Bachillerato lo enviaron a una Universidad fuera de Venezuela, en la ciudad de Córdoba –Argentina- conocida como la ciudad de las campanas debido al elevado número de iglesias de fe católica que allí se encuentran.
    Black Prince le dijo:
    -Estarás muy ocupado allá, no tendrás tiempo ni de cuidarme ni de compartir conmigo. Llévame a Parque Miranda para que pueda cruzar el portal y volver a la época de tus sueños de niños.
    Así lo hizo Pedro -como le llamaban ahora, el mote de Peruchito había desaparecido hacía tiempo del vocabulario de parientes y amigos - sólo que esta vez no lo llevó en el Metro, prefirió ir montado sobre él todo el camino. Conversaron mucho, recordaron tantas cosas compartidas, Pedro sentía que decir adiós a Black Prince era una forma de despedirse definitivamente de su infancia y adolescencia, ya era un hombre.
    Por más que buscaron por el parque Black Prince no logró encontrar el portal interdimensional…entonces le dijo a Pedro:
    -Bueno, igual déjame acá en el Parque, estaré muy bien rodeado de tantos niños que vienen por acá llenos de sueños, esperanzas e ilusiones y tú ve a hacer realidad los tuyos.
    Pedro abrazó el cuello de su amigo con fuerza y se despidió de él con lágrimas en los ojos. A varias cuadras de distancia aún escuchaba los relinchos de Black Prince que le deseaban la máxima felicidad pero con un dejo de nostalgia.
    Pasaron los años y tal como le había dicho su amigo la vida se le llenó de tantas cosas que casi no tenía tiempo para pensar en Black Prince ocupado como estaba con sus estudios. adaptándose a otro clima, otras costumbres, y haciendo nuevos amigos…
    Tuvo su primera novia y también su primer desengaño y poco a poco su carácter se templó entre el estudio, el deber y el esfuerzo convirtiéndose en un hombre trabajador, responsable y honrado pero demasiado práctico, que no dejaba lugar en su vida a las fantasías.
    Se graduó, realizó su posgrado allí mismo y cuando regresó a Venezuela logró rapidamente reconocimiento profesional.
    Formó una familia: una esposa encantadora, dos niños y una niña, estos últimos a cual más bullicioso e inquieto. Se estableció en Valencia, Edo. Carabobo donde vivían ahora también sus padres.
    Un día viajaron a Caracas a realizar unos trámites y llevó a su esposa y niños a conocer el Parque Miranda. Su memoria volvió un poco a los años de su niñez y hubo un destello acerca de su amigo imaginario: un caballo al que soñaba haber encontrado en este parque.
    Conversaba con Loira mientras los chiquillos jugaban en las cercanías cuando de pronto le pareció oír un galope y un relincho:
    volteó y se quedó pasmado al ver a su hijo mayor, el de ocho años, cabalgando como todo un jinete profesional, montado a pelo sobre un caballo precioso. Negro como el azabache, de crines suaves, cola poblada. Rosados los belfos, inteligente la mirada. Con grácil movimiento ambos, caballo y jinete saltaron sobre sus cabezas y mientras el niño reía feliz Black Prince le saludó con un relincho a la vez que le guiñaba un ojo para ir a perderse de inmediato tras los espesos bambúes característicos de Parque Miranda. Miró a su esposa quien también observaba al niño mientras comentaba:
    -¡Pedrito siempre con su corredera! Tendríamos qué vivir al lado de un parque para que soltara a diario esas energías.
    -Si, amor, por cierto...Vi que está en venta un apartamento muy cerca de acá…creo que ya es tiempo de venirnos a la capital…
    Sus palabras fueron coreadas por un lejano relincho, una risa de felicidad y la convicción de que aquel amigo de la infancia…había sido algo más que imaginario.
    CUENTO DEDICADO A PEDRO (PERUCHITO) A QUIEN CUIDÈ Y AMÈ COMO A UN HIJO Y A QUIEN DESEO QUE DIOS LE CONCEDA EL VER HECHOS REALIDAD TODOS SUS SUEÑOS.
    SITIO WEB DE LA IMAGEN: http://www.shopmania.es/juguetes/p-figura-caballo-negro-14703058
     
    #1
  2. Rosa Reeder

    Rosa Reeder Poeta que considera el portal su segunda casa

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  3. Maria Teresa Fuenmayor T.

    Maria Teresa Fuenmayor T. Poeta recién llegado

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    Gracias a tí, Rosa Reeder, por leer y comentar. Me alegro te haya gustado. Un abrazo fraterno.
     
    #3
  4. Glendalis Lugo

    Glendalis Lugo Poeta veterano en el portal

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    Preciosa prosa infantil un gusto leerte,saludos
     
    #4
  5. Maria Teresa Fuenmayor T.

    Maria Teresa Fuenmayor T. Poeta recién llegado

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    Gracias, Mariposa, por leerme y por tu lindo comentario.
     
    #5

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